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Los socialistas radicales no necesitan estar preocupados de que Joe Biden tome un giro hacia el centro como unos demócratas tradicionales prevén. Biden está enjaulado en la estrategia marxista de dividir y conquistar, también ejecutada por el verdadero presidente, Barack Obama, como mencionó la secretaria de prensa Jen Psaki en su reciente desliz freudiano.
Para mantener el control de sus seguidores, el régimen de Biden debe mantenerlos constantemente agitados, atemorizados y enojados. El régimen utiliza a la raza, el género, el cambio climático, la COVID-19 como los principales temas para dividir a los estadounidenses. Quienquiera que no esté de acuerdo con el régimen es un totalitario malvado que propaga odio, división y desinformación. La demonización—sumada a la propaganda de los medios, que incluyen mentiras por omisión y censura en redes sociales—suprime a la verdad y mantiene a los seguidores del régimen lejos de considerar cualquier argumento que el enemigo diga.
El comunismo no existe. Esto es una ilusión irrealizable que los totalitarios usan para llegar al poder e imponer dictaduras. Los marxistas-leninistas sustituyeron el conflicto entre proletariado y burguesía para usar otros conflictos, basados también en narrativas falsas.
Un hombre negro elegido presidente por la mayoría de blancos de Estados Unidos destruye la falsa y divisiva narrativa del racismo sistémico durante sus periodos y después de esos. Obama invitó a los líderes de Black Lives Matter (BLM) a la Casa Blanca en algunas ocasiones. Los fundadores de BLM son proclamados marxistas. Ellos también alababan a Fidel Castro, cuya intención totalitaria era estelar. Sus acciones hacia la población negra, no tanto.
Como presidente, Obama usó ilegalmente las agencias de seguridad en contra de sus oponentes políticos, incluyendo un intento ilegal de influenciar las elecciones de 2016. Los aliados de Obama en la burocracia federal obstaculizaron ilegalmente la presidencia de Trump. Obama, sus compañeros en corporaciones y sus medios corruptos, los demócratas y la burocracia se asociaron para remover a Trump del poder mediante cualquier medio necesario en 2020.
El ala violenta de los demócratas—BLM y Antifa—causó estragos en muchas ciudades con gobernadores y alcaldes demócratas. Ellos y agencias gubernamentales posiblemente se infiltraron a los protestantes del 6 de enero y los ayudaron a llegar al Capitolio. El régimen de Biden ha perseguido y demonizado a personas remotamente conectadas como grupos insurreccionistas y supremacistas blancos. El régimen está usando este pretexto para purgar a la milicia.
Todos estos son precursores históricos para tomar el control del gobierno e instalar una dictadura. Afortunadamente, nuestras tradiciones y estructura constitucional creados por nuestros fundadores han resistido este asalto a nuestra república. Sin embargo, ahora estamos a solo dos votos demócratas del Senado de un desastre para nuestra república constitucional.
Cualquier cambio de posiciones en el régimen de Biden en sus conflictos claves desorientarían a sus seguidores. Muchos verdaderos creyentes del régimen se darían cuenta de la verdad y cómo han sido engañados. Incluso ya, algunos individuos prominentes de supuestos grupos de víctimas han abandonado el barco después de darse cuenta de las mentiras del régimen y la supresión de la verdad. Eso es algo que pasaría en masa si el régimen cambiaría sus posiciones sobre estos temas conflictivos.
Los marxistas piensan en el largo plazo. A pesar de que quisieran el poder ahora, ellos saben que puede fallar. Los compañeros demócratas en medios no pueden ocultar y esconder los efectos negativos de sus políticas de las personas que han sido afectadas. Sin poder robar las elecciones, los demócratas sufrirán derrotas, por lo que eludirán a los funcionarios republicanos electos.
Biden ya ha recurrido a desacreditar las elecciones de 2022. Él ha atacado con supresión de votantes las leyes estatales republicanas que hacen que sea más difícil hacer trampa. En ausencia de su federalización inconstitucional de las elecciones y con el fin de la identificación del votante, los demócratas llamarán a las elecciones del 2022 como ilegítimas.
Si los demócratas pierden control de la Cámara de Representantes el próximo año, ellos y sus medios aliados culparán a los republicanos de todo lo negativo que ocurra en 2023 y 2024. Los demócratas y sus aliados van a incrementar la intensidad de polarización a través de la demonización durante las elecciones presidenciales de 2024 y una posible presidencia republicana, si ocurre.
Para socavar la presidencia de Trump, los burócratas violaron las leyes y su juramento. Ellos lo harán otra vez frente a otro presidente republicano.
Incluso si los republicanos ganan el control de ambas ramas del gobierno, el asalto totalitario continuará al menos de que un nuevo gobierno desarraigue la subversión dentro de la burocracracia en Washington, DC. Si los republicanos limitan su enfoque a políticas, el asalto marxista regresará.
Dos claves para desarraigar el marxismo son la educación y la burocracia federal. Virginia está liderando el camino en cuanto a educación. Muchos otros estados se están moviendo en la misma dirección. Debemos descentralizar y reformar la educación para que se diga la verdad y remover la propaganda marxista que busca dividir.
Aunque es indispensable ahora, reformar la educación ayudará en el mediano y largo plazo. El otro paso esencial es hacer que los burócratas federales, especialmente en el Departamento de Justicia y Departamento de Estado, respondan al presidente, como se menciona en la Constitución.
Sin este paso crítico que requiere reconocimiento público, los burócratas con sus medios aliados y demócratas van a socavar a la nueva administración y regresarán al poder. Ya que ellos creen que los republicanos son incapaces de entender y tomar mediadas que desarraiguen al marxismo, los demócratas y sus aliados continuarán su asalto totalitario en 2022 y estarán listos para hacerlo también desde la oposición.
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