La ayuda extranjera es un arma de doble filo. A pesar de que se promociona como una herramienta altruista para aliviar la pobreza y fomentar el desarrollo, en la práctica se ha convertido en un instrumento de influencia encubierta y de corrupción. Los mecanismos a través de los cuales esto ocurre, junto con sus consecuencias perjudiciales, son el tema de un reciente estudio realizado en Guatemala.
A principios de este año, el presidente de EE. UU. Donald Trump generó un debate controversial al proponer el cierre de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Contrario a sus supuestos objetivos, la ayuda mal administrada suele desviar recursos, debilitar instituciones y fomentar la dependencia. Pero lo más preocupante es que la ayuda extranjera a menudo se usa como un vehículo para promover ideologías políticas hostiles desde los países donantes.
El estudio La Ayuda Extranjera como Pasatiempo Ideológico, realizado por Olav Dirkmaat—PhD en economía por la Universidad Rey Juan Carlos—explora cómo la ayuda internacional puede moldear el panorama político en los países receptores. Publicado por el Centro de Análisis de las Decisiones Públicas (CADEP) de la Universidad Francisco Marroquín, el informe se centra en Guatemala, donde al menos 450 organizaciones no gubernamentales (ONG) reciben financiamiento extranjero.
Mapeando la red de organizaciones
Dirkmaat llevó a cabo un profundo análisis de redes para rastrear el flujo de fondos entre 250 organizaciones internacionales y locales involucradas en la sociedad civil guatemalteca. Como resultado, descubrió complejas relaciones financieras que conectan a importantes agencias gubernamentales, como USAID, y fundaciones privadas, como Open Society Foundations y la Fundación Ford, con diversas ONG locales.
El estudio se basa en la teoría económica de Public Choice, que asume que los actores políticos persiguen sus propios intereses, al igual que los actores del mercado. Dirkmaat argumenta que los países donantes y las organizaciones utilizan la ayuda extranjera no solo para asistencia humanitaria o desarrollo, sino para promover sus propias ideologías.
Influencia política en Guatemala
En 2024, Estados Unidos proporcionó $28 millones en cooperación a Guatemala, un 14.3% más que a Honduras ($24 millones) y más del doble de lo enviado a El Salvador ($13 millones). Esta ayuda financia una serie de proyectos, incluyendo la defensa de los derechos humanos, la gobernanza y la transparencia. Algunos beneficiarios incluyen organizaciones como Plaza Pública (periodismo), la Fundación Myrna Mack (derechos humanos) y Acción Ciudadana (transparencia).
Sin embargo, el informe destaca que este financiamiento está lejos de ser políticamente neutral. Uno de los hallazgos más reveladores es la significativa influencia de USAID en la configuración del panorama político guatemalteco. Según Dirkmaat, los fondos de USAID se extienden a partidos políticos, organizaciones civiles y medios de comunicación, lo que plantea preocupaciones sobre la interferencia en la política nacional.
Uno de los aspectos más preocupantes es la relación entre la ayuda exterior y el Movimiento Semilla, el partido del presidente guatemalteco Bernardo Arévalo. El Decreto 10-04 de Guatemala prohíbe que los partidos políticos reciban financiamiento directo de entidades extranjeras, excepto para fines educativos y con la obligación de reportarlo al Tribunal Supremo Electoral.
El análisis de Dirkmaat muestra una correlación entre el financiamiento de ONG extranjeras y el éxito electoral de Semilla, sugiriendo que las organizaciones que reciben ayuda internacional han desempeñado un papel activo en fortalecer la posición del partido:”Los políticos que están mejor conectados y más alineados con la estructura de la ayuda extranjera, junto con sus posturas políticas e ideológicas, son favorecidos.“
Este hallazgo refuerza la idea de que la ayuda exterior no solo busca el desarrollo, sino que también tiene un claro objetivo de influencia política.
Relación del Movimiento Semilla con la ayuda extranjera
Fuente: La Ayuda Extranjera como Pasatiempo Ideológico
Financiamiento extranjero para la cobertura mediática
El informe también examina cómo la ayuda exterior ha influido en la cobertura mediática en Guatemala. De acuerdo a Dirkmaat, medios de comunicación como Plaza Pública, No Ficción GT y Prensa Comunitaria GT reciben financiamiento sustancial del extranjero. Este apoyo económico podría generar, o al menos reforzar, sesgos en la cobertura de noticias, especialmente en temas relacionados con política, justicia y derechos humanos.
Por ejemplo, el estudio sugiere que estos medios suelen adoptar una postura crítica hacia intereses conservadores y empresariales. En cambio, los mismos medios respaldados por la ayuda extranjera muestran indulgencia hacia grupos alineados con la agenda progresista internacional, como los anti capitalistas Grupo de Puebla e Internacional Progresista. Este sesgo tiene profundas implicaciones en la opinión pública y el discurso democrático.
Dirkmaat sostiene que reducir o eliminar la ayuda extranjera mitigaría la interferencia externa y fomentaría un desarrollo político e institucional más orgánico. Sin la influencia del dinero extranjero, las poblaciones locales tendrían mayor autonomía para dar forma a su futuro sin que agendas externas manipulen las narrativas políticas.
Un caso similar de mala gestión
Guatemala no es un caso aislado. Preocupaciones similares sobre la manipulación de la ayuda de cooperación han surgido en Ecuador.
Entre 2013 y 2018, el programa Fondo Socio Bosque—financiado por países europeos, el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo—buscó incentivar la conservación forestal compensando a comunidades indígenas y rurales. Sin embargo, un informe de 2019 de la Contraloría General del Estado de Ecuador encontró irregularidades significativas. De casi $1 millón transferidos a la Nacionalidad Shiwiar en la Amazonía, $160,000 no pudieron ser justificados debido a la falta de facturas y documentación.
Según la Contraloría, esta falta de transparencia puso en riesgo la protección de 73.747,23 hectáreas de selva tropical y levantó sospechas sobre corrupción y mala gestión.
Repensando la Ayuda Exterior
Aunque la ayuda extranjera suele presentarse como una herramienta benevolente para el desarrollo, la investigación de Dirkmaat muestra que en la práctica sirve como un mecanismo estratégico para promover las agendas políticas de los países donantes. Su trabajo es pionero, aunque probablemente solo raspe la superficie del problema, dado el acceso limitado a datos públicos.
En el caso de Guatemala, la interconexión entre la ayuda internacional, ONG sesgadas y medios de comunicación financiados desde el extranjero plantea serias dudas sobre la soberanía nacional y la integridad democrática.
A menos que se garantice transparencia y rendición de cuentas, la ayuda exterior seguirá siendo un arma de doble filo. Puede ofrecer alivio temporal, pero su precio es la independencia institucional a largo plazo. Como concluye Dirkmaat:“Poner fin a esta práctica evitaría la interferencia en los procesos políticos soberanos y reduciría la dependencia autoinfligida de la ayuda, permitiendo un desarrollo económico e institucional más orgánico.”