La Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG) de la ONU y el Departamento de Estado de EE.UU. han dejado al descubierto su debilidad en Guatemala. Tan desesperados están por dominar el país centroamericano que han revivido un caso ya archivado en España.
La estrategia de los globalistas para capturar al exministro de Gobernación Carlos Vielmann es otra de sus acciones para intimidar a quienes muestran resistencia a su agenda política. Están haciendo hasta lo imposible para mantener el terreno ganado en Guatemala, una nación clave ante sus ojos.
El Ministerio Público —bajo las órdenes de la CICIG— ha arrestado a Vielmann por cargos criminales de los cuales ya había sido absuelto: los presuntos asesinatos de los reclusos en las prisiones guatemaltecas en 2005.
En 2017, la Corte española concluyó que los testigos de la CICIG carecían de credibilidad y estaban siendo manipulados. El fallo dictaminó que no existía “prueba alguna sobre un plan diseñado por el gobierno de Guatemala para la eliminación física (de personas)”.
La Fiscalía ha añadido a tres nuevas víctimas para justificar un nuevo juicio. El constitucionalista José Luis González Dubón explica que la táctica es fraudulenta y constitucionalmente inválida. Esta es una doble incriminación, puesto que los eventos y las acusaciones son las mismas.
Podemos estar seguros de los crímenes gracias a los excelentes testigos que ha identificado la Fiscalía: nada menos que cuatro honestos miembros de de espantosas pandillas secuestradoras —los Pacaso y Agosto Negro— que tienen condenas de 50 años.
Solamente una Justicia corrupta y politizada podría aceptar un caso sin fundamento y claramente político. Gracias al Departamento de Estado bajo el expresidente Barack Obama y el exembajador Todd Robinson (ahora asesor superior de América central), Guatemala tiene ese sistema judicial.
La trayectoria de la CICIG
Desde su origen en 2007, trabajando de la mano del Departamento de Estado, la CICIG ha operado detrás de una narrativa falsa de anticorrupción. Los medios globalistas e izquierdistas han mantenido la fachada.
El Wall Street Journal y el Congreso de Estados Unidos han levantado el velo de la CICIG solamente desde este año, como resultado de su abuso a una familia rusa por orden de los esbirros de Vladímir Putin. Cuatro organizaciones de la sociedad civil también publicaron un informe sobre la historia de la CICIG, sus acciones e inacciones.
Vielmann es una de las muchas víctimas de la Comisión de la ONU. La CICIG ha coaccionado y comprado testimonios falsos, ha amedrentado a jueces para que cometan actos ilegales, ha protegido a los grupos armados que atacan a los sectores más pobres del país y ha abusado de su inmunidad diplomática.
La CICIG es el ariete político de una alianza colectivista perversa.
Desde las elecciones presidenciales de EE.UU. en 2016, la alianza ha intentado destituir al presidente guatemalteco Jimmy Morales de manera desesperada para prevenir que trabajen en conjunto con el presidente Donald Trump. Pese a que Morales declaró al comisionado Iván Velásquez persona non grata en agosto de 2017, la Corte de la Constitucionalidad anuló la decisión inmediata e ilegalmente. Morales doblegó, pero en agosto de este año anunció que no renovará el mandato de la CICIG que termina en 2019.
La alta Corte no reaccionó, porque Trump y su secretario de Estado, Mike Pompeo, apoyaron a Morales. Sin embargo, los promotores del estado profundo continúan persiguiendo a Morales y deteriorando su gestión.
Los globalistas en Guatemala están en su momento más débil, porque el público ya se ha percatado de que la CICIG es una organización criminal que se encuentra bajo el escrutinio del gobierno de Trump. La indeseable alianza ya no puede contar con el apoyo de Estados Unidos para implementar su agenda, y miran a las elecciones generales de 2019 como su oportunidad para capturar al poder ejecutivo y aumentar su poder.
De hecho, la CICIG recientemente firmó un acuerdo ilegal con la autoridad electoral de Guatemala para supervisar las elecciones. Esto está completamente fuera del mandato de la CICIG.
La intervención en las elecciones ya se está cocinando
Las autoridades electorales han estado comunicando a las compañías más grandes del país las nuevas reglas que prohíben a cualquier empresa que se encuentre trabajando con el gobierno, y a sus accionistas, contribuir económicamente a los partidos políticos. González Dubón refuta tales acciones, dado que la ley no dice esto y si lo hiciera, sería inconstitucional.
La intimidación engañosa a los donantes busca obstruir los fondos para la oposición de la alianza política. Funciona porque los empresarios y accionistas saben que la CICIG ha puesto personas en la cárcel sin evidencia alguna y saltándose el debido proceso. La falta de una denuncia pública sobre esta interferencia por parte de la Embajada de Estados Unidos y la CICIG confirma su participación.
En las elecciones de 2015, la alianza perversa apoyó a la candidata perdedora Sandra Torres. Para los próximos comicios, los globalistas siguen utilizando a su partido político, la Unión Nacional de la Esperanza (UNE), también respaldado por Nicolás Maduro. Se espera que Torres sea candidata otra vez, y ya estuvo por Washington D.C. conspirando con Robinson.
Vielmann, atrapado en medio de ambos frentes
La acusación de Vielmann trata de comunicar que la alianza todavía está al mando, a pesar de las acciones de Morales en contra de la CICIG y del apoyo del gobierno de Trump. El abuso de poder de la CICIG es razón suficiente para que Morales solicite su inmediata terminación.
No obstante, aunque esté dentro de su autoridad ejecutiva, esta acción repercutirá en una crisis, incluida otra cesación ilegal por parte de la alta Corte. Morales puede negarse a aceptar el fallo, pero esto derivaría en un estado de sitio. Lo que está en juego es enorme.
La alianza globalista apuesta por que Morales no quiera o sea incapaz de confrontarla. No obstante, si su táctica “Vielmann” fracasa, será el fin para la CICIG, la ruina para los corruptos magistrados de la alta Corte, y una serie de problemas para el personal del Departamento de Estado que ha violado la ley y ha actuado a las espaldas de los altos mandos.
La indeseable alianza sabe que necesita tomarse el poder ejecutivo para sobrevivir, por lo que está presionando sin importar los riesgos. Si Morales no actúa y ellos se mantienen, Guatemala será la próxima Nicaragua.
Si los guatemaltecos se paran firmes y se resisten al asalto de su libertad, Estados Unidos tendrá un aliado para reducir el tránsito de migrantes y drogas ilegales. Guatemala tendrá, entonces, una oportunidad para prosperar.
Read in English.
Join us in our mission to foster positive relations between the United States and Latin America through independent journalism.
As we improve our quality and deepen our coverage, we wish to make the Impunity Observer financially sustainable and reader-oriented. In return, we ask that you show your support in the form of subscriptions.
Non-subscribers can read up to six articles per month. Subscribe here.