Prostitución en Cuba: Una forma de sobrevivir

En medio de la pobreza, los jineteros encuentran una forma para mantener a sus familias

Los prostitutos usualmente trabajan solos en las calles. (Sebastián Díaz)

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Hallazgos clave:

  • A pesar de las prohibiciones y los incesantes intentos del régimen para dar fin a la prostitución, esta es una práctica común para los cubanos. Ellos se resisten a la prohibición para sobrevivir en medio de escasas oportunidades económicas, restricciones alimenticias e insuficiencia médica.
  • Los prostitutos (también conocidos como jineteros) y los chulos ofrecen sus servicios principalmente a turistas, quienes pueden gastar más en servicios sexuales. Por lo tanto, los trabajadores sexuales usualmente recorren plazas, bares y calles turísticas.
  • No hay un precio establecido para los servicios sexuales ya que los jineteros y clientes llegan a un acuerdo antes de proceder a tener relaciones sexuales. Los prostitutos, si trabajan con chulos, deben pagarles cuotas por ayudarlos a conseguir clientes.
  • Los prostitutos y chulos se enfrentan a múltiples desafíos y peligros como ser arrestados o estafados y contraer enfermedades de transmisión sexual. La escasez de implementos de protección como condones es un factor que exacerba los peligros.

Contexto

Cuando el difunto dictador cubano Fidel Castro asumió el poder en 1959, él buscó erradicar la homosexualidad y prostitución. Para Castro, las personas involucradas en estas prácticas “no pueden personificar los ideales de un militante comunista”. En octubre de 1962, el régimen condujo numerosas redadas sin órdenes de captura para aprehender a estas personas. Los cubanos denominaron a este episodio “La noche de las tres P”, porque la dictadura acosó a prostitutas, proxenetas y homosexuales (pájaros).

Más de mil proxenetas, prostitutas y homosexuales, descritos oficialmente como “antivalores”, fueron llevados a campos de concentración. La dictadura buscaba reeducar políticamente a los presos, tratar a la homosexualidad como una enfermedad y conducir a los prisioneros a trabajos forzosos.

Por seis décadas, funcionarios castristas han asegurado que el régimen se ha deshecho de la prostitución en la isla. Sin embargo, múltiples reportes de medios que abordaban la incesante presencia de la prostitución, contradicen la narrativa del régimen.

De acuerdo a Radio Televisión Martí, la prostitución se volvió más común en los 90. En aquel entonces, Cuba se encontraba en una crisis económica debido al cese de la ayuda de Rusia después de la caída de la Unión Soviética. Además, el país decidió abrir sus puertas al turismo internacional, habilitando al turismo sexual.

El Código Penal cubano prohibe la prostitución tanto de adultos como de menores, así como solicitar servicios sexuales y ganar dinero de los prostitutos. Sin embargo, estas prácticas son frecuentes en las calles de La Habana, especialmente en sus barrios más turísticos como Vieja y Centro Habana y Miramar.

Esta investigación explica los motivos por los que los cubanos recurren a la prostitución y la situación de los prostitutos que tratan de ganar el pan de cada día. El Impunity Observer conversó con cuatro cubanos en la isla, tres de ellos trabajan en la prostitución. Una trabaja en turismo, donde puede presenciar interacciones con los cubanos. Debido a miedos de identificación y represalias, todos ellos pidieron anonimato.

Por qué los cubanos recurren a la prostitución

Como el Impunity Observer reportó en octubre de 2022, “los cubanos están enfrentándose a niveles sin precedentes de pobreza, hambruna, falta de electricidad y medicina pública deficiente”. Aquellos que no reciben remesas de amigos o familiares son los que están sufriendo más. Un reporte de octubre de 2022 del Observatorio Cubano por los Derechos Sociales (OCDS) asegura que 72% de los ciudadanos viven bajo la línea de pobreza de $2.15 al día.

Debido a las escasas oportunidades económicas y laborales en la isla, hombres y mujeres ven a la prostitución como una alternativa viable para obtener dinero para comida y otras necesidades familiares.

Un proxeneta en la Avenida Paseo, La Habana, le dijo al Impunity Observer: “Empecé a brindar estos servicios después de perder mi trabajo como mesero en un restaurante local (conocido en Cuba como paladar) debido a la pandemia de COVID-19”. Él necesita dinero para proveer a su hijo de cinco años y su madre, quien no podía trabajar debido a su avanzada edad y problemas de salud. Él prefiere este trabajo por encima de otros porque le permite ganar en divisas.

La prostitución masculina también es común en la isla. En 2021, el medio local Cubanet entrevistó a un jinetero, que dijo: “Debo prostituirme porque necesito comprar cosas. Un salario cubano no es lo suficiente para vivir aquí por un mes entero”. Él explicaba que el costo de vivir en Cuba es mucho más alto que el salario mínimo, que ronda aproximadamente los $12.

Esta es la misma realidad para otros prostitutos sin importar el género. “He tenido otros empleos, pero no funcionaron, que es la principal razón por la que me volví una jinetera”, contaba una prostituta en las calles de La Habana. Ella resalta que su trabajo actual le ha permitido vivir sola y ser una mujer independiente. Ella admitió que le gustaría un trabajo diferente, pero no hay alternativa que pague lo mismo.

Cómo operan los jineteros

Los prostitutos rondan las zonas más turísticas de Cuba porque usualmente son los turistas aquellos que están dispuestos y pueden pagar más por sus servicios. En la capital, el malecón, el Centro y la Vieja Habana son los barrios más comunes para los jineteros. En Centro y Vieja Habana, prostitutas y proxenetas van a plazas y parques en búsqueda de nuevos clientes. También van a bares y discotecas buscando a turistas.

Por ejemplo, al visitar La Habana, en dos horas cuatro proxenetas ofrecieron servicios de prostitución en la Avenida Martí la noche de un miércoles al investigador del Impunity Observer. Ubicada entre Centro y Vieja Habana, la Avenida Martí es popular entre turistas y famosa por su vida nocturna, con múltiples bares y monumentos y edificaciones icónicas como el Capitolio.

Sin embargo, la prostitución no se limita a zonas turísticas en el Centro de La Habana. Un proxeneta en Vedado, un barrio mayoritariamente residencial, ofreció al investigador del Impunity Observer prostitutas, comida en paladares específicos, e incluso recorridos turísticos en la ciudad.

Los prostitutos usualmente trabajan solos en las calles, acercándose y contactando a los turistas que parecen estar interesados en sus servicios. Sin embargo, también le suelen dar su número telefónico a los proxenetas. Si un proxeneta consigue un cliente, este puede rápidamente llamar al jinetero en cualquier momento. Por sus servicios, el proxeneta cobra una tasa a los clientes y al prostituto.

El proxeneta en Vedado le contó al investigador del Impunity Observer que los clientes pueden pedir una mujer con sus características preferidas como color de cabello, complexión de piel y figura. Luego, el proxeneta llama a la mujer con las características más parecidas a la descripción u ofrece alternativas.

Las tasas cobradas por los proxenetas y prostitutos varían de acuerdo a las peticiones de los clientes y el acuerdo al que lleguen. Algunos prostitutos cobran entre $80 y $100 por una sesión, pero sin límites de tiempo. Los clientes, sin embargo, tienden a ofertar precios más bajos, empezando desde $20. Para evitar ser estafados, los prostitutos cobran antes de la sesión. En una entrevista con un YouTuber cubano, una prostituta dijo que ganaba alrededor de $300 por cada día de trabajo.

Una prostituta anónima que vive en La Habana explica que los jineteros que trabajan en las calles cobran menos que aquellos que están en bares. Consecuentemente, ella prefiere ir a bares y pedir precios más altos.

Dependiendo del alojamiento del cliente, ellos van de regreso a la habitación del cliente o rentan una habitación por una noche o un par de horas. Los prostitutos sostienen que entrar a hoteles es más difícil porque usualmente tienen políticas que prohíben la entrada de terceras personas a las habitaciones de sus clientes. En tal caso, ellos buscan otro sitio como cuartos de renta cerca de su ubicación.

Prostitución en La Habana: ¿Dinero fácil?

“Hay muchos jineteros en La Habana porque es la alternativa más fácil para hacer dinero y comprar cosas como comida”, dice la trabajadora del hotel al Impunity Observer. Proxenetas y prostitutos, sin embargo, se enfrentan a múltiples peligros y desafíos.

Ellos pueden ser arrestados ya sea por prostitución o asedio al turismo. Según todos los entrevistados, los policías que encuentran a trabajadores sexuales acercándose a los turistas usualmente dan “advertencias o los encarcelan directamente”. El Código Penal establece una penalidad de 4-20 años en prisión para aquellos involucrados en trabajo sexual.

La prostitución también trae consigo riesgos para la salud a trabajadores y clientes. Constantemente, debido a la escasez, Cuba no tiene los implementos para practicar sexo seguro. Esto afecta no solo a los prostitutos y sus clientes, sino a todos los cubanos. Por ejemplo, los condones han sido escasos en Santiago desde 2019. Las farmacias, como lo documentó el Impunity Observer, tienen pocos productos para ofrecer a sus clientes. El reporte del OCDS de 2022 asegura que ocho de cada 10 cubanos no pudo comprar sus medicinas en farmacias desde agosto a septiembre.

Otro riesgo al que se enfrentan los prostitutos es la extorsión y estafa de sus clientes. Una prostituta de La Habana expresa su temor a que algunos clientes, conscientes de la ilegalidad de sus acciones, llamen a la policía en cualquier momento. Ella también dice que si no cobra a los clientes por adelantado, se enfrenta al riesgo de ser estafada. De esta manera, se asegura de que le paguen por sus servicios.

Adicionalmente a estos peligros, el costo del dinero rápido asociado con la prostitución es abandonar sueños y fomentar conflictos dentro de casa.

Una trabajadora sexual que tiene una pareja compartió las dificultades de llevar a cabo su trabajo y estar en una relación al mismo tiempo. Aunque su pareja lo acepta debido al ingreso que representa, ella dice que su ocupación la ha llevado a varias discusiones con su pareja. Ella dice que le encantaría ser una peluquera, pero ella y su familia —su novio y su bebé— se morirían de hambre si ella sigue sus sueños.

Una de las jineteras con las que el Impunity Observer habló vivía en un solar en el barrio Jesús María. Ella compartió que tenía que regresar a casa todos los días para cuidar de sus dos hermanos, que tenían entre tres y cinco años. Ella desea poder estudiar en la universidad y seguir una carrera. Además, le encantaría escapar de Cuba en algún punto de su vida.

A pesar de los intentos de Castro por erradicarla, la profesión más vieja del mundo nunca ha estado ausente en Cuba. Con el tiempo, el jineterismo se ha vuelto una alternativa importante para aquellos que desean un salario más alto que el que ofrece el régimen los escasos negocios privados. La prostitución, sin embargo, al proveer una cierta estabilidad financiera, trae consigo múltiples peligros y desafíos para los jineteros, incluyendo dejar de lado sus sueños.

Mauro Echeverría

Mauro Echeverría is Econ Americas’ deputy editor. He holds a BA in international relations with minors in political science and anthropology from the San Francisco University of Quito. Mauro leads the research on local economic development at the Ecuadorian think tank Libre Razón.

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