Los asistentes de la Convención Nacional Republicana (CNR) en Milwaukee fueron testigos de una energía estimulante que trascendía la política. Yo pude ver a personas de diversas características, incluso de distinto pensamiento, unidos por la libertad.
Los asistentes eran tolerantes a las diferencias. Ellos entendían que antes de involucrarnos en un debate robusto y sano por Estados Unidos, debemos derrotar a la tiranía antiestadounidense que enfrentamos.
La tiranía se manifiesta en una serie de aspectos: cultural, espiritual, económico y de seguridad. Los tiranos que controlan nuestro gobierno federal y nuestras instituciones están redefiniendo al hombre y a la mujer. Ellos quieren quitar la responsabilidad de la educación a los padres, porque resultan ser un impedimento para el adoctrinamiento. Los tiranos quieren decidir lo que podemos decir, ver y escuchar.
No obstante, una creciente resistencia se ha formado para preservar la libertad.
El subyacente plan radical Alinskyite de los tiranos es dividir y conquistar. En lugar de sucumbir, nosotros nos estamos uniendo bajo la igualdad, el individualismo y la descentralización del poder –incluyendo pesos y contrapesos, contenidos en nuestros documentos fundacionales.
Los tiranos promueven un colectivismo antiestadounidense y una centralización en la que el Estado ejerce el poder arbitrariamente. Esto es lo más evidente en la politización e instrumentalización de la justicia, especialmente su abuso coordinado del sistema judicial en contra de Donald Trump y sus seguidores.
Por décadas, las diferencias entre los republicanos y los demócratas eran en su mayoría superficiales. En impuestos, regulaciones y comercio internacional, había pocas diferencias sustanciales. Trump cambió esto al remover regulaciones excesivas, reducir impuestos, crear acuerdos comerciales recíprocos que trajeras prosperidad mediante mayor inversión, empleos e independencia energética.
Las élites corporativas, incluyendo el complejo militar-industrial del que el Presidente Eisenhower advirtió, nos controla. Ellos se han unido con ingenieros sociales elitistas para inmiscuirse en guerras evitables. Trump cambió esto utilizando el poder económico respaldado de una fuerte milicia, para evitar la guerra.
Las políticas de Trump permitieron a las pequeñas empresas competir con las grandes, ayudando a los estadounidenses promedio, en comparación a las políticas unipartidistas que favorecen a las élites y exportan empleos. Esto dividió al Partido Republicano entre los halcones y los MAGA. ya conscientes del creciente apoyo público por la resistencia a las amenazas a la libertad de los tiranos, los republicanos del establishment están aceptando cada vez más a Trump y sus políticas de América primero.
El excandidato presidencial del Partido Verde (nuevamente candidato en las primarias de 2024) publicó en X: “Las mismas élites del partido demócrata que pusieron [a Joe Biden] en el poder lo van a reemplazar con otro tonto útil para Wall Street y la maquinaria de guerra”. Stein y todos los que valoran la libertad, la paz y los principios estadounidenses deben prestar atención a lo que está ocurriendo en el Partido Republicano. Ahora puede ser la última oportunidad de recuperar a nuestro país de la mano de los tiranos que lo están destruyendo.
En palabras de Stein, esta maquinaria, sus aliados marxistas que controlan el Partido Demócrata, y los burócratas federales están desesperados y harán lo que sea por evitar que las políticas de Trump regresen en 2025. Esta facción política solamente puede mantener el poder mediante la decepción. Teme que Trump, con su experiencia, los expulse del poder y la consecuente paz y prosperidad prevenga su retorno.
Una manera de ayudar a derrotar a esta facción es exponiendo su punto más débil: el Departamento de Estado (DOS), del cual depende la maquinaria para apoyar sus guerras evitables. Si el DOS no fuera servil de la maquinaria, solo iríamos a guerra cuando sea inevitable, bajo el interés nacional y con el apoyo público.
La maquinaria impide que el Congreso examine al DOS, dándole licencia para que haga su propia política. Los burócratas permanentes del DOS son en su mayoría demócratas. Ellos exportan el postmodernismo (empaquetado en marxismo), perjudican a los aliados de Estados Unidos, imponen socialistas criminales en sus gobiernos, y apoyan a los adversarios totalitarios.
En una audiencia del Congreso del 22 de mayo, Antony Blinken, admitió que los funcionarios de la Embajada de EE. UU. habían extorcionado a los congresistas Guatemaltecos para apoyar la agenda de la Embajada. Él lo justificó con un falso argumento en contra de la Fiscal General de Guatemala. Ella está investigando el fraude electoral, dirigido por el DOS para ocultar todos sus crímenes y asegurar que el tránsito de migrantes ilegales y drogas se mantenga abierto.
El presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Michael McCaul (R-TX) colaboró con el fraude electoral del DOS al emitir el 14 de julio un boletín de prensa replicando las mentiras del DOS. Esto no causa sorpresa, considerando que McCaul dijo al Wall Street Journal el 20 de febrero que Trump necesita “tradicionalistas” como él para evitar que se salga de lo establecido.
El secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental Brian Nichols replicó las declaraciones de Blinken en una audiencia del Congreso del 12 de junio. Ambos funcionarios podían fácilmente evitar la pregunta, pero sabiendo que McCaul prevendría cualquier seguimiento posterior, actuaron arrogantemente.
Estos crímenes son solamente la punta del iceberg. El DOS ha sido parte de las acciones del régimen de Biden para promover la llegada de migrantes ilegales y drogas a Estados Unidos. Exponer la criminalidad del DOS terminaría con el sirviente de la maquinaria que Stein identificó y ayudaría a crear apoyo para reformar la burocracia y hacerla que se alinee con su rol constitucional.
Al contrario de las alegaciones demócratas de que MAGA es un culto, los seguidores de Trump ahora lo ven como su representante para restaurar los valores, el sentido común, la fuerza nacional y exterior, y la prosperidad. Los asistentes de la Convención Nacional Republicana entienden que la elección de 2024 es una decisión entre el gobierno de las elites –la tiranía– y el gobierno del pueblo –América primero– como fue concebido por nuestros fundadores.
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