Las grabaciones del Proyecto Veritas a los ejecutivos de la CNN han confirmado la caracterización del presidente Donald Trump por parte de la cadena como noticias falsas. Los comentarios de la Directora General de CNN en Español, Cynthia Hudson, también han afirmado que la cadena es ideológicamente antiamericana, partidaria del régimen comunista de Cuba.
Durante una de las reuniones grabadas, Hudson dijo que la única razón por la que los cubanos de Miami apoyan a Trump es por su retórica que vincula a los demócratas y a Joe Biden con el comunismo. Sin querer reconocer la ideología de Biden, Hudson le echó la culpa y dijo que los cubanos están “muy atraídos por los bravucones”, como si Trump encajara en esa descripción.
Su declaración racista es una proyección de sí misma sobre sus enemigos. Ella continúa con la larga historia de la CNN de enamorarse de uno de los peores matones del mundo: el régimen cubano.
CNN informó desde La Habana durante el caso de Elián González en el año 2000. El entonces niño de cinco años fue encontrado a la deriva en el mar. Su madre había muerto tratando de darle a su hijo una vida mejor. El dictador Fidel Castro quería que volviera. CNN cubrió las manifestaciones por el regreso de Elián como si hubieran ocurrido espontáneamente como una manifestación de personas libres en Nueva York o Washington, D.C.
En Cuba, no pueden ocurrir reuniones públicas no autorizadas. Las grandes manifestaciones en toda Cuba fueron organizadas, pagadas y ejecutadas por el gobierno de Castro. La participación fue forzada. La falta de participación de los cubanos provocó consecuencias adversas.
María y José, dos cubanos arrastrados por ellos me contaron los acontecimientos. Deben permanecer en el anonimato para protegerse a sí mismos y a sus familias de las represalias del Estado por hablar en contra de la revolución.
María era una estudiante de secundaria en el año 2000. Ella y sus compañeros se despertaban antes de las cinco de la mañana para ser subidos en los vehículos que después de una hora y media los llevaban al punto de partida de las manifestaciones. Iban en dos tipos de vehículos: un “camello”, inventado para adaptarse a las dificultades después del colapso de la Unión Soviética, y un autobús.
Hasta trescientas personas podían ser metidas incómodamente en el camello, paradas como sardinas en una lata. Al menos tenía ventanas. El autobús era peor porque sus altas ventanas lo hacían como un horno en el calor cubano. Los estudiantes se sentaron uno encima del otro, tratando de acercarse a las ventanas.
Al llegar, los estudiantes esperaban en la calle hasta que se les ordenara comenzar. Luego caminaban durante seis horas, pasando frente a la Sección de Intereses de Estados Unidos, hasta llegar de nuevo al camello o al autobús para volver a su escuela. Los monitores evitaban que los estudiantes se sentaran. Algunos se desmayaron.
De vuelta a la escuela después de unas nueve horas, los estudiantes podían almorzar. Luego eran subidos nuevamente en los vehículos y llevados directamente a la Sección de Intereses para la demostración de la tarde. Durante unas trece horas, varios días a la semana, por más de un mes, los estudiantes soportaron lo que la CNN presentó como demostraciones espontáneas. Los estudiantes perdieron cerca de dos meses de clases. La expulsión, un destino peor que participar, era el castigo por resistirse.
Cuando le pregunté a José, quien era un profesor en el año 2000, por qué las personas en los videos que vi parecían entusiasmadas, respondió que era porque les daban el día libre en el trabajo. Manifestar era mejor y menos estresante que trabajar. En Cuba, todo el mundo trabaja para el Estado, y el Estado quería que Elián volviera.
José dijo: “Si la mayoría de los cubanos pudieran expresarse sin miedo, habrían dicho que Elián González debería haberse quedado en Estados Unidos, ser una persona libre, como su madre quería. Los dictadores cubanos solo son expertos en la mentira, la represión, la manipulación psicológica y la traición”.
Los reportajes de CNN que he visto y leído no informaron a la audiencia que los reporteros no tenían la libertad de hablar con nadie o ir a donde quisieran, y que los cubanos sufrieron consecuencias drásticas por decir la verdad.
El Proyecto Veritas confirmó la falta de estándares periodísticos de CNN con sus propias palabras. Esto no es nada nuevo. Los cubanos de Miami lo saben desde hace mucho tiempo. CNN fue propagandista de Castro y ahora lo es del Partido Demócrata.
José dice: “Los comunistas prometen todo y sólo entregan miseria y represión. Trump solo promete libertad y oportunidad”.
Los cubanoamericanos pueden reconocer a los comunistas antes que nadie. Saben que la política de identidad demócrata y las ofertas de educación y salud gratuitas son el sello de la estrategia de derrocamiento comunista. A los cubanoamericanos les gusta Trump porque se enfrenta a ese sistema.
La misión periodística de CNN, desde su fundación en la década de 1980, ha sido entregar a Estados Unidos en manos de los demócratas. Desde finales de los años noventa cuando se convirtió en la primera agencia de noticias de Estados Unidos en tener una presencia permanente en La Habana, CNN ha cubierto Cuba de acuerdo con los puntos de vista del Partido Demócrata.
Para David Landau, autor del libro recientemente publicado, Hermanos de vez en cuando, una historia de la revolución cubana, “Los demócratas de hoy son el partido de Fidel Castro. Bajo un presidente Biden, cuya llegada al poder es la principal prioridad de CNN, la política exterior de Estados Unidos estaría subordinada a los objetivos del estado castrista”.
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