Por qué Chile no debería apostar por el peso digital

Alternativas privadas más sofisticadas pueden emerger con regulaciones favorables

Chile peso digital

En un país donde la inclusión financiera excede el 85% de la población adulta, la necesidad de una MDBC parece ser mínima. (Sebastián Díaz)

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Un informe publicado por el Banco Central de Chile (BCCh) el 21 de marzo de 2024 anunció pruebas de concepto para un posible peso digital, luego de dos años de exploración conceptual. Cuando empezaron las investigaciones en 2022, un primer informe estableció que el BCCh analizaría la viabilidad de una moneda digital de banco central (MDBC) minorista –es decir, destinada al uso del público general. 

Sin embargo, en un país donde la inclusión financiera y los pagos digitales exceden el 85% de la población adulta, la necesidad de una MDBC parece ser mínima. Por ello, Chile debería reconsiderar su plan para emitir un peso digital y, en su lugar, enfocarse en fomentar la innovación financiera y la competitividad. 

En el informe, el BCCh no explica la necesidad del peso digital. Al contrario, concluye que Chile no necesita una MDBC –al menos por ahora– y menciona que las pruebas de concepto será una forma de anticiparse a futuros escenarios. El único objetivo enunciado en el informe sobre las pruebas de concepto es capacitar a sus técnicos acerca de tecnologías emergentes e identificar brechas de conocimiento internas. Eso puede realizarse sin un peso digital, por lo que este esfuerzo sugiere que el motivo subyacente es evadir la competencia de privados. 

Los reguladores ignoran el panorama local

Mientras que el informe del BCCh examina el estado de los proyectos de MDBC alrededor del mundo, no aborda directamente el panorama chileno financiero y bancario. Con tono publicitario, el reporte tampoco menciona el presupuesto necesario para las pruebas de concepto ni presenta un cronograma tentativo para su implementación. 

El Impunity Observer contactó al BCCh para consultar información sobre cuánto se ha gastado en la exploración de la MDBC hasta ahora y cuál es el presupuesto estimado para las pruebas de concepto. Sin embargo, la institución no entregó datos al respecto, sino que respondió que dicha información debe ser entregada mediante audiencia, bajo lo estipulado por la Ley de Lobby. Dado que estas pruebas de concepto serán realizadas con dinero de los contribuyentes, la transparencia y la rendición de cuentas deben ser imperativas. 

El informe del BCCh también menciona que los funcionarios y prestadores de servicios financieros privados que participaron en mesas de trabajo durante la etapa de diagnóstico identificaron varios desafíos jurídicos, técnicos y operativos en torno a las MDBC. Estos incluyen el riesgo de mayor intervención del BCCh en la política monetaria, la posible reducción de depósitos bancarios por la creación de cuentas individuales en el BCCh o, en su defecto, una baja adopción ciudadana del peso digital. 

Con respecto a los beneficios, el Foro Económico Mundial ha defendido que las MDBC permiten a los países ampliar la inclusión financiera y asegurar pagos digitales eficientes y seguros. Sin embargo, estos beneficios son mínimos en Chile. 

De acuerdo con el Índice de Inclusión Financiera de 2021 del Banco Mundial, 87% de la población adulta chilena tiene una cuenta bancaria y acceso a servicios financieros. Además, una encuesta recientemente realizada por el procesador de pagos Minsait Payments reveló que 82% de la población bancarizada está familiarizada con los pagos digitales por cuatro años o más. La gran mayoría de chilenos ya utilizan servicios financieros digitales sin aparentes dificultades. Entonces, ¿qué necesita ser reparado o atendido?

Aprender de países vecinos

Pese a que Chile lidera la inclusión financiera y los pagos digitales en América Latina, Minsait Payments enfatiza que la banca tradicional domina el 90% del mercado. De los encuestados, 70% se muestra a favor del surgimiento de nuevos y más competitivos servicios financieros que reduzcan tarifas y tasas de interés en crédito.

Por ejemplo, los neo bancos –entidades bancarias completamente digitales– han impulsado significativamente los servicios financieros y la inclusión en Brasil, México, Colombia y Argentina. Un ejemplo es Nubank, fundado en Brasil en 2013. 

Nubank aceleró la inclusión financiera en Brasil y obligó a la banca tradicional a ofrecer servicios más dinámicos y eficientes. En 2014, la tasa de inclusión financiera de Brasil era 68%. Para 2021, la inclusión ha crecido al 84%. Para mayo de 2024, Nubank había llegado a 92 millones de usuarios en Brasil, 7 millones en México y casi 1 millón en Colombia. 

Para promover la inclusión financiera del 10% restante en Chile, el país puede emular los pasos de los países vecinos. Esto implica que Chile mejore la conectividad, particularmente en las zonas rurales, y que impulse la innovación bancaria mediante regulación favorable e incentivos. Mientras que 90% de chilenos tienen acceso a internet, la conectividad en las zonas rurales es de apenas 50%. Además, pese a una presencia de más de 2.300 compañías fintech en América Latina para finales de 2021, solamente 300 estaban ubicadas en Chile. La mayoría de ellas se enfocan en pagos digitales y están ubicadas en México y Brasil. 

Lo que implica la creciente adopción de las criptomonedas

De los 135 países que están explorando las MDBC alrededor del mundo, 23% se ha embarcado en pruebas de concepto, 26% ya ha realizado pilotajes más abiertos, y 2% han emitido una MDBC. Por varias razones, 14% han cancelado sus proyectos. En Ecuador y Venezuela, por ejemplo, las suspensiones estuvieron motivadas por el rechazo de los ciudadanos, lo que hizo de las MDBC un proyecto irrelevante. 

Mientras tanto, la adopción global de criptomonedas –activos digitales privados– creció en 34% en 2023, alcanzando un total de 580 millones de usuarios. En Chile, la tasa de adopción se incrementó de 2.6% en 2021 a 9% a finales de 2023. El año pasado, Chile fue el cuarto país donde más aumentó la adopción de criptomonedas.  

En el informe del BCCh, un notorio desafío que se identifica en torno a la situación financiera del país es la necesidad por alternativas efectivas y seguras para pagos transnacionales. Las organizaciones monetarias internacionales y los bancos centrales han dedicado grandes esfuerzos en determinar si las MDBC pueden mejorar las transferencias internacionales, reducir los tiempos y los costos de las transacciones, y cumplir con las políticas de antilavado de activos. Poco se ha logrado y concluido al respecto. 

Las criptomonedas son una de las alternativas más eficientes para pagos transnacionales seguros, inmediatos, y efectivos. Sin embargo, dado que estos activos generalmente son protocolos digitales que corren en la internet sin la necesidad de una autoridad central, los bancos centrales los perciben como una amenaza a las monedas fiduciarias y al sistema financiero tradicional. 

Implementar una MDBC en el contexto chileno es como cerrar el establo cuando el caballo ya ha escapado. Una alternativa privada e institucionalizada que funciona como ejemplo es Ripple, un proyecto que ha combinado lo mejor de los dos mundos: la aceptación que te da la regulación de los mercados y la innovación disruptiva. Ripple se ha convertido en la criptomoneda líder para el pago transfronterizo entre instituciones financieras. Más de 300 bancos en 50 países usan ripple, incluido algunos de los bancos más grandes del mundo. Entre ellos están Scotiabank Chile y la división latinoamericana de Banco Santander. El BCCh difícilmente va a poder competir contra Ripple y los bancos privados sofisticados en cuanto a su servicio al cliente y eficiencia. 

Los esfuerzos de BCCh para explorar el peso digital son una distracción y no aportan al desarrollo del sector financiero chileno. En su lugar, Chile debería enfocarse en impulsar la competencia y la innovación. Las sandboxes –o regímenes legales especiales– pueden enfocarse en neo bancos y proyectos basados en criptomonedas. Existen proyectos fintech y crypto que ya están en funcionamiento, y no es necesario reinventar la rueda del coche. Estos últimos de seguro aportarán más beneficios a los chilenos que un errante peso digital.

Paz Gómez

Paz Gómez is the Econ Americas research director and a widely published economic commentator. Based in Quito, she leads the firm’s office in Ecuador. She holds an MS in digital currency and blockchain from the University of Nicosia, Cyprus, and a BA in international relations and political science from San Francisco University of Quito. She is a cofounder and the academic coordinator of Libre Razón, a classical-liberal think tank in Quito, Ecuador. Follow @mpazgomezm.

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