La disputa de Estados Unidos con China por la hegemonía mundial posiciona a Guatemala como uno de los países más importantes del mundo para los intereses de Estados Unidos. Guatemala se ubica en medio de Norteamérica y Sudamérica, y entre Europa y Asia, con acceso al Atlántico y el Pacífico. Sin embargo, no es reconocida por su importancia para Estados Unidos y el orden mundial liberal.
Medios internacionales y oenegés financiadas por Estados Unidos tratan de pintar a Guatemala como una especie de paria ante la comunidad internacional liberal. La narrativa internacional habla del retroceso democrático en Guatemala, un país corrupto en el que no se debe invertir. Esta narrativa en contra de Guatemala se da en gran parte por presión del Departamento de Estado de Estados Unidos (DOS), directamente y a través de las calificadoras de democracia que financia.
Oenegés compradas versus Guatemala
Contrario a sus fachadas de instituciones independientes, estas entidades calificadoras de la calidad democrática de los países —como el Polity Project— dependen del Gobierno de Estados Unidos (léase: los contribuyentes). Polity Project es financiado por la CIA, por ejemplo.
El informe país de Guatemala de 2010 del Polity Project repite narrativas de izquierda, como que la guerra civil en Guatemala la provocaron los grupos de poder, que la guerrilla fue un movimiento campesino espontáneo, que 200.000 murieron y que los militares se dedicaron a formar cárteles criminales cuando perdieron el poder político. Cada uno de esos puntos es disputable. Por casualidad, este informe pagado por la CIA no le presta mayor atención al rol de Estados Unidos en la lucha contrainsurgente en Guatemala.
Freedom House (FH), otra calificadora de democracia, le da a Guatemala una nota de 49 sobre 100 en calidad democrática en su reporte de 2023. FH recibe el grueso de su financiamiento del DOS y USAID, que a su vez se guía por el DOS. Existen otras organizaciones que se posicionan como las calificadoras de la democracia y tampoco se desligan de la influencia de Gobiernos motivados por agendas políticas y oenegés.
V-Dem califica a Guatemala como una autocracia electoral. Esta organización recibe financiamiento del Banco Mundial —cuya presidencia la pone el Gobierno de Estados Unidos—. V-Dem también lo financia directamente el Gobierno de Estados Unidos por medio de USAID e indirectamente por medio de la National Science Foundation. También recibe fondos de otras entidades gubernamentales como la Comisión Europea, así como de organizaciones no gubernamentales ligadas a George Soros, como Open Society Foundations.
Estas oenegés se posicionan como referentes en temas de democracia y derechos humanos, mientras viven de fondos de organizaciones de izquierda. Human Rights Watch recibe dinero de las fundaciones de Bill Gates y George Soros, que en 2010 donaron $100 millones.
WOLA, otra oenegé que los medios citan para calificar la situación política en Guatemala, se jacta de no recibir fondos directamente del Gobierno de Estados Unidos, pero los recibe de sus Gobiernos alineados, como Suiza y Noruega, y otras fundaciones ligadas a Soros.
Esto es una farsa.
De la narrativa a los efectos palpables
Esta narrativa mediática maliciosa y negativa ha tenido consecuencias palpables. La cifra de inversión extranjera directa (IED) de Estados Unidos en Guatemala en 2021 fue un 75% menor de lo que fue en 2014, y un 37% que en 2019 (antes de los cierres de la pandemia). La IED total en Guatemala cayó en todos los años desde 2014 a 2020, un intervalo de tiempo que coincidió con el auge del poder de la CICIG, la comisión anti-impunidad de Naciones Unidas en Guatemala.
No es por accidente que esta reducción de IED sucede en Guatemala. Funcionarios de Estados Unidos hablan irresponsablemente de las élites depredadoras, falsamente de represión al periodismo, se entrometen indebidamente con el trabajo del Ministerio Público, y excluyen reiteradamente a Guatemala de su Cumbre de la Democracia. Esto a pesar que de todos los países aliados de Estados Unidos, Guatemala es el país que más apoyo ha dado al esfuerzo oficial de Estados Unidos por promover la democracia en el exterior.
Guatemala ha apoyado incondicionalmente a Taiwán, Israel y Ucrania, incluso más que Estados Unidos, que no reconoce oficialmente a Taiwán. Ante la decisión de Honduras de romper relaciones con Taiwán, el Gobierno de Guatemala recientemente reiteró su apoyo a la isla, resaltando su liderazgo ante todo el mundo.
Estos son factores importantes que las calificadoras de democracia financiadas por Estados Unidos no toman en cuenta. Guatemala no recibe mayor reconocimiento por su apoyo clave a las prioridades de la comunidad internacional. De hecho, es el país más grande en términos de población y PIB de los países que todavía reconocen a Taiwán. El liderazgo de Guatemala con respecto a Taiwán, ante la cobardía de la comunidad de naciones libres en el mundo, nunca ha sido reconocido.
No podemos quedarnos de brazos cruzados
Las cosas deben cambiar. Guatemala debería poner condiciones a su apoyo a Taiwán, tanto a Estados Unidos como a Taiwán.
La primera debería ser que prioricen a Guatemala como foco de su inversión y ayuda económica. La segunda debería ser lograr incrementar esta ayuda económica en diez veces más.
Hoy por hoy, Guatemala es el país más importante para los dos grandes rivales que pretenden la hegemonía global. Sería un despropósito que Guatemala ignorara esta realidad.
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