Puntos clave
- Antes de asumir la presidencia, Javier Milei mencionó que no cooperaría con regímenes comunistas. En su lugar, ha buscado promover vínculos con gobiernos de Occidente. El 2 de abril de 2024, la general Laura J. Richardson –jefe del Comando Sur de EE. UU.– visitó Argentina para fortalecer la cooperación de defensa y seguridad. Uno de los resultados de la reunión fue la decisión de inspeccionar Espacio Lejano, una estación espacial china de 200 hectáreas ubicada en el sur de Argentina.
- La inspección consistió en una delegación de funcionarios argentinos que asistieron a la estación para asegurarse de que la agencia china a cargo de la estación, China Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC), realice exclusivamente actividades civiles. La CLTC opera bajo el mando del Ejército Popular de Liberación de China (EPL). A las autoridades estadounidenses les preocupa que la estación amplíe las capacidades globales de rastreo y vigilancia de China, fortaleciendo sus capacidades militares.
- China no solo ha construido una estación espacial en Argentina, también lo ha hecho en Venezuela, Bolivia, Perú y la Antártica. Supuestamente destinadas a actividades civiles, con estas instalaciones, China está ganando ventaja competitiva en el Estrecho de Magallanes para el lanzamientos de satélites y la expansión militar, lo que puede conllevar a una mayor influencia china en la región.
Introducción
Antes de asumir la presidencia, Javier Milei mencionó que no cooperaría con regímenes comunistas –particularmente el Partido Comunista Chino (PCCh), al cual catalogó como asesino. Sin embargo, en un inesperado giro, su gabinete se ha reunido con funcionarios chinos durante los últimos dos meses para revisar y confirmar la cooperación bilateral.
El 30 de abril de 2024, la canciller argentina Diana Mondino visitó Beijing para reunirse con su contraparte de China. Reconociendo el rol vital de la cooperación china, Mondino enfatizó que el gobierno de Milei mantendría una política exterior amigable con este país. De acuerdo con la noticia publicada en la Embajada de China, Mondino reiteró el compromiso de Argentina con el principio de una sola China y se mostró abierta a fortalecer la cooperación en comercio, inversión, turismo, infraestructura y espacio. No obstante, es incierto si la Embajada de China ha adornado los detalles de la reunión en su nota de prensa.
Uno de los proyectos insignia de la cooperación China-Argentina es la estación Espacio Lejano. Esta iniciativa surgió de un acuerdo firmado entre los dos países en 2014, otorgando a China un terreno ubicado en el sur de Argentina en comodato por 50 años para la construcción y operación de una antena de espacio profundo.
Garret Marquis, ex vocero del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca de EE. UU., criticó el acuerdo como “opaco y abusivo”. Pese a que el acuerdo especifica el uso civil de la estación, este carece de cláusulas de monitoreo y aplicación de sanciones en caso de incumplimiento. Las discretas operaciones chinas realizadas durante los últimos cinco años en la estación con equipo y tecnología de punta han generado dudas sobre potenciales aplicaciones militares.
Además, Espacio Lejano –estratégicamente ubicada cerca del Estrecho de Magallanes y la Antártica– es parte de un esfuerzo más grande de China por expandir sus operaciones espaciales, lo que tiene implicaciones geopolíticas significativas. Las inversiones chinas en infraestructura para operaciones espaciales a lo largo de América Latina fortalecen su influencia global y sus capacidades tecnológicas.
Además de evaluar las potenciales actividades militares de China en Argentina, la presente investigación analiza las potenciales implicaciones de las operaciones espaciales y satelitales del PCCh en la región. Al desarrollar proyectos espaciales extensos en América Latina, China asegura una ventaja frente a Estados Unidos y la Unión Europea. Incluso si no se las utiliza explícitamente para aplicaciones militares, estos activos estratégicos permiten a China defender sus intereses y contrarrestar cualquier represalia de gobiernos occidentales.
Antecedentes
En 2014, Argentina firmó un acuerdo con China para construir y operar una antena para investigación del espacio lejano en la provincia de Neuquén, bajo un régimen de exención de impuestos. El acuerdo incluye el comodato de un terreno de 200 hectáreas, estableciendo que Argentina no interfiera en las actividades chinas. También absuelve a Argentina de cualquier responsabilidad local o internacional resultante de acciones u omisiones del régimen chino.
Para el analista militar y político Carlo J. V. Caro, “este acuerdo desafía las normas del Derecho Internacional del Espacio, particularmente lo estipulado en el artículo VI del Tratado del Espacio Exterior de 1967, que generalmente impone la responsabilidad de las actividades espaciales a la jurisdicción donde se llevan a cabo”.
La estación inició sus operaciones en 2019. Principalmente, está operada por China Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC), una subentidad de la Fuerza de Apoyo Estratégico del EPL, con un control prácticamente nulo por parte de las autoridades argentinas. La Comisión Nacional de Actividades Espaciales puede usar la estación por menos de dos horas al día, equivalente a 10% del tiempo operativo.
En 2020, los gobiernos de Argentina y China firmaron un acuerdo adicional para aumentar la transparencia de las operaciones. En este documento, se establece que “la información y datos técnicos y científicos obtenidos mediante experimentos conjuntos, durante la implementación de programas de cooperación específicos, deben estar inmediatamente disponibles para las dos partes”. Sin embargo, a parte de estos proyectos, poco se sabe sobre las actividades realizadas por China en la estación. Juan Uriburu, un abogado que ha trabajado en dos proyectos Argentina-China dijo a Reuters, “No importa realmente lo que dice en el contrato o el acuerdo… ¿Cómo te aseguras de que ellos sigan las reglas?”
A medida que el gobierno de Milei ha fortalecido relaciones con los gobiernos de Occidente, los funcionarios estadounidenses han expresado sus preocupaciones acerca de la estación. El 2 de abril, la general Laura J. Richardson, jefe del Comando Sur de EE. UU. visitó Argentina para impulsar la cooperación en defensa y seguridad. Uno de los resultados de la reunión fue la decisión de inspeccionar Espacio Lejano, la cual se llevó a cabo el 18 y 19 de abril.
El gobierno de Milei anunció que “el propósito de esta visita es evaluar el estado operativo, la seguridad y el cumplimiento de los estándares establecidos para estas infraestructuras… [así como] fortalecer la transparencia y las relaciones entre Argentina y sus contrapartes europeas y chinas, en el marco de los acuerdos de cooperación vigentes”. Aunque la inspección parece haber confirmado que CLTC no está realizando actividades militares de manera directa, el gobierno argentino aún no ha publicado el informe final sobre esta visita.
Las preocupaciones de EE. UU. sobre la estación espacial china
En marzo, la general Richardson declaró ante el Congreso de EE. UU. que la estación juega un papel crucial en la competencia geopolítica entre Estados Unidos y China. Con el equipamiento de la estación, el EPL puede fortalecer sus capacidades de rastreo y vigilancia, y así ampliar su alcance militar global.
La preocupación surge por el tipo de equipos y tecnología instalados en Espacio Lejano. En la estación, se encuentra una antena de 35 metros de diámetro diseñada para realizar misiones de exploración de espacio lejano, con la capacidad de alcanzar distancias de más de 300 mil kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Esta antena puede recolectar datos sensibles de satélites de otros gobiernos, pero aparentemente esta es una preocupación menor. Tony Beasley, director del Observatorio Radioastronómico Nacional de EE. UU. dijo a Reuters: “este tipo de espionaje puede realizarse con equipo mucho menos sofisticado”.
Lo que China busca con un equipo de tal magnitud es tener ojos en el cielo. Una investigación de 2022 realizada por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés) explica: “estas estaciones también permiten rastrear a decenas de miles de satélites y otros objetos en la órbita terrestre –una capacidad conocida como “conciencia de la situación espacial” que es vital para emprender y ganar batallas en torno al manejo de la información”. La investigación del CSIS describe cómo la antena de Espacio Lejano envía y recibe datos por medio de las bandas S y X, y usa la banda Ka para recibir información. Las bandas son diferentes segmentos del espectro radial que transmiten tipos específicos de datos.
Mientras que las tres bandas pueden transmitir información relacionada a comunicaciones científicas y comerciales, la banda S es la más común para ese propósito. En contraste, las bandas X y Ka usualmente están reservadas para la comunicación gubernamental. La banda X transmite datos relacionados con inteligencia, vigilancia y reconocimiento, rastreo de armas y direccionamiento de misiles. La comunicación entre satélites y aeronaves militares generalmente ocurre en la banda Ka.
El comandante general Gregory J. Gagnon, jefe adjunto de operaciones espaciales de inteligencia en las Fuerza Espacial de EE. UU., advirtió en un simposio oficial realizado en marzo: “los satélites de la armada china situados en órbita pueden rastrear, sentirnos, vernos y ahora ponen en riesgo a las fuerzas estadounidenses en una forma que nunca antes habíamos entendido o enfrentado”. Gagnon mencionó que China está usando alrededor de 350 satélites para este propósito.
Como parte de la red de espacio lejano de China, la estación en Argentina tuvo un rol crucial en la misión Chang’e 4 que lanzó la primera nave robótica al lado más lejano de la luna en 2009. Este fue uno de los eventos que inició la nueva carrera espacial entre Estados Unidos y China. Kazuto Suzuki, profesor de política pública en la Universidad de Tokyo, mencionó a The Guardian que esta confrontación va mucho más allá que “pisar la luna”, el objetivo que primaba durante la Guerra Fría.
“China quiere ser el precursor, para poder tener el derecho a dominar y monopolizar los recursos. Si tienes los recursos en tus manos, tienes una gran ventaja en el futuro de la exploración espacial”, explicó Suzuki. En 2021, por ejemplo, China y Rusia anunciaron la construcción de una estación de investigación compartida en la superficie de la Luna.
China se sigue poniendo cómoda en América Latina
Argentina fue uno de los primeros países latinoamericanos en forjar relaciones diplomáticas con China con un acuerdo estratégico en 2004 bajo la presidencia de Nestor Kirchner. En 2014, profundizaron la cooperación en los ámbitos de salud, económico, cultural y científico con un “acuerdo estratégico integral”, que incluía la estación espacial.
Evan Ellis, académico del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra de EE. UU. y experto en relaciones China-América Latina, sugiere que la presencia de China en Argentina es de gran importancia estratégica para el PCCh. Su ubicación geopolítica provee a China una posición favorable para desafiar el dominio regional de EE. UU. y expandir sus vínculos diplomáticos con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac). China y Celac establecieron un foro bilateral en 2014 para impulsar la cooperación en distintos campos, incluyendo el científico y la innovación tecnológica.
Además, como explica el analista Carlo J. V. Caro, la creciente participación de China en América Latina nunca ha sido altruista: “la busqueda de minerales, hidrocarburíferos y recursos alimenticios en América Latina y África es un movimiento estratégico de China para potenciar su desarrollo industrial. En un conflicto hipotético contra EE. UU., estos países –incluyendo Argentina– serán proveedores fundamentales de materias primas para la supervivencia de China”. La expansión espacial de China también puede funcionar como un blindaje para China en caso de conflicto.
Además de Espacio Lejano en Argentina, China ha construido instalaciones espaciales en Venezuela (2008), Bolivia (2013) y Perú (2015). También opera dos estaciones en la Antártica y tiene acceso a instalaciones en Brasil mediante alianzas de investigación. Antes, también tenía acceso a estaciones espaciales en Chile, pero la Corporación Espacial Sueca –a cargo de la operación de estas estaciones– decidió no renovar los contratos con China en 2020. Esto, debido a la potencial violacion de los términos de uso de las antenas chinas, al involucrarse en actividades de inteligencia militar y vigilancia.
De acuerdo con Cate Cadell, reportera de seguridad nacional en el Washington Post, las estaciones espaciales son vitales para las funciones de telemetría, rastreo y comando. Estas funciones son las que permiten la provisión de servicios comerciales como “la conectividad de la internet, observación de la tierra, y el monitoreo de vehículos espaciales civiles”.
Cadell enfatiza la urgencia de contrarrestar la expansión satelital China, refiriéndose al caso de “la invasión rusa a Ucrania, donde los satélites y terminales de comunicación de Starlink, se han convertido en la línea de vida para las fuerzas ucranianas… A inicios de este año, investigadores militares chinos anunciaron que iniciarían con los trabajos para lanzar una mega constelación de al menos 13,000 satélites a la órbita terrestre baja, diseñados para competir con Starlink, que tiene su propia constelación global de estaciones espaciales”.
China busca establecer control y autonomía en el espectro del espacio, no solo para ganar ventaja en la carrera espacial, sino también para ostentar mayor influencia mundial con sus capacidades de rastreo, vigilancia y censura. Las líneas de vida otorgadas por Starlink pueden ser interrumpidas, y China podría llegar a utilizar sus estaciones como un arma.
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