‘Sound of Freedom’ es castigada por hacer el bien

La falacia del hombre de paja: Exponer el tráfico de menores es apologista a QAnon

‘Sound of Freedom’ es castigada por hacer el bien. Este filme ha sorprendido por atreverse a abordar un tema que otros prefieren silenciar.

Este filme ha sorprendido por atreverse a abordar un tema que otros prefieren silenciar. (Andrés Sebastián Díaz)

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Sound of Freedom (2023) —un filme que saca a la luz el tráfico de menores en las Américas— representa coraje, determinación y justicia. Esta producción, basada en operaciones reales de rescate de menores, expone frontalmente cómo este aberrante negocio multimillonario crece cada año ante la inacción de los gobiernos y la indiferencia de la opinión pública.

Los elogios a la película, dada la exposición del tráfico de menores, han sido sorprendentemente limitados. Por alguna razón, los medios progresistas se han dedicado a hacer conexiones inexistentes entre la película y teorías conspirativas como QAnon.

El 4 de julio de 2023, se estrenó en Estados Unidos esta producción de drama independiente dirigida por el mexicano Alejandro Monteverde de 46 años. A pesar de su modesto presupuesto de tan solo $14 millones, Sound of Freedom ha logrado romper récords de taquilla en las salas estadounidenses, llegando a $100 millones en taquilla en Estados Unidos tres semanas después de su estreno. En agosto, el film alcanzó los $175 millones en taquilla, superando a megaproducciones de Hollywood que se estrenaron en paralelo como Indiana Jones 5 y Misión Imposible: Sentencia Mortal – Parte 1, que tuvieron un presupuesto de $300 y $290 millones, respectivamente.

El film protagonizado por Jim Caviezel —quien saltó a la fama por interpretar a Jesús en La Pasión de Cristo de Mel Gibson— narra la heróica historia de Timothy Ballard, un exagente del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos dedicado a perseguir delitos sexuales contra menores. Ballard, tras más de 10 años de servicio, decide adentrarse por su cuenta en las redes de trata en Estados Unidos e Hispanoamérica para rescatar a los menores cautivos.

La trama empieza con la historia de Rocío y Miguel, dos niños hondureños que son fichados por una traficante que se presenta ante las víctimas como una agente de modelaje infantil. Tras convencer a los padres de llevarlos a un casting, la traficante secuestra y envía los niños a Colombia, desde donde los traficantes realizan la venta de los menores.

Como se muestra en el film, Ballard, en un operativo policial, liberó a Miguel que estaba en la frontera entre México y Estados Unidos, bajo el control de un pederasta. Allí, Ballard le promete al niño que encontrará a su hermana en Cartagena, Colombia, por lo que emprende un viaje hacia el país cafetero.

Ballard, frustrado por los impedimentos burocráticos que imposibilitan el efectivo rescate de las víctimas en otros países hispanoamericanos, renunció a su cargo como agente gubernamental y montó sus propios operativos de rescate y desarticular las redes de tráfico de menores. Así, Ballard tomó la decisión de fundar la organización sin fines de lucro Operation Underground Railroad y posteriormente The Spear Fund.

La película logra dramatizar un tema tan complejo y desgarrador sin caer en lo sórdido o lo morboso, y más bien enfocarse en resaltar la heroicidad de Ballard. El film transmite el mensaje de que hay esperanza de luchar contra esta lacra. Con la icónica frase: “Los niños de Dios no están a la venta”, Caviezel logró cautivar a la audiencia.

Tras el estreno de la película, su productor, Eduardo Verástegui, reveló en una transmisión en vivo en sus redes que se había firmado un contrato en 2018 con la 20th Century Fox para la distribución de la película, sin embargo, tras la adquisición de la cadena por parte de Disney en 2019, esta fue descartada por los nuevos directivos y sus derechos fueron devueltos.

Del mismo modo, varios gigantes del streaming como Amazon Prime o Netflix también la rechazaron. Mientras tanto, Netflix agregó en 2020 a su catálogo la película Cuties, la cual fue duramente cuestionada por la promoción sexualizada de menores.

Angel Studios apostó por el proyecto mediante la modalidad de crowdfunding, con lo cual se logró recaudar $5 millones de alrededor de 6.676 personas. Neal Harmon, director ejecutivo de Angel Studios, dijo que tras el gran éxito de la película han devuelto la totalidad de la inversión inicial a sus mecenas más un 20% adicional de lo invertido: “Por cada dólar invertido, le devolvimos a los inversionistas $1,20”. Hasta el momento, la película ha logrado recaudar más de $250 millones en taquilla.

A pesar de que la película no busca impulsar alguna ideología, los medios progresistas han tenido una convulsa reacción. Han intentado persuadir al público para que no vean la película ya que, según ellos, inspira las teorías de la conspiración de la extrema derecha. La afiliación ideológica de Ballard, Verástegui y Caviezel —un católico ferviente— a la derecha política ha servido como la excusa perfecta para buscarle la quinta pata al gato.

Por ejemplo, el columnista de Bloomberg Noah Berlatsky, ha criticado vehemente la producción diciendo que la narrativa hace poco por ayudar a las víctimas y que más bien puede funcionar para conectar a la audiencia con teorías como QAnon. Paradójicamente, Berlatsky fue director de comunicación de Prostasia, una fundación de protección infantil que apoya financieramente al club de apoyo a personas atraídas por menores (MSC).

Asimismo, Miles Klee, periodista de Rolling Stone, ha denominado a la producción como “una película de superhéroes con tufo a QAnon para padres con cerebros de gusano”. QAnon es un movimiento de internet que acusa a élites del Partido Demócrata y Hollywood de manejar una red satánica de pederastia y robar la sangre de los niños para extraer la droga adrenocromo. Dado que en la película no existe ninguna referencia a esta teoría, todo parece indicar que los conspiranoicos son estos críticos.

Pese a la vasta evidencia que demuestra que el lucrativo negocio de la trata de menores está en auge y es comparable con el tráfico de armas y drogas, esta prensa intenta minimizar la problemática aduciendo que son exageraciones que ayudan a acrecentar la narrativa de extrema derecha. Parece que ignoran que tramas como la de Jeffrey Epstein y su isla de perdición son solo la punta del iceberg de un problema que debería trascender lo ideológico. Según la oenegé Polaris Project, la trata de personas es un negocio que mueve más de $150.000 millones al año en todo el mundo y el 27% de las víctimas de trata son niños.

Los datos sobre la trata de menores en Hispanoamérica son limitados debido a la poca capacidad institucional. Según el Trafficking in Persons Report del gobierno estadounidense de junio de 2023, únicamente Argentina, Chile, Guyana y las Bahamas cumplen con los estándares mínimos de la Ley para la Protección de Víctimas del Tráfico de Estados Unidos. Por otro lado, Venezuela, Cuba y Nicaragua no cumplen ninguno de los estándares estadounidenses.

La migración ilegal, común en Hispanoamérica, facilita las operaciones de los traficantes en la región. Un estudio de diciembre de 2022 de la Interpol que duró cinco días, identificó 9.015 migrantes irregulares cruzando fronteras en la región. Dos hombres y 128 mujeres fueron identificados como víctimas de tráfico de personas.

Prominentes personajes de la política continental se han sumado a la lucha contra esta aberrante práctica. Nayib Bukele, presidente de El Salvador, ha firmado junto a Verástegui una carta de intención para la erradicación del tráfico infantil en el país, al igual que el candidato a la presidencia de la Argentina, Javier Milei. Del mismo modo, el expresidente y actual candidato presidencial de Estados Unidos, Donald Trump, ha elogiado la producción y ha incluido en sus promesas de campaña la pena de muerte para los traficantes de menores. Esto se suma a su énfasis sobre el problema cuando estaba en la Casa Blanca.

Esta producción independiente ha sorprendido no solo por su excelente calidad cinematográfica, sino también por atreverse a abordar un tema que otros prefieren silenciar por temor a posibles represalias. A pesar de haber sido rechazada repetidamente por las grandes productoras, ya sea por cobardía o simple indiferencia, los creadores de Sound of Freedom no se rindieron y con valentía han puesto el foco sobre un oscuro mundo que muchos optan por ignorar.

Andrés Sebastián Díaz Ponce

Andrés Sebastián holds a bachelor’s degree in political science and international relations from the University of the Americas, Ecuador. He founded Libertario, a Spanish-speaking community that promotes the ideas of liberty in Latin America, and he collaborates with the Ecuadorian liberal think tank Libre Razón. Follow @asdp250.

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