Detrás de las caravanas migratorias permanece el espíritu de Castro

Los venezolanos y centroamericanos huyen de la falta de legalidad

La inmigración fue un tema crucial en el discurso del estado de la Unión. (Altavoz MX)

En su discurso del estado de la Unión, el presidente Donald Trump dijo que Estados Unidos necesita “crear un sistema de inmigración que sea adecuado, justo, moderno y seguro y perseguir una política exterior que anteponga los intereses” de la nación.

Para resolver la crisis migratoria, el presidente Trump debe confrontar a los socialistas radicales en América Latina que se oponen a él y todo lo que Estados Unidos defiende. Ellos han hundido a la región y han promovido caravanas que marchan hacia el norte.

El vicepresidente Pence, consciente de la destrucción al sur de la frontera, fue a Florida la semana pasada e increpó al tirano Nicolás Maduro: “Cuando el dictador asumió el poder hace seis largos años, prometió implementar una agenda de socialismo… Desafortunadamente para el pueblo venezolano, Maduro hizo justamente eso”.

El vicepresidente desafió correctamente a un líder, cuyo antecesor y mentor Hugo Chávez fue puesto en el poder con ayuda de Fidel Castro.

Pence destacó que el socialismo ha mermado la economía venezolana a cerca de la mitad. Más de nueve de cada diez personas vive en condiciones de pobreza y el venezolano promedio ha perdido 20 libras por desnutrición y miseria. Como Pence mencionó, “quienes se quedan allí, están sujetos a la ilegalidad y el crimen, así como a la miseria”.

El mismo virus de origen cubano está causando la migración masiva desde y a través de Centroamérica hacia Estados Unidos. El daño hecho por Castro todavía se percibe terriblemente en Venezuela y donde sea que sus aliados siguen activos.

A inicios de la década de 1970, Castro creó el Departamento América en Cuba para iniciar la violencia marxista-leninista a lo largo de Latinoamérica. Como resultado, varias zonas rurales en la región permanecen en caos hasta el día de hoy. En Guatemala, sucesores de las guerrillas apoyadas por Castro mantienen el desorden legal y continúan sometiendo a la población.

Los tres países del Triángulo del Norte se ubican entre los seis primeros lugares con las tasas de homicidio más altas: Honduras lidera con  90,4 por cada 100.000 habitantes, El Salvador está segundo (41,2 por cada 100.000) y Guatemala está sexto (39,9 por cada 100.000). La tasa de homicidio mundial es de 6,2 por cada 100.000 y la de Venezuela es la segunda con 53,7 por cada 100.000 habitantes.

La evaluación global de amenazas recientemente presentada al Congreso prevé incluso más inmigración desde la región. Guatemala ya es el origen de aproximadamente 723.000 inmigrantes ilegales en Estados Unidos, superada solo por México (6,1 millones). El Salvador está tercero (465.000) y Honduras, cuarto (337.000).

Yo soy un empresario estadounidense que ha vivido en Guatemala por más de 40 años. Estoy a más de 5.000 kilómetros de distancia de mi ciudad natal, Nueva York, pero aprecio a la gente y la cultura de acá.

Guatemala es el país principal en el Triángulo del Norte para los intereses de EE.UU., debido a su amplia y poco resguardada frontera con México de 956 km. Puesto que México no ha podido detener el flujo de migrantes ilegales, narcóticos y armas, Guatemala es una entrada abierta hacia Estados Unidos. La semana pasada, una caravana de 12.000 personas con destino hacia EE.UU. pasó a una distancia de una hora en carro desde mi casa.

He escrito excesivamente sobre los problemas que enfrenta Guatemala y he entrevistado a coyotes que meten de contrabando a las personas en Estados Unidos. Los migrantes han compartido sus historias y la razón por la cual han abandonado sus amados países. Principalmente, ellos temen por su seguridad.

El Departamento América de Cuba fundó y entrenó guerrillas durante los 36 años de conflicto que vivió Guatemala. Con la insistencia de Castro, la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) se convirtió en el paraguas de cuatro organizaciones terroristas que intentaban derrocar al gobierno. Los acuerdos de paz de 1996 disolvieron estas cuatro organizaciones y la URNG se volvió un partido político con la misma ideología socialista.

Mientras que el presidente Obama acogía el régimen castrista en Cuba, su Departamento de Estado liderado por Hillary Clinton estaba acogiendo a los radicales castristas en Guatemala. Hemos visto el resultado de las políticas de Obama y sus aliados en Guatemala: más violencia y menos oportunidades, una combinación potente para incrementar el tránsito de migrantes y drogas.

El secretario de Estado Pompeo recientemente señaló que la resaca de las políticas de Obama en el Medio Oriente todavía nos afecta allí. Lo mismo se puede decir para América Latina. En particular, las comunidades que residen en áreas cercanas a la frontera mexicana están deseosas de oportunidades. Ellos apoyan a la legítima autoridad y añoran ser rescatados de los opresores descendientes de la guerrilla.

El 23 de enero, Trump advirtió al Triángulo del Norte que pongan orden: “Honduras no está haciendo algo por nosotros. Guatemala no está haciendo algo por nosotros. El Salvador no está haciendo algo por nosotros. Y nosotros les pagamos miles de millones de dólares al año, pero muy pronto dejaremos de hacerlo”.

Estados Unidos es afortunado de que el presidente Jimmy Morales fue capaz de derrotar a la exguerrillera socialista Sandra Torres en la carrera presidencial. La victoria puso en el poder a un potencial aliado de Trump.

Como un estadounidense en Guatemala, aliento al Gobierno de Trump a trabajar con Morales. Él puede utilizar su fuerza de seguridad élite entrenada por EE.UU. para aplicar la ley en contra de las pandillas ilegalmente armadas. La población rural, agradecida con tal acción, puede cooperar para identificar prácticas sospechosas en sus comunidades.

La combinación de una apropiada aplicación de la ley y la participación de la comunidad puede deshacer los esfuerzos de Castro e impedir el tráfico ilegal. El éxito en Guatemala puede añadir una capa de seguridad al muro fronterizo de Trump.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en The Washington Times.

Steven Hecht

Editor at Large Steve Hecht is a businessman, writer, and film producer, born and raised in New York. He has lived and worked in Guatemala since 1972. He holds a Bachelor of Arts in Economics and a Master of Business Administration in Banking and Finance, both from Columbia University. He has worked on development projects in Guatemala to help the country leave its underdeveloped state and reach its great potential. Realizing the misconceptions prevalent about Guatemala and Latin America in the outside world, he has written for the Washington Times, Daily Caller, Fox News, Epoch Times, BizPac Review, Washington Examiner, Frontpage Mag, New English Review, PanAm Post, and PJ Media. He has appeared as a guest on national American media networks and programs, including the One America News, Newsmax, and The Lars Larson Show. Steve’s reporting has included meeting with coyotes, the human smugglers who have ferried millions of illegal immigrants into the United States via Guatemala’s 595-mile border with Mexico.

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