Siete países centroamericanos y República Dominicana han anunciado la tan esperada integración de sus mercados de capitales. Sin embargo, el enfoque en deuda pública y no en valores privados hace que la iniciativa no tenga la capacidad para alcanzar verdadero crecimiento.
El 17 de mayo, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) firmó un acuerdo con el Consejo de Ministros de Finanzas de Centroamérica, la Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano y la Asociación de Bolsas de Comercio de Centroamérica para fortalecer los mercados de bonos soberanos de la región.
El mercado integrado de capitales operará dentro del Sistema de Integración de Centroamérica (SICA) que abarca a Guatemala, Belice, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Panamá y República Dominicana.
Pese a que es un paso en la dirección correcta, la alianza posterga la posibilidad de comerciar valores de emisores privados. El verdadero potencial financiero para el crecimiento económico se mantiene desaprovechado por ahora.
Financiamiento para cabildeo y déficits
La demora y las disparidades legales entre países se traducen en nuevos empleos al menos para abogados y lobistas. El BCIE ha contratado consultores para abordar inconvenientes jurisdiccionales, guías legislativas y reformas regulatorias.
El proceso de sincronización tomará entre 12 y 18 meses, aunque los negocios tendrán que esperar más tiempo para tener la oportunidad de participar. Las autoridades han insinuado bagamente la expansión hacia valores privados en un futuro distante.
Otra preocupación es el rol del BCIE como un proveedor regional de crédito barato. El banco regional establecerá un fideicomiso de $150 millones para comprar estos bonos soberanos. Además, el BCIE ha pedido al ministro de Finanzas mexicano que permita a los países miembros de SICA emitir deuda soberana en la bolsa de valores mexicana. El BCIE garantizará estos bonos en caso de incumplimiento de pago.
En un mundo en el que la teoría monetaria moderna está cada vez guiando más discusiones políticas sobre gasto gubernamental, los gobiernos de Centroamérica pueden esperarse un cheque en blanco para llevar a cabo proyectos populistas —por los que tendrán que responder pocas preguntas—.
Los gobiernos se benefician, los negocios no reciben nada
Los costos de financiamiento pueden bajar para los gobiernos y los fondos de pensión que buscan posicionarse con deuda con grado de inversión. Sin embargo, el proyecto actual hace poco para fortalecer los negocios, el verdadero motor del crecimiento económico devastado por la pandemia.
Hay 481 compañías emisoras activas en las bolsas de valores de los países miembros del SICA pero poco movimiento. Muchos emprendimientos exitosos de la región no comercian en Ciudad de Panamá, sino en Nueva York y Toronto.
Una plataforma bursátil unificada de valores privados podría impulsar transacciones e inversión privada, reducir riesgos financieros y dar liquidez a los negocios cuando lo necesiten. Los gobiernos solamente pueden beneficiarse de los impuestos resultantes de mayor actividad económica.
Los fondos mutuos que se establezcan en esta bolsa de valores común pueden convertirse en una forma más segura para que inversores extranjeros inviertan en economías emergentes. Esto también proveería opciones de diversificación a los inversores locales que antes estaban limitados a tener instrumentos financieros locales en sus portafolios.
Los mercados integrados de capitales también pueden hacer el financiamiento de deuda pública para los países miembros del SICA más eficiente. Hacer que los bonos soberanos centroamericanos compitan con los valores privados en la misma plataforma puede incentivar condiciones macroeconómicas responsables.
Las tasas de interés bajas en el resto del mundo han hecho más atractivos a los bonos de las economías emergentes, pero los inversores extranjeros están al tanto del alto riesgo geopolítico de Centroamérica. Si los bancos centrales aumentan las tasas de interés conforme hay recuperación de la pandemia, los inversores regresarán a destinaciones más seguras. Esto debería mantener a los gobiernos locales en alerta.
Cómo asegurar el éxito
Los países miembros del SICA pueden evaluar la experiencia del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), una bolsa de valores común para valores de renta variable lanzada en 2011 entre México, Colombia, Perú y Chile.
Desde su origen, se han realizado 30.151 transacciones mediante el MILA, con un volumen de $631,3 millones. Actualmente, la capitalización de mercado de MILA de $897 mil millones lo hace la segunda bolsa de valores más grande de la región, solamente después de la brasileña B3.
Un obstáculo clave en el desarrollo de MILA ha sido la falta de sincronización, puesto que cada país mantiene su propio régimen tributario, comisiones y reglas de inversión. Con pocos incentivos tributarios y mucha burocracia, invertir en las acciones de MILA es todavía complejo y poco atractivo para todos menos los más grandes inversores.
Para que una bolsa de valores integrada centroamericana estimule inversión sustancial, la estandarización regulatoria debe convertirse en una prioridad que alivie a los inversores de procedimientos tediosos y confusos. Una reforma judicial para asegurar que las cortes locales se mantengan independientes y no sucumban ante activistas antiempresa es otro asunto importante.
Hasta que no haya determinación para impulsar a la inversión privada y aplicar el imperio de la ley, pequeñas y grandes compañías de la región seguirán su peregrinaje al norte por capital.
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