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En una reunión en la Casa Blanca el 3 de octubre, el régimen de Biden nos recordó al 2020 y reveló lo que hará en 2024 si se lo permitimos. El equipo de seguridad nacional del régimen, encabezado por Jake Sullivan y Juan González, se reunió con el presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, y denunció “los esfuerzos antidemocráticos de la semana pasada para socavar la voluntad del pueblo guatemalteco, intimidar a las autoridades electorales e impedir la transición pacífica del poder”.
Esa descripción es orwelliana, ya que no hubo ningún esfuerzo por socavar la voluntad del pueblo guatemalteco. Por el contrario, hubo una investigación penal legítima de las elecciones y las autoridades electorales violaron la ley al resistirse. La investigación está protegiendo la integridad de las elecciones y no es ningún impedimento para una transición pacífica del poder. En contraste, los lacayos del régimen de Biden están recurriendo a la violencia para imponer la agenda de Biden.
El 30 de septiembre, el Ministerio Público de Guatemala (MP) ejecutó una orden judicial de registro del Tribunal Supremo Electoral (TSE) e incautó material de las elecciones del 25 de junio. Un comunicado de prensa del Departamento de Estado (DOS) del 1 de octubre condenó la acción y amenazó con sanciones. Elevar esto a la Casa Blanca envía el mensaje de que utilizará todo su poder para imponer su mentira.
El régimen de Biden sabe que los materiales incautados confirmarán un fraude electoral que el DOS gestionó con el TSE y el Partido Semilla de Arévalo. El artículo 251 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos de Guatemala establece: “Los delitos y faltas electorales se rigen por el código penal guatemalteco”. El artículo 251 de la Constitución de Guatemala asigna el procesamiento penal al MP. El juez y el MP actuaron conforme a las leyes de Guatemala, pero son un obstáculo para la agenda del régimen de Biden.
Ninguna encuesta daba a Arévalo más del 3% antes del 25 de junio, pero ese día obtuvo el 12% y quedó segundo. Las anomalías no tardaron en aparecer. El 1 de julio, la Corte de Constitucionalidad ordenó que se revisara el recuento electoral a raíz de una demanda presentada por nueve partidos políticos, incluido el partido que tuvo más votos en la primera ronda, que sabía que el DOS amañaría la segunda vuelta.
El TSE ordenó ilegalmente a las juntas electorales que no abrieran las cajas electorales selladas que contenían las actas de escrutinio y las papeletas originales. Luego, informó a la corte que había cumplido la orden de revisión. La corte accedió a pesar de los vídeos y otras pruebas que demostraban el incumplimiento, lo que sugiere que los magistrados fueron intimidados.
El MP llevaba investigando el registro de Semilla desde 2022 en virtud de una denuncia penal. En julio, un juez suspendió al partido basándose en pruebas de 5.000 firmas falsificadas en el registro de Semilla, incluidas 12 personas registradas después de su muerte.
El DOS calificó la suspensión de Semilla de ilegal y motivada políticamente a pesar de saber que era el resultado de un proceso penal en curso. El recuento de registro fraudulento ya supera los 8.000, con casi 40 muertos supuestamente registrados como miembros de Semilla. El caso está pendiente de resolución judicial.
La asociación cívica Liga Pro-Patria ha dicho que personal de la Oficina Internacional de Estupefacientes y Aplicación de la Ley (INL) del DOS se reunió con personal del TSE antes de las elecciones. Todd Robinson, subsecretario de Estado de la INL, fue embajador de Estados Unidos en Guatemala de 2014 a 2017.
Robinson es tristemente célebre por haber actuado como procónsul. Cuando el Nuncio Papal denunció su intervención ilegal, Robinson respondió: “Para mí, la soberanía es lo último”. Joe Biden y Robinson trabajaron en conjunto para apoderarse del sistema judicial de Guatemala, que Robinson dirigió de una manera que predecía la politización de la justicia practicada por el régimen de Biden.
Robinson, obsesionado con imponer su socialismo criminal, parece haber encabezado el fraude para imponer a Guatemala a Arévalo, su candidato elegido a dedo. Su viejo amigo Biden y sus camaradas del DOS están de acuerdo con esta imposición que perjudicará a Guatemala y a Estados Unidos.
El régimen de Biden pretende ser el árbitro de la voluntad del pueblo guatemalteco, pero solo una pequeña minoría de guatemaltecos apoya su agenda. El 3 de octubre, el brazo violento del DOS, sucesores de guerrillas conformados por onegés que han recibido apoyo de USAID, comenzaron a bloquear carreteras y la oficina del MP. Fuimos testigos de esta intimidación en 2020 cuando el brazo violento de los demócratas, Antifa y Black Lives Matter, se amotinaron en nuestras principales ciudades.
Funcionarios estatales en varios Estados indecisos violaron abiertamente las leyes electorales estatales en 2020 sin que los tribunales examinaran a fondo los casos. Esto es lo que el régimen de Biden quiere para Guatemala. Una valiente funcionaria pública, la fiscal general Consuelo Porras, está defendiendo la ley. Esto la enfrenta al régimen corrupto y totalitario de Biden.
El régimen de Biden dice compartir una visión con Arévalo, que incluye la democracia y abordar las raíces de la emigración ilegal. Sin embargo, el historial Biden-Robinson es la destrucción de Guatemala que ha empujado a cientos de miles de migrantes a Estados Unidos.
El sitio web de Semilla habla de “odiosas desigualdades generadas por un capitalismo descontrolado”. Juan González calificó a la clase adinerada de Guatemala de “élite depredadora” responsable de la emigración. En Colombia, con su camarada el presidente Gustavo Petro —un ex guerrillero comunista— el secretario de Estado Antony Blinken declaró que la “desigualdad” es una raíz de la violencia. Ellos son totalitarios que vienen por nuestra libertad.
Los comités de Supervisión, Judicial y de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes están luchando contra la obstrucción y satanización de Biden para investigar y exponer la politización de nuestro gobierno. Sin embargo, el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes ha apoyado hasta ahora aquella politización contra Guatemala. Deben unirse a la lucha contra la tiranía y a favor de la libertad.
Los republicanos de la Cámara de Representantes son nuestra esperanza para la libertad y no deben distraerse, como lo hicieron con el voto de Kevin McCarthy. Ahora solo hay dos bandos: los pro y anti libertad. Necesitamos más conciencia, atención y resistencia a la amenaza totalitaria que representa el régimen de Biden. Planean hacernos lo que le están haciendo a Guatemala.
Este artículo refleja únicamente la opinión del autor, mas no necesariamente la opinión del Impunity Observer.
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