Chile ha encabezado por dos décadas a Latinoamérica en términos de desarrollo. Desde 2013, lleva liderando el Índice de Desarrollo Humano de la Organización de Naciones Unidas; en 2022 obtuvo una calificación de 0,819 sobre uno y alcanzó el puesto número 40 a nivel mundial. Sin embargo, la extrema izquierda chilena ha logrado instaurar una falaz narrativa con el fin de revivir el inconcluso proyecto marxista-leninista del expresidente Salvador Allende.
El documental Chicago Boys (2015), dirigido por los chilenos Carola Fuentes y Rafael Valdeavellano, relata en tres capítulos el recorrido académico de los denominados Chicago Boys, teniendo a los mismos Sergio de Castro, Ernesto Fontaine o Rolf Lüders como protagonistas. En el filme, ellos cuentan su rol durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
El apodo, que se debe a su formación en la Universidad de Chicago, reforzó su papel estelar en el programa de reformas económicas de Pinochet. Estas reformas, propuestas por los Chicago Boys, generaron un modelo económico basado en la creación de riqueza y dar rápido la vuelta a la página en cuanto a inflación y escasez.
El documental entabla una discusión crítica sobre la moralidad del “modelo chileno” por haber sido instaurado bajo un gobierno autocrático, el cual violó sistemáticamente los derechos humanos. Sin embargo, no se profundiza sobre los positivos avances que las reformas han tenido en la vida de los chilenos.
La emergencia de los Chicago Boys
Durante la Guerra Fría, desde 1953 a 1956, el gobierno estadounidense destinó alrededor de $13 millones para influir directamente en las universidades hispanoamericanas. En 1955, la Universidad Católica de Chile y la Universidad de Chicago firmaron un convenio para que estudiantes chilenos de pregrado estudiaran una maestría de economía en Chicago. Luego de completar su titulación, los Chicago Boys regresaron a Chile. Este suceso sería trascendental en la historia del país.
Algunos de los profesores que tuvieron los Chicago Boys fueron galardonados con el premio Nobel de economía, tales como Milton Friedman, Theodore Schultz o Ronald Coase. Una vez de regreso en Chile, los Chicago Boys se integraron como catedráticos en la Universidad Católica y enseñaron la importancia de las economías de libre mercado a las nuevas generaciones.
Para 1970, los Chicago Boys ofrecieron al expresidente Jorge Alessandri un plan económico para su programa de gobierno, sin embargo, él lo rechazó enfáticamente y lo acusó de radical. Allende, quien en campaña prometía instaurar “la vía chilena al socialismo”, ganó por la mínima la elección con coalición la Unidad Popular.
El gobierno de Allende, en búsqueda de instaurar una Cuba 2.0, hundió a Chile en una profunda crisis inflacionaria, económica, política e institucional. En agosto de 1973, el Congreso reportó que el régimen de Allende había incurrido en constantes quebrantamientos de la Constitución, lo que llevó a que las Fuerzas Armadas chilenas resolvieran poner fin al gobierno de la Unidad Popular.
El documental detalla cómo las élites políticas y económicas estaban interesadas en que se lleve a cabo un golpe de Estado contra el gobierno “democrático” de Allende. No obstante, se ignora por completo las violaciones constitucionales perpetradas por el régimen socialista.
La era reformista
En 1972, el exoficial de la armada, Roberto Kelly, propuso que los Chicago Boys redactaran un programa económico alternativo para la reconstrucción de Chile. De Castro lo aceptó como un mero “ejercicio académico universitario”, desconociendo lo que luego vendría.
A partir del plan propuesto a Alessandri, de Castro empezó a elaborar junto a su equipo un texto que denominaron “El ladrillo”. Sus autores lo diseñaron acorde a los principios de una economía liberal clásica, enfatizando en la liberalización de los mercados, la privatización de empresas estatales, la estabilidad macroeconómica, el control de la inflación y la apertura comercial. Su objetivo era que Chile superara su aguda crisis y se encaminara al desarrollo mediante la entrada de capitales extranjeros.
Los Chicago Boys invitaron a Milton Friedman a Chile en 1975. En su visita se reunió con Pinochet, a quien le transmitió los beneficios de la libertad económica y su estrecho vínculo con la libertad política. Pese a la creencia popular, Friedman no participó como asesor del gobierno militar, sin embargo, sí emitió una carta sobre la situación económica del país solicitada por el mismo Pinochet.
Tras la visita, los jóvenes tecnócratas formados en la Universidad de Chicago reemplazaron a los cargos militares en el gabinete ministerial del régimen y El ladrillo fue puesto en marcha. Friedman bautizó a la proeza de sus pupilos como “el milagro chileno”, no obstante, luego declaró que el verdadero milagro no fue en sí el gran rendimiento de las reformas económicas, sino que un régimen militar y centralista haya permitido que esas reformas se lleven a cabo bajo los parámetros de una economía descentralizada.
La era reformista fue lo que permitió que, bajo todo punto de vista, Chile se haya podido convertir en el mejor caso de éxito en la región. No obstante, el documental intenta transmitir sutilmente que el progreso es un mito.
Un país en stand-by
La crítica de fondo del documental, no solo va dirigida a la instauración del “radical sistema neoliberal”, como lo denomina Ricardo Ffrench-Davis —Chicago Boy disidente—, sino también al hecho de que fue implantado por una dictadura militar que perpetró ejecuciones extrajudiciales, por lo que los Chicago Boys serían una suerte de cómplices pasivos.
Según la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación hubo 2.279 víctimas de violencia política a manos del Estado entre 1973 y 1990. Si bien se debe ser enfático en la condena a las innecesarias violaciones a los derechos humanos por parte del régimen militar, no se puede desconocer los grandes logros que estas reformas trajeron a millones de chilenos.
En primer lugar, se redujo la pobreza del 50% en 1975 a menos del 8% para 2014. Además, hubo una transición pacífica y voluntaria del poder por parte del régimen militar hacia un fuerte sistema democrático.
Desde 2019, tras la revuelta de octubre y la llegada de un gobierno nostálgico del allendismo (Gabriel Boric), Chile ha experimentado retrocesos: inflación, criminalidad y desempleo. El PhD en filosofía Axel Kaiser ya venía advirtiendo desde 2007 en sus obras El Chile que viene y La fatal ignorancia la peligrosa deriva del país.
En El Chile que viene, Kaiser escribió: “En el Chile de hoy, se ha instalado una falsa sensación de seguridad. Muchos piensan que es imposible concebir estallidos sociales a gran escala. Ni hablar de militares en las calles. Algunos incluso creen que caminamos firme hacia el desarrollo”.
La extrema izquierda ha intentado socavar el sistema que ha llevado a Chile a liderar los índices de prosperidad y desarrollo en la región. Sin embargo, el Partido Republicano, —de tendencia liberal-conservador— ha ganado las elecciones del Consejo Constitucional en mayo de 2023. Esta victoria le otorga la oportunidad de redactar una nueva constitución que borre el “pecado original pinochetista” al tiempo que honra a los Chicago Boys, los padres del milagro chileno.
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