La visita de Marco Rubio, que realizará los días 4 y 5 de febrero, será importante para la relación bilateral entre Guatemala y Estados Unidos. Entre los principales temas de la agenda se encuentran la inmigración ilegal, narcotráfico, y la creciente influencia de China en la región.
A diferencia de Colombia y Honduras, cuyos gobiernos son fundamentalmente antiamericanos, Guatemala tiene la mejor posición para negociar con éxito con el Secretario de Estado Rubio. Después de todo, el gobierno de Guatemala (GOG) ha mantenido el apoyo tradicional para Israel y Taiwán, no como otros países de la región.
Guatemala y los Estados Unidos tienen muchos intereses en común, especialmente bajo el nuevo enfoque de la política exterior de la administración de Donald Trump. En particular, los intereses de EE.UU. que se alinean con el sector privado formal y el GOG. El sector privado ha abogado por vínculos más estrechos con Estados Unidos, en oposición a China, y el GOG ha seguido esa línea.
Guatemala necesita más inversión extranjera directa (IED) de EE. UU., concentrada en infraestructura, así como un mejor enmarcado y mensaje respecto a la marca guatemalteca. Gracias en gran parte a los ataques del Departamento de Estado (DOS) de EE. UU., Guatemala—y su sector privado, en particular—ha sido posicionado como el ejemplo representativo de corrupción en el escenario mundial. De acuerdo con el Banco Mundial, cuyo presidente es típicamente designado por Estados Unidos, Guatemala obtiene peores puntajes en control de la corrupción que Estados fallidos como Afganistán. A la luz de estos ataques dirigidos por EE. UU., la IED estadounidense en Guatemala ha disminuido un 37% en los últimos cinco años, mientras que la IED del resto del mundo hacia Guatemala ha aumentado un 68%.
La ayuda extranjera también está mal asignada en Guatemala. Las redes sociales están llenas de críticas sobre los errores (o sabotajes) de USAID. Guatemala es el estudio de caso de fondos mal usados de USAID tomados del contribuyente estadounidense. Si USAID continúa existiendo, Guatemala debería pedir una redirección de fondos: alejados de áreas políticas y hacia áreas económicas y humanitarias.
Cortar todos los programas de USAID sería contraproducente. Aquellos como el Programa Regional de Asistencia ante Desastres en América Latina deberían mantenerse. Desastres como inundaciones, huracanes y hambrunas que fomentan la inmigración ilegal. Dicho esto, los programas con una agenda política—y sin resultados proporcionados respecto al desarrollo y la inmigración ilegal—deberían ser eliminados.
Guatemala ha permanecido como el principal defensor de Estados Unidos en América Latina. La cooperación entre EE. UU. y Guatemala en asuntos militares, de seguridad y de prohibición de drogas es la mejor en la región. Los funcionarios del DOS involucrados en asuntos sensibles de prohibición de drogas pueden dar fe de la cooperación y buena fe mostradas por la Fiscalía General guatemalteca en los últimos años.
La fidelidad de Guatemala a los intereses comunes compartidos con Estados Unidos no ha visto reciprocidad en comercio e IED. China, mientras tanto, se ha convertido en el segundo país más importante para las importaciones guatemaltecas y está entre el top 10 de destinos de exportación de Guatemala, según el valor comercial en dólares.
Por lo tanto, las relaciones entre EE. UU. y Guatemala necesitan un reinicio. Este reinicio debería ocurrir bajo un marco integrado que involucre al gobierno guatemalteco y al sector privado formal, trabajando en conjunto con el gobierno estadounidense.
El momento es ahora. Estados Unidos ya tiene varias leyes sobre nearshoring/friendshoring en vigor, patrocinadas por los representantes congresistas Mark Green (R-TN, Ley Nearshoring) y María Elvira Salazar (R-FL, Ley para las Américas). Bajo ambas iniciativas, destaca el siguiente hecho: Guatemala es un amigo y está cerca de Estados Unidos.
Guatemala no solo cuenta con las mejores calificaciones de riesgo país en la región sino también acceso marítimo directo a todos los puertos estadounidenses en ambas costas así como al Golfo de América. Además, Guatemala tiene un clima político favorable para la IED estadounidense, constantemente promovido por un sector privado fuertemente pro-estadounidense. A la luz de las importantes complementariedades comerciales entre Estados Unidos y Guatemala, las importaciones estadounidenses desde México y Colombia, en particular, pueden ser sustituidas por Guatemala.
El gran desafío para la competitividad nacional en Guatemala sigue siendo su infraestructura deficiente. Se necesita más inversión en infraestructura. Guatemala ha tenido algunos avances en esta área, como su Ley Prioritaria de Infraestructurade 2024, y hay reformas a las asociaciones público-privadas que actualmente están sobre la mesa. Con ayuda del gobierno estadounidense, el marco legal para el desarrollo infraestructural en Guatemala podría convertirse en clase mundial.
Se necesita una mayor participación estadounidense en esta área clave. Sería beneficioso tanto para Estados Unidos como para Guatemala si la inversión y ayuda estadounidenses financiaran específicamente proyectos infraestructurales relacionados con carreteras, puertos y aeropuertos.
Una mayor inversión infraestructural por parte de Estados Unidos en Guatemala también combatiría la Iniciativa del Cinturón y Ruta de China, que ha estado desplazando la influencia estadounidense a nivel mundial. Un impacto aún mayor sería si el gobierno estadounidense respaldara reformas necesarias en la contratación pública en Guatemala respecto a inversiones infraestructurales.
Al ofrecer soluciones a países como Guatemala, Estados Unidos debería presentarse como un modelo a seguir: un país con exenciones fiscales para inversiones y una historia de crecimiento económico basada en la industrialización.
A cambio de priorizar la inversión infraestructural y asistencia técnica a Guatemala, Estados Unidos tiene mucho que ganar:
- Menos inmigración ilegal desde Guatemala (y otros lugares, pero que pasan por aquí);
- Un rechazo a la Iniciativa del Cinturón y Ruta de China;
- Apoyo del sector privado para bases militares estadounidenses y control estadounidense sobre puertos y aeropuertos;
- Mayo cooperación con seguridad y prohibición de drogas;
- Resiliencia en las cadenas de suministro.
Estados Unidos necesita reconocer que Guatemala es el mejor aliado estadounidense en la región. El gobierno guatemalteco y el sector privado formal pueden ahora aprovechar esta única oportunidad.