El martes 30 de mayo de 2023 se celebró en Brasil la Cumbre de Presidentes Sudamericanos, un encuentro convocado por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva para, supuestamente, impulsar la integración regional y plantear objetivos comunes. Lula, aprovechando su posición de anfitrión, invitó al dictador venezolano Nicolás Maduro. Al dar la bienvenida al tirano a un evento supuestamente democrático, Lula ignoró el flagrante historial de autoritarismo del régimen venezolano.
En 2019, el entonces presidente brasilero Jair Bolsonaro –mediante un decreto ejecutivo– prohibió a Maduro y otros funcionarios venezolanos entrar a Brasil. Dos días antes de que Lula asumiera el cargo en enero de este año, Bolsonaro revocó inesperadamente y sin explicaciones la prohibición de Maduro. El dictador venezolano rara vez se atreve a salir de Venezuela ya que pesa sobre él una recompensa de $15 millones de dólares por parte del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Blindado por prominentes líderes de la izquierda regional como Lula, el tirano ahora se mueve por Brasil sin temor a ser capturado.
Bolsonaro parece haber tendido una trampa a su sucesor para que mostrase su faceta antidemocrática y Lula ha caído en ella invitando a una cumbre de países libres y democráticos a un autócrata sanguinario. Así como en su tiempo Lula defendió al tirano Fidel Castro –con quien cofundó el Foro de Sao Paulo– hoy hace lo propio con Maduro. El régimen chavista ha provocado uno de los mayores éxodos migratorios de la historia moderna con más de 7 millones de exiliados. Además, en 2020 la Organización de Estados Americanos acusó a la dictadura de Maduro de 18.000 ejecuciones extrajudiciales.
#LoÚltimo | El Ex presidiario Lula Da Silva recibe visita del acusado de violación de DDHH, Nicolás Maduro, en Brasil pic.twitter.com/B8BVvAhh2B
— Contra Poder (@ContraPoder30) May 29, 2023
Una cumbre con Maduro de protagonista
Tras casi 10 años sin haberse reunido, todos los presidentes sudamericanos —a excepto de la presidenta peruana Dina Boluarte, que envió a un representante— acudieron al llamado de Lula en Brasilia, capital brasileña, para celebrar una congregación presidencial destinada al debate en torno a la integración del subcontinente. Sin embargo, muchos se llevaron la amarga sorpresa de que el anfitrión había invitado al paria regional, el dictador Nicolás Maduro.
Lula recibió al autócrata venezolano con todos los honores y lo aduló como si se tratase de un gran estadista y demócrata, incluso se atrevió a aseverar que existe una “narrativa creada sobre el autoritarismo y la antidemocracia” en Venezuela.
Algunos presidentes del ala izquierdista se sumaron con entusiasmo —de una manera bochornosa— al recibimiento del dictador, como es el caso del presidente colombiano Gustavo Petro y del argentino Alberto Fernández. Mientras Fernández pedía a Maduro que volviera a más cumbres internacionales, Petro anunciaba el retorno de Colombia a Unasur —organización de países sudamericanos anteriormente liderada por el dictador venezolano Hugo Chávez—.
Me reuní con el presidente de Venezuela, @NicolasMaduro, para seguir avanzando en la construcción de una América Latina unida que defienda los procesos democráticos, los derechos humanos y la libertad de los pueblos. pic.twitter.com/5WRMTrLTGj
— Alberto Fernández (@alferdez) May 30, 2023
Aunque algunos presidentes sudamericanos callaron cobardemente ante la presencia del dictador venezolano, la infamia de Lula no iba a ser bien recibida por todos los invitados como él creía. Luis Lacalle Pou, el presidente derechista de Uruguay, rechazó la visita del dictador y desafió el discurso de Lula diciendo que “no se puede tapar el sol con un dedo” ante la falta de democracia y violaciones de los derechos humanos en Venezuela.
Para sorpresa de todos, Gabriel Boric, el presidente izquierdista de Chile, también mostró sus discrepancias con Lula por querer “meter bajo la alfombra y hacer de la vista gorda” a la grave situación en Venezuela. Sin embargo, Boric le lanzó un salvavidas a la dictadura al pedir a la Unión Europea y los Estados Unidos que levantasen las sanciones que pesan sobre este país. Según él, estas no estarían dañando al régimen sino al pueblo de Venezuela.
Al parecer, Boric no sabe nada de cómo las sanciones a Venezuela han llevado a los funcionarios del régimen a aceptar mega escándalos de corrupción en el sector petrolero venezolano. Las sanciones claramente se han dirigido a dañar los bolsillos del régimen de Maduro, no a los ciudadanos de a pie.
Maduro está viviendo una suerte de renacer diplomático gracias a sus padrinos Lula, Fernández y Petro, quienes no han dudado en lavarle la cara y exculparlo de sus atroces pecados. Pese a la complicidad de estos presidentes, los hechos –no las narrativas– demuestran que en Venezuela rige un brutal régimen socialista, que viola sistemáticamente los derechos humanos y se ha apoderado de todas las instituciones democráticas. La realidad refuta tajantemente las declaraciones de Lula.
🇧🇷🇻🇪 | Parlamentarios brasileños repudian presencia de Nicolás Maduro en Brasil y gritan “asesino, asesino, asesino” en la Cámara de Diputados. pic.twitter.com/HXsKRwo509
— Alerta Mundial (@AlertaMundial2) May 31, 2023
Lula y sus pasos en falso
Lula, en su obsesión por dejar algún tipo de legado, se ha embarcado en la misión de ganar un lugar protagónico en la arena internacional, incluso si aquello implica favorecer a tiranos. En abril, extendió una alfombra roja al ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y se ofreció como mediador en la guerra ruso-ucraniana, sin embargo, lo hizo alineándose con los intereses del Kremlin. Tras fracasar en esa tarea, hoy intenta gestionar la reincorporación de Venezuela a la normalidad democrática y reciclar el proyecto de la Unasur, un malogrado organismo multilateral del socialismo del siglo XXI.
El encuentro se selló con una declaración a la cual bautizaron “Consenso de Brasilia”, que más allá de la retórica y el politiqueo, simplemente es un esbozo de una nueva hoja de ruta para la tan ansiada integración regional, obstaculizada por las pugnas ideológicas. Paradójicamente, se menciona que la región está “comprometida con la democracia y los derechos humanos”, una completa burla ya que claramente el régimen venezolano no cumple esa condición. ¿Para que llegar a un consenso en el que los firmantes hacen la vista gorda a la hora de suscribirlo?
Pese a las recientes victorias de la izquierda en la región, los socialistas del siglo XXI ya no gozan de una arrolladora popularidad como en la primera década del milenio. El liderazgo que tuvo Lula en sus anteriores mandatos (2003-2011) ya no existe, o al menos no de la misma manera. La nostalgia de aquellos tiempos parece estar nublando su accionar presente y llevándolo a cometer recurrentes desaciertos en su política exterior.
En definitiva, el resultado de haber forzado un lavado de cara al dictador venezolano es que el debate de la cumbre girara en torno a la insólita defensa de Lula a Maduro y no a la integración regional, la cual quedó en segundo plano. Desconocer la gravedad de los crímenes cometidos por el régimen chavista representa un desplante a las víctimas y un espaldarazo al victimario. Lula muestra su naturaleza al barnizar de impunidad a Maduro y lo envalentona para que profundice en el totalitarismo.
Join us in our mission to foster positive relations between the United States and Latin America through independent journalism.
As we improve our quality and deepen our coverage, we wish to make the Impunity Observer financially sustainable and reader-oriented. In return, we ask that you show your support in the form of subscriptions.
Non-subscribers can read up to six articles per month. Subscribe here.