Una alianza de mercantilistas, sus medios corruptos, socialistas (Demócratas) y burócratas permanentes del gobierno se han unido para derrocar a un enemigo común: el presidente Donald Trump. La alianza ha socavado la Constitución, ha privado de sus derechos a la mitad de los votantes del país y nos ha puesto en posición de perder la república y nuestra libertad.
Un segundo mandato de Trump era una amenaza existencial para cada grupo de la alianza. Su política “America-first” continuaría mostrando a la clase trabajadora que el obstáculo para su prosperidad son las políticas corruptas globalistas de los mercantilistas. El empoderamiento individual de Trump acabaría con el sueño colectivista de los socialistas de crear dependencia del gobierno.
La concienciación pública que los burócratas que traicionaron a Trump y a la Constitución conduciría a reformas. Estas restaurarían la autoridad del presidente debidamente electo para formular y ejecutar políticas, y reduciría el poder y la amplitud inconstitucional de la burocracia.
Los socialistas y burócratas por sí solos no tenían el poder para derrotar a Trump. Necesitaban el dinero y el poder de los mercantilistas, especialmente el de sus corruptos medios de noticias falsas. Demonizaron a Trump con sus falsas narrativas de colusión con Rusia, su enjuiciamiento político y sus relatos sobre el racismo. La alianza tenía que mantener a su base permanentemente enojada y agitada para evitar que los demócratas trabajaran con Trump, de manera que su éxito no socavara sus agendas.
Los mercantilistas tienen billones de dólares en juego en China. Los republicanos y los demócratas habían acomodado a China y a los mercantilistas por veinte años antes de que Trump se convirtiera en presidente. China no tenía que hacer nada. Los mercantilistas presionaron a ambos partidos para asegurar la ventaja de China sobre nosotros. Ni siquiera tuvieron que registrarse como agentes extranjeros porque el pago de China era indirecto: una participación en las ganancias excedentes generadas por el trabajo esclavo chino.
Las ineficiencias de la dictadura eventualmente harán que el Partido Comunista Chino (PCCh) pierda el control si Estados Unidos se mantiene concentrado y fuerte, y los hace competir en igualdad de condiciones. Esta era la política de Trump, el PCCh y los mercantilistas estaban desesperados por terminar por cualquier medio necesario.
El éxito económico de Trump habría asegurado una avalancha electoral, de no ser por la COVID-19. Incluso con eso, la alianza no se arriesgó. A principios de 2019, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, introdujo una legislación para aumentar el voto por correo y así facilitar el fraude electoral a favor de los demócratas. La COVID-19 proporcionó el pretexto.
Después de que todo lo demás fallara, la elección era la última oportunidad de evitar un segundo mandato de Trump. La alianza hizo todo lo posible en un esfuerzo obviamente coordinado en los estados indecisos con grandes ciudades controladas por los demócratas, y ya maduras para el fraude. La lista de métodos fraudulentos incluye votos de personas muertas y no residentes y negar el acceso a los fiscales electorales, entre otros. La alianza facilitó ilegalmente el fraude.
La Constitución especifica que las legislaturas estatales nombran a los electores. Les dio ese poder a los votantes, incluyendo leyes sobre el voto. Los gobernadores, secretarios de estado, funcionarios electorales y tribunales cambiaron los procedimientos de votación con la falsa excusa de la COVID-19 sin la aprobación de sus legislaturas. A pesar de la clara evidencia, la ley estatal comparada con los procedimientos de votación, los tribunales desestimaron todos los casos por motivos de procedimiento, evitando el fondo.
La fuerza corporativa de los mercantilistas junto con su poder mediático y el poder demócrata se combinó para intimidar al poder judicial, a los abogados privados y a los funcionarios del estado. Temían las represalias y el ostracismo.
Para tener legitimidad, Biden podría convocar una comisión imparcial de profesionales de renombre para investigar e informar sobre la elección. Si todo es como afirman Biden y sus seguidores, los votantes de Trump aceptarían la derrota y podríamos unirnos. En cambio, la alianza de Biden ha aumentado la intimidación, la censura y la represión, alegando que los cargos de fraude le hacen daño al país.
Los mercantilistas están a la cabeza. Twitter y Facebook han censurado a Trump y a otros conservadores. YouTube de Google elimina cualquier video que alegue fraude. Apple, Amazon y Google han eliminado a Parler de sus plataformas. Casualmente, actuaron después de la confirmación de que su hombre, Biden, cuya administración quiere suprimir a la oposición, se convertiría en presidente. La restricción del discurso al estilo del PCCh no debería ocurrir en Estados Unidos.
La afirmación demócrata de que la violencia en el Capitolio el 6 de enero fue sedición, contrasta con el apoyo a Black Lives Matter y la violencia de Antifa entre mayo y agosto que intimidó a nuestro poder judicial y a otros. Más que hipócrita, es totalitaria, como lo es la cancelación de Trump y sus partidarios, que incluye la supresión de la libertad de expresión.
La posición de la alianza es que los partidarios de Trump no merecen ningún derecho, ni siquiera el derecho a votar. Habiendo cometido crímenes a plena luz del día y habiendo intimidado a todas las instituciones para que abdicaran de su responsabilidad, la alianza no puede permitirse devolver el poder a sus enemigos. Con el control demócrata de todas las ramas del gobierno, el restablecimiento a los valores constitucionales es una tarea titánica.
El elemento indispensable de la alianza, los mercantilistas, usará su poder para evitar que regrese la política de “America-first”. Sin embargo, se están poniendo en riesgo, ya que el totalitarismo es antitético a los negocios. Testigo de ello han sido Rusia 1917, Alemania 1933, China 1949, Cuba 1959 y Venezuela 1998.
Los mercantilistas han utilizado a los socialistas y burócratas para continuar sus ganancias excesivas en China. Hasta que no reconozcamos el peligro y encontremos soluciones, esta avaricia, arrogancia y traición a Estados Unidos está allanando el camino para que sus socios tengan un poder totalitario.
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