Los demócratas, sus aliados en los medios y las élites empresariales están operando para hacernos creer que una victoria electoral de Joe Biden es inevitable. No lo crean.
Al contrario de lo que afirman visiones sesgadas, existen muchos factores que sugieren que el presidente Donald Trump podría ganar la reelección.
El entusiasmo de los simpatizantes de Trump está más grande que nunca, mientras que el entusiasmo por Biden es bajo. Los mitines de Trump, en los cuales los participantes están de pie porque se celebran al aire libre, están llenos de seguidores que lo adoran. Los pocos mitines de Biden atraen a pocas personas.
El gran entusiasmo por Trump lo ha ayudado a crear lo que se conoce como una extensa estrategia de campo. Esto significa un ejército de voluntarios que hacen llamadas y visitas, entre otras actividades, para ayudar a Trump a ganar. Los voluntarios han sido exitosos en la actividad más importante: registrar nuevos votantes.
Los republicanos han añadido 174 mil personas a sus registros en Pensilvania y 100 mil en Carolina del Norte. En 2016 había 327.483 menos republicanos registrados que demócratas en Florida. Esa diferencia se ha reducido a 134.242. Trump ganó Florida por 112.911 votos en 2016. Estos son tres Estados fluctuantes claves.
El reciente descubrimiento de los correos electrónicos de Hunter Biden ha creado un problema a su padre candidato. Los medios corruptos no informan sobre este caso. Facebook y Twitter lo han censurado e incluso esta última empresa ha usado a ciudadanos chinos para hacerlo. El conglomerado de Biden afirma que el caso es desinformación rusa. Incluso él mismo ha repetido esta afirmación sin fundamontos en el debate de anoche.
Tony Bobulinski, el antiguo socio de negocios de Hunter Biden en China, ha confirmado la validez de un correo clave publicado la semana pasada. El correo hacía referencia a 10 % para el “hombre fuerte”, quien Bobulinski confirmó que se trataba de Joe Biden.
Trump exitosamente penetró la coraza mediática para suprimir el escándalo de corrupción en el debate. Gran parte de la audiencia de muchos millones oyeron por primera vez sobre pagos a Biden a través de su hijo. Los medios no pudieron bloquear el mensaje.
El ejército de voluntarios de Trump eludieron la corrupta censura mediática y tecnológica. Enfadados por los bloqueos de Facebook, estos voluntarios llamarán directamente a sus amigos y parientes. Ellos se quejarán acerca de las acciones lamentables de las grandes empresas de tecnología y de comunicación para ayudar a Biden al suprimir y censurar la transmisión de esta información importante.
Más importante que la corrupción de Biden es su vulnerabilidad a ser chantajeado por China y por grandes empresas tecnológicas que lo han apoyado abierta y activamente.
En el último debate, Biden se distanció de su base socialista al afirmar categóricamente que no prohibiría el fracking o fracturación hidráulica. Biden hizo enojar a los supuestos demócratas del centro al decir que dejaría atrás a los combustibles fósiles. Trump está corriendo anuncios donde Biden dice que él prohibirá el fracking y pondrá fin a los combustibles fósiles.
Biden tiene un problema en los Estados fluctuantes con su preciado derecho a portar armas. Trump está corriendo anuncios sobre esto para alertar a votantes que Biden y Harris han prometido acabar con este derecho y confiscar sus armas, algo particularmente importante para Wisconsin, Pensilvania, Michigan, Minesota y Carolina del Norte.
Mientras los demócratas quieren acabar con el derecho a portar armas, ellos se rehúsan a aplicar la ley contra grupos que recurren a la violencia en protestas políticas y piden “desfinanciar a la policía”. Kim Gardner, el fiscal socialista de St. Louis apoyado por George Soros, imputó a Mark y Patricia McCloskey por sacar sus armas en defensa propia, pero no imputó a los miembros del grupo que irrumpió en la comunidad de los McCloskey y los amenazaron.
Trump ganó en 2016 al prometer políticas y resultados que nadie podía saber que él los implementaría y conseguiría. Rudy Giuliani, el exalcalde de Nueva York, fracasó como candidato presidencial porque los conservadores no confían en los republicanos de Nueva York.
Como presidente, Trump ha buscado cumplir las promesas que hizo cuando era candidato. Él ha logrado resultados impresionantes a pesar de los esfuerzos ilegales y sin precedentes para sacarle o debilitar su mandato. Con su historial y credibilidad, Trump debería tener incluso mayor apoyo en 2020.
Los seguidores de Trump están motivados también por los demócratas y sus aliados mediáticos que los demonizan como racistas e intolerantes. Los simpatizantes de Trump lo ven como un adversario del establishment corrupto, y esos seguidores siguen comprometidos con derrotar al establishment.
Irónicamente, este multimillonario desarrollador inmobiliario de Nueva York tiene conexiones profundas con la gente trabajadora. Muchos que nunca habían votado antes lo hicieron por Trump en 2016. La radicalización violenta de los demócratas fomentará el voto de una clase trabajadora desilusionada y vilificada.
Muchos seguidores de Trump no responden a los encuestadores porque los aliados demócratas se han vuelto intolerantes y violentos. Los encuestadores, ignorando que los nuevos votantes por Trump existen, sencillamente no los cuentan.
Quienes odian a Trump, incluyendo a facciones dentro del Partido Republicano, están confundidos y desprecian a los seguidores de Trump. Aquellos obsesionados contra Trump hablan exclusivamente entre ellos y tienen una visión distorsionada del electorado. La mala fe de los medios agravan dicha visión.
Ellos se llevarán una sorpresa el 3 de noviembre.
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