El proyecto de ley de la frontera fue un truco electoral divisivo

La polarización erige una falsa dicotomía y los conservadores pierden de cualquier manera

El proyecto de ley de la frontera fue un truco electoral divisivo. Los estadounidenses ha caído en las mentiras dirigidas a la oposición.

Muy pocos votantes y medios independientes entienden la estrategia de polarización del régimen. (Flickr)

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Retratar a la recientemente tumbada del proyecto de ley de la frontera del Senado como una legislación seria, cae en la estrategia de polarización del régimen de Joe Biden. El régimen y sus socios demócratas antilibertades crearon la ley para deshonestamente culpar a los republicanos por la crisis fronteriza premeditada que se ha vuelto una carga política.

Desde que la inmigración ilegal se volvió el asunto electoral de mayor relevancia en 2024, los demócratas querían desviar la atención de su rol de inundar el país con ilegales. Ellos sabían que el proyecto de ley no pasaría y que sus medios aliados tergiversarían el asunto, presentando al Partido Republicano sarcásticamente como promotor de fronteras abiertas con propósitos electorales.

Muy pocos votantes y medios independientes entienden la estrategia de polarización del régimen: dividir falsamente a la sociedad entre víctimas y opresores.

Bill Clinton convenció al público a través de la demonización del ex procurador general, Ken Starr, que el presidente era la víctima y no el malo de la película. Los demócratas entonces aprendieron que se podían salir con la suya con este tipo de manipulación.

Ir detrás de George W. Bush durante la segunda guerra con Irak confirmó la efectividad de estas narrativas engañosas. “Bush mintió y la gente murió”, resonó en los medios.

Barack Obama, el maestro de la manipulación y mentiras, llevó el engaño a otro nivel. Ejecutó un esfuerzo de polarización a lo Saúl Alinsky para dividir el país por razas. Obama usó la falsa narrativa de Hillary Clinton de una supuesta colusión entre Trump y Rusia para intentar robarse las elecciones de 2016 y luego poder socavar la administración de Trump. Los demócratas han demonizado a Trump desde 2015, especialmente durante su periodo.

El público estadounidense ha caído en las mentiras dirigidas contra la oposición al régimen. Es la única estrategia que les queda para intentar aferrarse al poder. Los seguidores del régimen odian y temen a Trump y a los llamados extremistas de MAGA, tanto que no pueden razonar frente a estos eventos.

Sin estar conscientes de esta estrategia, muchos opositores del régimen caen en la trampa del régimen de debatir asuntos de manera superficial. No comprenden el contexto más amplio de la manipulación del régimen y el peligro que representa para nuestra libertad.

El Wall Street Journal abogaba por el proyecto de ley fronterizo, diciendo que era una mejora en el statu quo. Sus argumentos, sin embargo, asumían que el régimen tenía la intención de aplicar los dictámenes de la ley. El récord muestra que esto es una tonta asunción.

El régimen, a propósito, creó la crisis fronteriza y podría terminarla si tuviera la voluntad. Si los republicanos se hubieran rendido ante la ley, le hubieran entregado una credibilidad que no se merece. Al rechazarla, este puede argumentar que los republicanos desean la crisis para aumentar la participación electoral.

El régimen gana de cualquier forma. Debemos ver a través de esto.

El contexto más amplio implica al régimen intentando desmantelar nuestra República constitucional y reemplazarla con un Estado dominado por un único partido. A inicios de 2021, el régimen propuso un proyecto de ley orwelliano para votantes —Ley para la gente— que debería haber sido llamado Ley para la protección al fraude demócrata. Para esquivar su inconstitucionalidad, el régimen buscaba aumentar el número de jueces de la Corte Suprema. Estos jueces partidistas lo declararían constitucional.

El plan del régimen falló porque dos senadores demócratas se rehusaron a eliminar el filibustero. Si los demócratas controlan la presidencia y el Congreso el próximo año, otra vez intentarán implementar estas medidas.

La peor pesadilla del régimen es que las personas evalúen objetivamente los récords de Trump y Biden. Esto sucede porque las políticas locales y exteriores del régimen tienen algo en común: Estados Unidos está perdiendo.

El régimen ha promovido la inflación, reducido la producción doméstica de energía y conspiró con las redes sociales y medios tradicionales para censurar información inconstitucionalmente. El régimen ha debilitado nuestra milicia con enfoque en pronombres y políticas de identidad en lugar de preparación para las batallas. El régimen ha politizado la justicia, haciéndonos lucir como tercermundistas y ha abierto el país a terroristas al no hacer cumplir las leyes de inmigración.

El régimen ha llevado la producción de energía lejos de Estados Unidos y cerca de enemigos como Irán, Rusia y Venezuela. El régimen ha armado a los terroristas talibanes, empoderado a Irán para que masacren a los israelíes y ataquen rutas marítimas fundamentales y empoderado a China —colocándonos a nosotros y a Taiwán en mayor riesgo—. El régimen ha apoyado a terroristas en Latinoamérica, que se alinean con Irán, Rusia y China.

Para que el régimen gane una elección con tal récord, debe hacer trampa y engañar. En su obra insignia de 1971, Reglas para radicales, Alinsky escribió: “Todos los asuntos deben ser polarizados… Uno actúa decisivamente solo con la convicción de que todos los ángeles están del lado de uno y los diablos del otro”. Esto casi nunca es cierto, pero es efectivo políticamente porque se aprovecha de la tendencia humana de culpar al otro y resistir la introspección.

El régimen y sus aliados retratan a Trump como un “antinegros” a pesar de que sus zonas de oportunidad y la reconocida gente negra que ha trabajado con él y lo han apoyado. Dicen que Trump es antisemita a pesar de tener tres nietos judíos. Han retratado a Trump y sus seguidores como insurreccionistas incluso cuando la evidencia apunta a que sus enemigos convirtieron la protesta del 6 de enero en el Capitolio en violenta.

El proyecto de ley fronteriza era una táctica para esconder el récord y culpar a los republicanos por el desastre fronterizo que el régimen creó. Los estadounidenses que quieren ser libres y prósperos deben reconocer la agenda real del régimen de Biden de destruir a Estados Unidos para conquistarlo. No podemos permitirnos tratar la actual situación como si fuese política usual. Esto permite la manipulación del régimen.

Debemos enfocarnos en derrotar los planes del régimen totalitario de Biden. Entonces ahí podremos discutir entre nosotros cómo mejorar nuestro país.

Este artículo refleja únicamente la opinión del autor, mas no necesariamente la opinión del Impunity Observer.

Steven Hecht

Editor at Large Steve Hecht is a businessman, writer, and film producer, born and raised in New York. He has lived and worked in Guatemala since 1972. He holds a Bachelor of Arts in Economics and a Master of Business Administration in Banking and Finance, both from Columbia University. He has worked on development projects in Guatemala to help the country leave its underdeveloped state and reach its great potential. Realizing the misconceptions prevalent about Guatemala and Latin America in the outside world, he has written for the Washington Times, Daily Caller, Fox News, Epoch Times, BizPac Review, Washington Examiner, Frontpage Mag, New English Review, PanAm Post, and PJ Media. He has appeared as a guest on national American media networks and programs, including the One America News, Newsmax, and The Lars Larson Show. Steve’s reporting has included meeting with coyotes, the human smugglers who have ferried millions of illegal immigrants into the United States via Guatemala’s 595-mile border with Mexico.

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