El sector privado de Guatemala, con suficiente capital, tiene la llave para el desarrollo del país y no se merece ni condenas ni falsas aperturas de negocios. La inversión privada de Estados Unidos ofrece una oportunidad de ganancia segura para aquellos que estén dispuestos a mirar más allá de las condiciones superficiales.
El 27 de mayo de 2021, la Casa Blanca emitió un comunicado.
La vicepresidenta Kamala Harris anunció hoy un llamado a la acción para negocios y compañías sociales a que hagan nuevos y significantes compromisos para ayudar a mandar una señal de esperanza a las personas de la región y atacar las causas de la migración, promoviendo las oportunidades económicas….
La vicepresidenta Harris hace un llamado al sector privado para que, con sus recursos y experticie únicos, hagan compromisos para apoyar el crecimiento económico inclusivo en el Triángulo del Norte. Podemos trabajar juntos para sortear obstáculos que limiten las inversiones, promover oportunidades económicas y apoyar el desarrollo a largo plazo de la región.
La idea detrás de la política estadounidense es promover las inversiones en Centroamérica, particularmente en Guatemala. Esto crearía trabajos y esperanza e incentivaría a los locales para que no migren hacia Estados Unidos en busca de una mejor situación económica. Esta no es una mala idea, incluso si al mensajero le falta credibilidad.
La administración de Biden suele obtener crédito por crear narrativas de esperanza como una forma de posponer la meta establecida de reducir la migración ilegal hacia Estados Unidos. En términos globales, el PIB per cápita de Estados Unidos es siete veces el de Guatemala. Esta brecha no se reducirá en el futuro cercano. Sin embargo, los ingresos en Guatemala no necesitan llegar a un nivel de paridad con aquellos de Estados Unidos para que los guatemaltecos decidan no ir a Estados Unidos para trabajar y enviar remesas a sus familias.
Si más guatemaltecos creyeran que las oportunidades económicas están mejorando en su país, la migración ilegal sería menor. México es un ejemplo. En el siglo XX, la frontera entre México y Estados Unidos estaba virtualmente abierta, y los mexicanos podían cruzar a su voluntad. Ellos podían entrar a Estados Unidos a trabajar, regresar a ver a sus familias y volver. En aquella época había esperanza en México.
Datos de la base de datos del proyecto Angus Maddison permiten hacer un breve análisis. Desde 1934 hasta 1981, el PIB per cápita de México creció en una tasa anual de 3.5%, frente al 2.9% de Estados Unidos (ambos ajustados por inflación). En 1934, el PIB per cápita de México era casi 25% del de Estados Unidos.
De 1982 a 2018, la ventaja mexicana se acortó a 1.9% frente al 1.6% de Estados Unidos. Como porcentaje del PIB per cápita de Estados Unidos, México tenía para aquella época casi el 30%.
Hasta los problemas económicos en América Latina durante la década pérdida en los 80, los cuales incluyeron hiperinflación y contracción económica, había mayor esperanza al sur de la frontera. Desde 1982 hasta 1986, sin embargo, el PIB per cápita se encogió en promedio a una tasa anual de 2.5%, mientras en Estados Unidos crecía 2.5%. Es ahí cuando la migración ilegal se disparó, aprovechando el plan de amnistía de Reagan en 1986. El PIB per cápita de México permanece en casi 29% del nivel de Estados Unidos.
La estrategia oficial de la Casa Blanca de crear inversiones, empleo y esperanza parece estar a punto, y Guatemala encaja en el perfil. Guatemala tiene el mejor riesgo país de la región, amplios niveles de reservas monetarias, bajo déficit y poca deuda pública. Hasta antes de que Guatemala importó inflación más alta de Estados Unidos en 2022, tenía la inflación bajo control. Guatemala todavía reporta niveles de inflación anual más bajos que aquellos de Estados Unidos.
La llamada de la funcionaria de Washington a invertir en Guatemala es bienvenida. Hay una brecha importante que se debe cerrar. En 2020, Guatemala recibió 31% menos de flujos netos de Inversión Extranjera Directa (IED) que otros países con economías similares. La IED proveniente de Estados Unidos a Guatemala es sorprendentemente miserable. De acuerdo al Banco de Guatemala, Estados Unidos representaba 3.82% de la IED en 2021, frente al 3.27% de Rusia. Estados Unidos representa el 60% de IED en agricultura, frente al 1% en industrias.
Para aquellos que dicen que la baja retención de IED de Guatemala se debe a la violencia, considere que la tasa de homicidios en el país es de 16.6 por cada 100,000 habitantes. Esto es más bajo que las de Washington, DC, Baltimore, Chicago y Filadelfia. Guatemala es mucho más segura que la capital estadounidense y sus zonas adyacentes.
El retroceso democrático tampoco puede ser la razón. China es un régimen totalitario, pero recibe mucha IED de Estados Unidos, aproximadamente 26% del total. La IED en China fue 200 veces la de Guatemala desde 2012 a 2020.
El sector privado en Guatemala está listo para asociarse con Estados Unidos para aprovechar la estrategia de nearshoring de Washington. Si la IED incrementaría, Guatemala podría crear las oportunidades necesarias para mitigar la migración ilegal.
Esto quedaría perfectamente en línea con la política oficial que sale de Washington. Si el gobierno estadounidense pudiese encontrar una salida de su estrategia de avasallar al sector privado de Guatemala, esto sería en apoyo de su política oficial.
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