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En este mes, Joe Biden mencionó a la Business Roundtable un nuevo orden mundial, del cual su régimen es el conductor. Sus oligarcas se aliaron con comunistas y la burocracia federal para ponerlo en la Casa Blanca. Juntos, ellos están en búsqueda del modelo chino de control centralizado y no democrático. Esto es un anatema a los principios fundacionales de Estados Unidos y debe ser detenido.
En su concepción, los principios claves del comunismo eran la obtención estatal de los medios de producción y la abolición de la propiedad privada. Después de la implosión de la Unión Soviética, los comunistas se dieron cuenta que el gobierno podía controlar la producción y la propiedad a través de regulaciones mientras permiten la propiedad privada solo en los papeles. Así, los oligarcas podrían unirse al colectivismo marxista y participar en la cleptocracia.
Nuestras más grandes corporaciones ahora trabajan con los marxistas que controlan el Partido Demócrata. Ambos desprecian el gobierno del pueblo y el individualismo, bases de la libertad que hemos disfrutado.
China es clave para entender esta nueva amenaza a la libertad. Reconociendo que su sistema seguiría a la Unión Soviética en una implosión, el Partido Comunista Chino (PCC) creó un híbrido: propiedad privada en asuntos económicos bajo un gobierno autoritario. El régimen envalentonado, que ahora se inclina hacia el crecimiento económico, es el mayor enemigo de nuestras libertades.
Los líderes de los partidos más grandes dijeron que la integración china a la economía mundial llevaría a su liberalización. El PCC tenía otros planes. La integración china permitió al PCC adquirir suficiente riqueza y poder para desafiar al liderazgo internacional estadounidense manteniendo a su propio partido en el poder.
Los oligarcas estadounidenses han sido compañeros dispuestos del PCC. El PCC comparte con corporaciones extranjeras los excesos de ingresos de su vasto y empobrecido personal que no tiene derechos. Para preservar esta ganancia inesperada, las compañías estadounidenses han hecho un lobby exitoso en ambos partidos para que sigan la agenda del PCC.
La política orientada hacia el PCC exporta trabajos estadounidenses. Las regulaciones apoyadas por ambos partidos favorecen a las grandes empresas a expensas de las pequeñas. Las políticas del expresidente Donald Trump revirtieron esto, resultando en un amplio crecimiento económico que ayudó a todos los sectores de la sociedad. Los oligarcas y sus medios se aliaron con los demócratas y sus compinches federales para gobernar a expensas de toda la demás población.
La libertad individual y el imperio de la ley nutren la creatividad, el motor del progreso humano, más que cualquier otro sistema. El sistema del PCC está muy lejos de esto. China, entonces, empuja a compañías extranjeras para que le brinden la tecnología que no son capaces de crear. El PCC también ha creado una estructura de espionaje para robar tecnología e información. El régimen de Biden ha hecho poco o nada para detener esto.
Para los oligarcas estadounidenses, el sistema chino es más fácil de lidiar. No hay sindicatos, comités congresionales, oenegés, medios independientes, etc. para superar. El PCC tiene toda la autoridad y las ganancias son enormes.
Trump dividió al Partido Republicano en facciones pro Estados Unidos y el establishment. Los demócratas y sus medios aliados demonizan a los republicanos pro Estados Unidos y los catalogan como extremistas pertenecientes a cultos e intolerantes. Su pecado es creer en el individualismo y el gobierno del pueblo dentro de nuestro sistema constitucional.
Demócratas, oligarcas y sus medios, burócratas del gobierno, y el PCC tienen miedo de un gobierno pro Estados Unidos. Ellos han fallado hasta el momento en cambiar las leyes para votar con el fin de asegurar que los demócratas puedan robar las elecciones. Ellos también han sido incapaces de llenar la Corte Suprema con jueces políticos que destrozarían la Constitución y centralizarían el poder en el partido, estilo PCC.
El PCC no puede dominar a Estados Unidos si entendemos la amenaza y mantenemos fortalecida a nuestra economía y nuestra milicia. Bajos impuestos corporativos, regulaciones mínimas y acuerdos de comercio recíprocos — las políticas de Trump—en Estados Unidos eventualmente revelarán las deficiencias chinas, causando la pérdida del poder del PCC. El PCC está desesperado por sobrepasarnos antes de que esto suceda.
Los oligarcas estadounidenses entienden esto y no quieren perder su poder dominante. Ellos nos traicionan con China y apoyan al régimen de Biden. Los estadounidenses pueden retomar el Congreso y la presidencia, pero si no entendemos cómo llegamos a esta situación inaceptable y sus condiciones peligrosas, aquellos que nos trajeron hasta acá, regresarán.
Para borrar a la cultura marxista que ha estado creciendo dentro de nosotros por más de un siglo, debemos retomar la educación desde sus raíces. Esto ha comenzado y debe continuar. Debemos volver a la sanidad en la que los hombres son hombres, las mujeres son mujeres, y el sentido común es más común.
La cultura marxista no podría haber venido a dominar nuestras instituciones públicas y privadas sin la ayuda de los oligarcas. Incluso juntos, ellos necesitaron la traición de una irresponsable burocracia federal para socavar las políticas pro Estados Unidos.
Ambos partidos han hecho crecer la burocracia federal y le han despojado de responsabilidad. Si reducimos esto, estimularemos la economía, reduciendo muchos obstáculos para el crecimiento. La burocracia atrincherada resiste esto y se ha vuelto principal aliado de demócratas y oligarcas.
La colaboración de oligarcas con sus medios, demócratas, republicanos solo de nombre, y los burócratas federales nos han traído al desastroso y amenazador de libertades régimen de Biden. Si no logramos controlar la burocracia federal y aumentar el costo de traicionarnos a China, incluso un gobierno pro Estados Unidos no detendrá el regreso al statu quo.
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