Artículo publicado originalmente en inglés en BizPac Review.
Joe Biden leyó de un teleprónter por 24 minutos ayer en Broward County, con el eslogan “La batalla por el espíritu de la nación” en el podio. Votar por él y Kamala Harris supuestamente “mostraría al mundo quién somos realmente”.
Los residentes de Florida y todos los estadounidenses deben reconocer al dúo como los radicales que son, alineados con su partido. Una victoria electoral de los demócratas demostraría que Estados Unidos ya no es lo que una vez fue.
Los radicales al frente de los motines
Sus simpatías por los radicales están allí a la vista. Biden se refirió a “disturbios” (motines) como parte de una “temporada de protestas”. En sus declaraciones de apertura, se describió a sí mismo como un fan de los Philadelphia 76ers, pero no dijo ninguna palabra sobre la violencia de esta semana en esa ciudad.
Biden, los demócratas y sus aliados mediáticos fingieron que los motines violentos fueron protestas pacíficas hasta que malos resultados en las encuestas llevaron a un giro de 180 grados. La declaración de principios de Black Lives Matter incluye la derrota de Trump. Es por eso que la violencia que dañaba a la campaña de Biden disminuyó, al menos hasta el desorden de esta semana.
El conglomerado de Biden quiere hacernos creer que su elección desarticularía las tensiones y terminaría con la violencia. La verdad es que abandonar a las fuerzas del orden, como Biden y su base socialista acostumbran hacerlo, empoderaría a los vándalos y aumentaría la violencia.
Todas las organizaciones nacionales de policías, que representan a más de 900 mil oficiales, incluyendo la Asociación Benevolente de la Policía de Florida, apoyan a Trump. Los apoyos que recibió Biden de fuerzas del orden son en su mayoría de individuos retirados y de algunos pocos que siguen activos. El fiscal de Portland, Oregón, y el alcalde de Seattle —quien se rehusó a proteger a sus ciudadanos y mimó a los vándalos— apoyan a Biden.
En los días antes y después de las elecciones, la izquierda desatará su ala violenta para intimidarnos. Tiendas en todo el país ya están colocando barricadas en grandes ciudades por miedo a saqueos.
Una corte a medida
Biden se ha rehusado a responder si él aumentaría la cantidad de jueces de la Corte Suprema, y no hemos escuchado nada sobre ello en su discurso.
No quedan dudas; la presidencia de Biden-Harris, con un Congreso controlado por los demócratas, llevaría al copamiento de la corte. Esto cambiaría la cantidad de jueces por primera vez desde 1869, eliminaría la independencia judicial y daría a los demócratas el dominio del Gobierno de Estados Unidos en todos los niveles.
La congresista Alexandria-Ocasio Cortez (AOC) tuiteó esta semana que los demócratas han carecido de las “piedras” para enfrentar a los republicanos y exigió el copamiento de la corte.
Este mensaje iba dirigido a Chuck Shumer, quien busca la reelección en 2022. AOC asusta a los demócratas electos porque ellos saben que ella puede apoyar a contendientes en las elecciones primarias y derrotar a los políticos tradicionales, así como ella derrotó a Joe Crowley. Esta primavera, AOC elevó a un director de escuela secundaria quien venció a Elliot Engel, miembro del Congreso por 16 mandatos y líder del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
Los demócratas estarían seguros para acabar con el filibusterismo en el Senado y expandir la Corte Suprema. Incluso si él está en desacuerdo, Biden es demasiado débil para resistir.
Una judicatura independiente es nuestra defensa contra fiscales corruptos. Los socialistas rutinariamente atacan a la justicia y la persecución criminal, como muchos del sur de Florida lo saben. Esta es la razón por la que ellos o sus familias huyeron de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Con el poder ejecutivo, el judicial y un Congreso obediente, el partido único socialista sería realidad.
Cuarentena económica
Biden dice que el “detendría” al virus del COVID-19. En realidad, su propuesta de mandato nacional de mascarillas sofocaría a la economía justo cuando nos estamos recuperando y cuando menos podemos permitírnoslo. Sin embargo, cuando lo único que tienes es un martillo, todo se parece a un clavo, y el martillo es el poder centralizado en sus manos.
La deshonestidad e histeria sobre el COVID-19 es todo lo que Biden tiene para ofrecer a los residentes de Florida. Incluso eso recibió una refutación rápida y brutal de Trump.
En su mitin de ayer en Tampa, donde habló por noventa minutos, Trump reprodujo videos de gobernadores demócratas que alabaron su esfuerzo contra la pandemia. Con las propias palabras de los demócratas, Trump desmontó la idea de que él fue débil contra el COVID-19.
Sin embargo, los medios propagadores de noticias falsas, en complicidad con las grandes empresas tecnológicas, siguen ocultando la verdad. Los votantes deben ver más allá de la desinformación. Sus acólitos, medios, y aliados lo han protegido para que no tenga que enfrentar las duras preguntas.
Al filo de la navaja
La persecución de enemigos para servir al poder ejecutivo es característica de la dictadura. Es también la visión de los demócratas para Estados Unidos.
Si Biden-Harris gana, la libertad religiosa y de expresión y el derecho a tener y portar armas estarán en riesgo. Los mítines han dejado aún más clara nuestra elección: perder nuestras libertades con Biden-Harris o unirse a Trump y defender nuestros derechos constitucionales.
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