This article first appeared in the BizPac Review.
Los hispanos de Florida reconocieron el socialismo y entregaron una decisiva victoria electoral al presidente Donald Trump. Desafortunadamente, el número de estadounidenses fuera de Florida que comprendió la naturaleza real de los demócratas fue insuficiente para frenar el invasivo fraude electoral en áreas urbanas de otros estados. Debemos ver qué surge de la batalla electoral.
El conglomerado de los globalistas, sus medios corporativos, los actores del estado profundo y los demócratas han usado técnicas clásicas marxistas en contra de nuestra república democrática: promesas falsas de justicia social y educación y salud gratuita con un toque de polarización mediante la demonización, violencia, caos y fraude.
Muchos hispanos reconocen y entienden esto por sus países de origen.
La agenda radical de Joe Biden aplacó a Bernie Sanders y defensores socialistas. También llevó a los hispanos a reducir la ventaja demócrata en el condado de Miami Dade de 30% para Hillary Clinton a 7% para Joe Biden.
Ese cambio se extendió a dos candidaturas al Congreso. En el distrito 27, la republicana María Elvira Salazar venció a su contendiente Donna Shalala, ex secretaria de gabinete de Clinton y presidente de la Universidad de Miami. Trump perdió allí con Clinton por 20 puntos y con Biden por tres. En el distrito 26, la contrincante demócrata Debbie Mucarsel-Powell perdió por cuatro puntos con el republicano Carlos Gimenez, pese a gastar tres veces más dinero. Allí, Trump venció a Biden por seis puntos comparado a los 16 puntos de pérdida con Clinton.
Biden y sus aliados en los medios faltan el respeto a los votantes de Trump al truncar la transparencia electoral. La guerra demócrata de información busca suprimir evidencia de fraude y presionar a los republicanos para que acepten a Biden como presidente electo. Esto incluye el voto de personas muertas y no residentes, el conteo de papeletas no verificadas, violación a la protección equitativa, exclusión de veedores republicanos y problemas con el software de las máquinas de votación, con extranjeros involucrados.
Los líderes demócratas como la representante demócrata Alexandria Ocasio Cortez llaman a recopilar listas de los defensores de Trump para castigarlos. Hispanos de ascendencia cubana, venezolana y nicaragüense reconocen esto como familiar; es totalitarismo. Otros ciudadanos deben rechazarlo por contradecir los principios estadounidenses.
Los demócratas influyentes están enfocados exclusivamente en obtener lo que quieren independientemente del costo. Muchos demócratas de buena voluntad no logran ver la amenaza a ellos mismos por su propio partido.
Si los demócratas llegan a controlar la presidencia y el Congreso, ellos ejecutarían lo que sus líderes han exigido. Ellos eliminarían los obstáculos y aumentarían el número de magistrados en la Corte Suprema. La combinación de procesos penales y justicia politizados garantizaría el gobierno de un solo partido y destruiría la democracia.
Si las impugnaciones legales del presidente no tienen éxito, nuestra única defensa en contra de esto sería que los republicanos mantengan su mayoría en el Senado ganando las dos segundas vueltas electorales en Georgia el 5 de enero. El senador republicano Marco Rubio entiende la importancia de una oportunidad para vencer al totalitarismo y ya ha empezado a hacer campaña por los senadores David Perdue y Kelly Loeffler. Rubio indicó en un tuit que el oponente de Loeffler, Raphael Warnock, recibió a Fidel Castro en Nueva York para un discurso que terminó con el canto de un himno socialista, “El Internacional”.
Rubio es una pieza valiosa para los republicanos. Como otros habitantes de Florida, él entiende la amenaza marxista y puede enseñar a otros estadounidenses.
Con el control del Senado, los republicanos se opondrán a los radicales, obstaculizarán leyes radicales y conducirán investigaciones. Esto daría a los republicanos una oportunidad para recuperar la Cámara de Representantes en 2022 y la Casa Blanca en 2024. A parte del daño que la corrupción comprobada de Biden y su desastrosa política exterior pueden ocasionarnos, todavía enfrentaríamos fraude electoral demócrata, esta vez facilitado por la función ejecutiva.
El tiempo para pelear contra el totalitarismo y defender los principios de los fundadores es ahora. Los republicanos deben apoyar a Trump. Antes de firmar la Declaración de Independencia, Ben Franklin dijo, “Debemos mantenernos unidos o acabarán colgándonos a todos por separado”.
Debemos dejar en claro a los demócratas que la única forma que ellos y nosotros mantengamos nuestra república democrática es mediante transparencia en las elecciones. A diferencia de los demócratas totalitarios en 2016, podemos aceptar una presidencia de Biden, como lo hicimos con los gobiernos de Obama, si vemos que él ganó legalmente.
El país les debe mucho a los hispanos de Florida. Si Biden hubiese ganado Florida, donde fue más difícil cometer fraude, no hubieran tenido que recolectar votos en medio de la noche en las grandes ciudades de estados que eran campo de batalla. El evidente fraude debe motivarnos a hacer lo que los hispanos están haciendo: oponerse al totalitarismo y respaldar la libertad.
Los demócratas y sus medios aliados han presentado la victoria republicana entre los hispanos de Florida como un problema de comunicación a superar. Es más que eso. Es un problema fundamental para los demócratas. Ellos piden cambios en el partido sin entender que el único cambio efectivo sería eliminar el totalitarismo de su agenda partidaria. Eso sería sano para el país entero y los podría hacer competitivos en Florida de nuevo.
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