El presidente Donald Trump no tiene otra opción más que remover al embajador de Estados Unidos y al subjefe de misión en Guatemala. El personal leal a la política de América Primero debe indagar a fondo quién, en el Departamento de Estado (DOS), está del lado del Cartel de los Soles y apoyando a estos dos traidores.
La carta del 4 de noviembre de la representante María Salazar (R-FL) generó mayor conciencia del perjuicio causado por el embajador Tobin Bradley y el DCM Patrick Ventrell. Salazar afirmó: “No podemos permitir que los remanentes de Biden expandan el socialismo por todo nuestro hemisferio”. Pidió su remoción para impedir la injerencia de la Embajada en tres nombramientos judiciales y electorales críticos pendientes para 2026.
Poco después, el 14 de noviembre, funcionarios del DOS emitieron tres comunicados para desviar la atención y camuflar sus fechorías. Para el observador perspicaz, estas proclamaciones vacías reforzaron la gravedad del problema, pero los perjuicios del DOS continúan sin freno.
Primero, el subsecretario de Estado Christopher Landau anunció la adquisición guatemalteca de una empresa estadounidense de $1.400 millones. Segundo, anunció que está en proceso un nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos y Guatemala. Finalmente, la Embajada de Estados Unidos anunció una donación de $3,5 millones para contrarrestar el “crimen marítimo transnacional, incluido el narcotráfico”.
Estos anuncios son engañosos porque:
- la compra de la empresa ocurrió hace siete meses, esta consistió en el traspaso de la propiedad sin cambio en la productividad;
- el acuerdo comercial es un marco pendiente, de puro maquillaje, para fingir que el presidente Bernardo Arévalo está cooperando con Trump;
- los fondos administrará un ministro de Defensa nombrado ilegalmente, Henry Sáenz, quien está comprometiendo la moral de las fuerzas armadas y protegiendo a los carteles.
La Embajada declaró: “Esta donación se alinea con la visión compartida de los presidentes Trump y Arévalo de que Estados Unidos y los países de la región deben ser más seguros, fuertes y prósperos combatiendo el crimen transnacional”.
Lo único que Trump y Arévalo tienen en común es el título de presidente. El primero superó la ilegalidad; el segundo ocupa su cargo gracias a la ilegalidad del régimen de Joe Biden.
El mismo día en que Salazar denunció la intromisión de la Embajada de Estados Unidos en el poder judicial de Guatemala, la Embajada intervino en la elección de la dirigencia del Congreso para 2026. Arévalo habría perdido el control sin la ayuda de última hora.
A cambio de votos en la elección de la dirigencia del Congreso, la Embajada restituyó la visa estadounidense al líder del partido Cabal, Luis Aguirre. Él se reunió con funcionarios de la Embajada horas antes de la elección, y luego ayudó a elegir a una dirigencia afín a Arévalo.
Previamente, la Embajada había cancelado la visa, supuestamente por vínculos con el crimen organizado. La Embajada sabe que varios de los nuevos líderes del Congreso son aliados del narcotráfico, pero todo se les perdona cuando siguen la línea del DOS.
Quienes llevan a cabo estas acciones del DOS son agentes del Cartel de los Soles. Están incrustados en nuestro propio gobierno y han trabajado durante años en todo nuestro hemisferio para socavar a Estados Unidos. Si logran aferrarse a sus cargos más allá del mandato de Trump, acabaremos retrocediendo y sufriendo un régimen peor que el de Biden.
Las acciones antiestadounidenses de los traidores en Guatemala abarcan todo el espectro: desde proteger a un presidente ilegítimo y financiar a un ministro de Defensa ilegítimo hasta interferir en la dirigencia del Congreso e intimidar al poder judicial. Este es un punto de partida perfecto para investigaciones del Congreso de Estados Unidos. Revelaciones que se remontan a muchos años atrás se extenderían más allá de Guatemala y generarían un escándalo. Esto aumentaría el apoyo a que Trump desmantele el estado profundo.
