A inicios de octubre, el Financial Times nombró al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el nuevo autócrata de América Latina. Su mandato populista está desmantelando instituciones, imponiendo programas controversiales y obstaculizando la inversión privada.
Tal como Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua, AMLO es un caudillo autoritario de izquierda que gobierna a su gusto, poniendo en peligro el futuro de la seguridad y la economía en Norteamérica.
Aumento en el descontento
El 17 de septiembre, una encuesta reveló que la popularidad de AMLO se redujo a 45% del 57% que tenía en diciembre. La tasa de desaprobación, en cambio, subió nueve puntos porcentuales para llegar a 47%.
Casi dos años después de asumir la presidencia, un grupo de manifestantes acampó en Ciudad de México para reclamar por la débil respuesta a la crisis sanitaria, la violencia y la recesión económica.
La protesta más grande en contra de su gobierno tomó lugar en la plaza central del Zócalo en Ciudad de México el 3 de octubre, después de meses de una creciente insatisfacción por su gestión. El movimiento empezó a inicios de 2020 con caravanas de carros en más de 200 ciudades mexicanas.
Recesión económica
México está pasando por la peor crisis económica en un siglo. El impacto negativo de la pandemia ha acelerado la recesión económica que ya estaba en marcha.
El PIB del país ha estado decreciendo constantemente desde el segundo trimestre de 2019. El Banco Central de México (Banxico) prevé que la economía caerá en 7.3% en 2020.
La tasa de desempleo creció en 5,5% en junio, y el Instituto de Seguridad Social reportó que el país perdió 113,677 empleos formales el primer semestre de 2020. En Agosto, la inflación anual subió un punto porcentual más que el objetivo de Banxico, que es de 3%.
Además, la inversión fija bruta —el gasto usual en capital, como maquinaria— cayó cerca de 40% tanto en abril como en mayo. El declive en este indicador inició a finales de 2017.
Pese a que AMLO recientemente anunció que la economía mexicana experimentaría una recuperación rápida, el directorio de Banxico sugiere lo contrario. Están preocupados porque el gobierno utilizó todos los fondos de estabilización para calmar las aguas de la pandemia, al tiempo que la deuda pública aumentó a 54,7% y no se ha hecho nada para mejorar el clima de los negocios.
El paquete económico de 2021 propuesto por AMLO pone en mayor riesgo a la economía mexicana. El plan contempla medidas de austeridad, pero otorga una porción significativa de gasto público a elefantes blancos, un recurso recurrente con los líderes populistas de América Latina.
Moneda débil
La tasa de cambio del peso mexicano al dólar estadounidense ha tenido constante volatilidad. En enero de 2018, US$1 equivalía a 18.65 pesos. En noviembre, luego de que AMLO ganara las elecciones, la tasa de cambio sobrepasó los 20 pesos por dólar. En medio de la incertidumbre causada por la pandemia, la equivalencia superó los 25 pesos por dólar.
Para el 19 de octubre, la tasa de cambio ha regresado a los 21 pesos, pero el peso se ha devaluado frente al dólar en 7% desde que AMLO asumió la presidencia.
De acuerdo con el ministro de finanzas Arturo Herrera, el efecto de la tasa de cambio incrementará la deuda pública entre 10% y 17% este año. Esto es porque 80% de la deuda pública de México está denominada en monedas extranjeras.
Convulsión de la industria petrolera
Como candidato, AMLO prometió aumentar la producción de crudo a 2.6 millones de barriles por día (mbd) para 2024. Sin embargo, México se alineó con el corte de producción de la OPEP, debido a que la pandemia provocó una fuerte caída en la demanda global de petróleo.
En el segundo trimestre de 2020, la compañía petrolera estatal Pemex produjo 1,67 mbd en promedio. El estancamiento de la producción ha implicado la pérdida de 30 mil millones de pesos (alrededor de $1,4 mil millones) para Pemex.
Con una deuda de $106 mil millones, más $64 mil millones en pensiones prometidas, Pemex continuará perdiendo opciones de crédito si no expande sus operaciones. Moody bajó la calificación de inversión de Pemex a Ba2 en abril, y México podría perder su grado de inversión en 2021.
Para empeorar las cosas, AMLO recientemente anunció que México suspendería la exportación de crudo para 2024 y procesaría esta materia prima en casa. Aunque él argumenta que reducir la producción contribuye a la protección del ambiente y asegura riqueza a las siguientes generaciones, parece que esta fuera una táctica para ocultar el verdadero problema: la industria petrolera de México está entrando en decadencia.
Por la falta de inversión e innovación, Pemex produce crudo de baja calidad con una alta concentración de azufre. Adicionalmente, las refinerías de Pemex están operando al 40% de su capacidad, principalmente por un mantenimiento precario. De hecho, la producción de petróleo ha estado en constante declive desde inicios de 2018.
Lo mismo ocurrió con Venezuela, el país latinoamericano más rico en petróleo, cuando los populistas de izquierda Hugo Chávez y Nicolás Maduro pusieron sus manos encima de la firma petrolera PDVSA. Ahora el régimen chavista depende de la provisión de petróleo de Irán.
Aumento en inseguridad
El 7 de junio, la agencia de Seguridad de México registró 117 homicidios, convirtiéndolo en el día más violento durante el gobierno de AMLO. De acuerdo con la Universidad de San Diego, la pandemia ha exacerbado la violencia.
Casi siete de cada 10 mexicanos sienten que viven en una ciudad insegura, según los resultados de la Encuesta de Seguridad Pública Urbana publicada el 19 de octubre. De los encuestados, 21,8% dijeron que ellos o sus seres queridos fueron víctimas de robo o crimen en el primer semestre de 2020.
La violencia ha continuado en aumento bajo el régimen de AMLO, poniendo en duda su sencilla política de desplegar más oficiales de seguridad en las calles. Esto ha fallado en reducir la violencia y ha servido para encubrir violaciones a los derechos constitucionales. En 2019, la Comisión Nacional de Derechos Humanos recibió 32 quejas de supuestos abusos por la recientemente creada Guardia Nacional.
La pandemia del COVID-19 ha puesto al proyecto político de AMLO al descubierto. El descontento por su régimen ha aumentado; la economía, la inversión y la moneda se han debilitado; y la inseguridad está alcanzando altos históricos.
Su estilo de gobierno se asemeja al de los populistas tiranos de la región, y los mexicanos están abriendo los ojos por el impacto de las consecuencias.
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