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En los últimos años, una curiosa tendencia se ha sumado al cruento deporte de la política estadounidense. Consiste en hacer comparaciones directas entre los políticos a nivel presidencial y los líderes extranjeros que la historia ha marcado como dictadores.
La comparación preferida por los izquierdistas estadounidenses es entre Donald Trump y Adolf Hitler. Ahora, sin embargo, la historia ha producido una secuencia de eventos que acusa a los abanderados de la izquierda—los demócratas—como aspirantes a totalitarios.
El factor incitante es el veredicto de no culpable en el juicio de Kyle Rittenhouse. El líder demócrata que se puso en la silla de los testigos—antes y después del juicio—es nada menos que Joe Biden, que el año pasado declaró que Rittenhouse era un supremacista blanco.
Cuando se anunció el veredicto, ¿revisó Biden su comentario anterior y expresó su arrepentimiento, o cuanto menos su remordimiento? La verdad es que no. “Aunque el veredicto de Kenosha dejará a muchos estadounidenses enfadados y preocupados, yo incluido”, dijo, “debemos reconocer que el jurado ha hablado”.
Una reacción más pertinente vino de Jerry Nadler, un demócrata clave que preside el Comité Judicial de la Cámara de Representantes: “Este desgarrador veredicto es un error judicial y sienta un peligroso precedente que justifica una revisión federal por parte del DoJ”, el mal llamado Departamento de Justicia.
La afirmación de Nadler solo es cierta si se está de acuerdo con la definición de derecho de Fidel Castro: “La justicia revolucionaria no se basa en preceptos legales sino en la convicción moral”. De hecho, esta afirmación puede verse como un resumen del credo del Partido Demócrata.
Poco después de la toma del poder por parte de Fidel en 1959, se produjo un hecho sorprendente en Cuba que podría ser una premonición del caso de Rittenhouse.
Un grupo de más de 40 pilotos de las fuerzas aéreas que habían volado en misiones contra la insurrección castrista fueron juzgados por crímenes de guerra. Acusados de bombardear posiciones del Ejército Rebelde, los aviadores afirmaron que en realidad habían lanzado sus bombas sobre zonas vacías y que habían presentado informes falsos a sus superiores. Sus historias fueron verificadas; el tribunal presidido por el juez Félix Peña, él mismo un mayor del Ejército Rebelde, no encontró ninguna razón para condenar a los aviadores y los declaró absueltos.
Este veredicto enfureció a la turba revolucionaria. En Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país, donde se celebró el juicio, estalló un alboroto. La policía mantuvo a todos los pilotos en la cárcel. Fidel acudió a la televisión, denunció airadamente el veredicto, se burló del juez Peña y pidió un nuevo juicio.
Como había ordenado Fidel, se inició un nuevo juicio bajo un nuevo panel de jueces. Sin que se presentaran nuevas pruebas, todos los pilotos fueron declarados culpables y condenados a hasta 30 años de cárcel.
Fidel hizo su declaración sobre la justicia revolucionaria y explicó: “Como los aviadores pertenecían a la fuerza aérea de [el enemigo], son criminales y deben ser castigados”.
En cuanto a los vencedores, Fidel pasó a ejercer 47 años de poder absoluto en Cuba, mientras que el segundo juez que presidía el tribunal sirvió durante muchos de esos años como jefe de contrainteligencia de Fidel.
¿Qué pasa con el caso Rittenhouse, la administración Biden y el pueblo estadounidense? ¿Conseguirán el presidente, su Congreso, su ministerio de justicia y su mafia revolucionaria derribar el veredicto de Rittenhouse, como están intentando hacer?
Una circunstancia reveladora vincula a Kyle Rittenhouse y a los aviadores anteriores a Castro. Biden, Nadler, los demócratas y su gentuza están furiosos con Rittenhouse por interrumpir un disturbio organizado por Black Lives Matter (BLM). La ofensa más grave de Rittenhouse —aquella por la que Biden le llamó “supremacista blanco”— fue oponerse a una turba que respondió a la llamada de BLM.
BLM apoya abiertamente a Fidel Castro y su ideología revolucionaria. Cuando Castro murió a finales de 2016, BLM publicó un efusivo elogio: “Hay una abrumadora sensación de pérdida… A medida que Fidel asciende al reino de los ancestros, convocamos su guía, fuerza y poder mientras nos comprometemos de nuevo con la lucha por la libertad universal”.
En 2021, cuando las manifestaciones masivas en toda Cuba amenazaron al régimen castrista, los líderes de BLM se pronunciaron en voz alta contra las protestas. Entre los que ofrecieron elogios al régimen totalitario de Cuba se encontraba el autor del llamado Proyecto 1619, una fuente importante del plan de estudios de teoría crítica de la raza que es objeto de una acalorada disputa en las escuelas de Estados Unidos.
Todos estos elementos confluyen en el seno del Partido Demócrata de Estados Unidos, que hoy puede calificarse como el colectivo político más poderoso del mundo que apoya el legado de Fidel Castro.
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