Artículo publicado originalmente en inglés en BizPac Review.
Susan Rice es la elección lógica para compañera de fórmula de Joe Biden, a ser anunciada el 1 de agosto. Como mujer negra, ella cumple dos requisitos críticos para los Demócratas. Sus varias apariciones recientes en los medios no son coincidencias.
La lealtad inquebrantable de Rice hacia Barack Obama es todavía más importante. El expresidente es indispensable para la victoria de Biden, y Obama desea completar su transformación de Estados Unidos.
El 5 de julio, Rice estuvo en el programa Meet the Press, jugando el papel tradicional de vicepresidente en modo de ataque. Había estado en el mismo programa el 16 de septiembre de 2012 para mentir acerca del caso Bengasi, en Libia, el cual dejó como saldo la muerte de cuatro estadounidenses, incluyendo el embajador Chris Stevens.
El equipo de Obama sabía que un ataque terrorista había asesinado a nuestra gente. A tan solo siete semanas de las elecciones, necesitaban una tapadera. Sin embargo, dicha mentira era una tarea que ni Hillary Clinton llevaría a cabo.
Según el testimonio ante el comité sobre Bengasi de la Cámara de Representantes de EE. UU., la primera persona buscada por la Casa Blanca fue Clinton. Ella no lo aceptó, entonces recurrieron al asesor de seguridad nacional Tom Donilon. Él también rechazó colaborar.
Con desdén por el pueblo estadounidense y la verdad, Rice, entonces embajadora ante las Naciones Unidas, mintió para encubrir al Gobierno en cinco programas televisivos dominicales. Dijo que la tragedia había sido provocada espontáneamente por un desconocido video que circulaba días antes en Egipto. Cuando se le presionó con hechos, el Gobierno Obama luego reconoció que el ataque había sido premeditado.
El engaño de Rice demostró su lealtad a Obama, pero le costó la oportunidad de ser secretaria de Estado. El Senado no la hubiera confirmado, entonces Obama la convirtió en su asesora de seguridad nacional.
Este julio en Meet the Press, Rice fomentó noticias falsas al asegurar que el presidente Donald Trump ignoraba las recompensas rusas por matar tropas estadounidenses en Afganistán. Dijo: “El mensaje a Vladimir Putin es ‘puedes matar a servidores y servidoras estadounidenses con total impunidad’ […] El presidente de Estados Unidos ha demostrado una indiferencia absolutamente cruel hacia la seguridad y la protección de las fuerzas estadounidenses en una zona de guerra”.
Obama sabe que deberá acarrear a Biden, con sus facultades disminuidas, hasta la línea de llegada. La lealtad de Rice hacia Obama y la izquierda radical, así como su desprecio a la verdad, la convierten en la elección perfecta para su compañera de fórmula.
Recientemente, el New York Times publicó un artículo de portada dominical que describió a Obama como un jugador reacio entrando a la contienda política de 2020. Esto es tan absurdo como que las apariciones mediáticas de Rice hayan sido coincidencias.
El Times alegó: “A más de tres años de su salida, el cuadragésimo cuarto presidente de Estados Unidos está de vuelta a la arena política que tanto quería dejar, arrastrado a la pelea por un enemigo, el Sr. Trump, quien está decidido a borrarlo, y por su amigo, Joseph R. Biden Jr., quien está igualmente resuelto a acogerlo”.
Tonterías.
En esta elección, Obama tiene en juego más que nadie en el país. Él quiere completar su transformación de Estados Unidos, expandir la revolución que vemos en nuestras ciudades al resto del país, y protegerse a sí mismo de investigaciones criminales.
Yo lo sé porque fui testigo de cómo Obama y Biden impusieron los sucesores de las guerrillas apoyadas por Fidel Castro a Guatemala, donde he vivido por casi 50 años. Vi la voluntad de Obama y de Biden por violar cualquier ley para alcanzar sus objetivos. Incluso antes de que apareciera información sobre Obamagate, yo sabía que Obama y Biden habían intentado criminalmente amañar la elección de 2016 y luego sacar a Trump.
La reelección de Trump podría arruinar el plan socialista de Obama por generaciones. Sin el obstáculo del sabotaje de Obama, Trump podría lograr una mejor economía con desregulación, impuestos más bajos y tratados recíprocos de comercio.
La investigación de John Durham y los enjuiciamientos que resulten de ella dependen de la elección del 3 de noviembre. Si Obama obtiene una victoria a favor del inepto de Biden, su fiscal general destruirá la investigación y detendrá cualquier imputación. Si Trump gana, el trabajo de Durham continuará.
Como lo hicieron en Guatemala y como lo están haciendo funcionarios Demócratas a nivel estatal y local, los funcionarios de Biden protegerían a las bandas criminales en nuestras calles y perseguirían a sus adversarios políticos.
Documentos desclasificados recientemente conducen a Obama y muestran que Rice fue parte de los esfuerzos contra Trump. En su último día en el cargo, ella se envió a sí misma un correo electrónico afirmando varias veces que todo lo que el Gobierno había hecho para vigilar al equipo de Trump fue por orden de Obama “según las reglas”. Rice mintió cuando dijo que no sabía nada acerca de la vigilancia sobre Trump. Ella tiene un interés en destruir la investigación de Durham.
Rice ha probado ser un miembro leal del grupo de Obama, preparada para cualquier cosa con el fin de promover un Estado de partido único. Obama será el verdadero presidente si Biden gana, y su plan socialista continuará a través de Rice.
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