Una vez más “La Mancha” política de Guatemala embiste a la democracia

La alianza entre la Cicig, la embajada de Estados Unidos y los llamados "grupos de derechos humanos" boicotean el Gobierno de Jimmy Morales

La Cicig y la embajada de EE.UU. están detrás del veto a Óscar Platero como jefe de la Dirección de Inteligencia Civil de Guatemala. (Periodismo Sin Fronteras)

La mafia política de Guatemala, a la cual llamamos “La Mancha“, está una vez más intentando sofocar al nuevo Gobierno, incluso antes de que este asuma el poder. El pasado 17 de noviembre la nueva ministra de Gobernación, Eunice Mendizábal, designó al capitán retirado Óscar Platero como subdirector de la Dirección General de Inteligencia Civil (Digici).

La Digici depende el Ministerio de Gobernación y es la responsable de identificar y analizar asociaciones delictivas. Tras retirarse del ejército, Platero se dedicó a hacer este tipo de trabajo desde su cargo como jefe de Seguridad de Aduanas. Luego también trabajó para la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), instalada por Naciones Unidas.

“Cuando fue concebida en 2007, yo apoyé a la Cicig y colaboré con ellos porque pensaba que sería utilizada para perseguir el crimen organizado”, nos dijo recientemente Platero. Pero la Cicig no actuó con la información que él les brindó, y no parecían interesados en llegar hasta obtener mayores datos.

Cinco días después de su designación en el Ministerio de Gobernación, el presidente, Alejandro Maldonado, dijo en una entrevista televisiva que, aunque no conocía personalmente a Platero, no tenía razones como para impedirle asumir el cargo.

La mañana siguiente, a través de un vocero, Maldonado anunció que le ordenó a la ministra de Gobernación cancelar la designación de Platero. El vocero explicó que la Digici mantiene “un estrecho vínculo con el Ministerio Público y la Cicig y es importante esa armonía y que las personas tengan una excelente relación”.

La decisión de dar marcha atrás en la designación tenía claramente las huellas de la Cicig y de la embajada de Estados Unidos. Fue una jugada tomada directamente de las páginas de Caligula o Nerón —una combinación de tiranía y un humor retorcido.

Con las potencias extranjeras al mando, Guatemala se ha convertido en un lugar en el cual los ajustes extraños están a la orden del día. La desestimación de Platero fue casi idéntica al caso de Conrado Reyes en 2010, cuando la Cicig, junto con la asistencia del embajador, lograron remover de su cargo al fiscal General apenas tres semanas después de haber asumido el cargo.

Así como censuraron a Platero, la Cicig y el Gobierno de Barack Obama bendijeron a las fuerzas ilegales que ellos bautizaron como “grupos de derechos humanos”. De hecho, un factor influyente en la decisión contra Platero fue la opinión de la activista de derechos humanos Helen Mack Chang, cuya hermana fue una antropóloga asesinada durante la guerra.

Helen Mack popularizó la causa del asesinato de su hermana; demandó al Gobierno de Guatemala por el hecho y obtuvo una victoria legal, además de un acuerdo económico. Desde ese momento, se consolidó como una de las voces más resonantes del partido anti-militar, y se ha involucrado en innumerables asuntos oficiales.

De acuerdo con el diario guatemalteco Prensa Libre, Helen Mack dijo que “de 1989 a 1990, Platero fue director de Inteligencia del Ejército (…) Fue en esa época que ocurrió la muerte” de su hermana Myrna.

“Son preocupantes todos estos vínculos con el ala más recalcitrante del Ejército”, agregó Mack, según cita Prensa Libre. 

Estas declaraciones, ya sean de Mack o inventadas por el diario, son contrarias a los hechos. Platero nunca fungió como jefe de Inteligencia del Ejército. Mientras que ese funcionario debía contar con un rango de coronel o superior, Platero se retiró de la institución con el rango menor de capitán.

Platero sostiene que a comienzos de 1990 él ya se había retirado; mientras que Myrna Mack, como todos saben, murió ocho meses después. Así las cosas, Platero no pudo haber participado en una acción del ejército contra Myrna.

Pero esto no es algo que le preocupe mucho a la gente y a las organizaciones que pertenecen a “La Mancha”. Pese a que los hechos lo exoneran, Platero carga con el pesado estigma de “haber formado parte del ejército”.

A simple vista esto es injusto. Como resultado de los acuerdos de paz, los exguerrilleros y sus partidarios, así como el personal retirado de las fuerzas armadas, gozan de las mismas garantías constitucionales que el resto de los guatemaltecos para involucrarse en asuntos políticos y gubernamentales. ¿O acaso las fuerzas guerrilleras se han disipado para siempre de la memoria histórica?

Es que en realidad la guerrilla nunca existió —o al menos eso es lo que creen los muchachos que forman parte de”La Mancha”. Intenten discutir este asunto con alguno de ellos y obtendrán una mirada perdida —o, como mucho, una expresión para dejar en claro que “todo eso quedó en el pasado”. Este tratamiento, por supuesto, no se extiende a los malvados, y siempre presentes, “militares guatemaltecos”.

“La Mancha” incluye a los integrantes de la Cicig, la embajada estadounidense, el consorcio de socialdemócratas europeos, supuestos grupos de derechos humanos, integrantes de varios ministerios de Guatemala, milicias ilegales y los medios —principalmente internacionales— que retratan positivamente a esta pandilla.

El motivo que une a “La Mancha” es el rechazo a las estructuras tradicionales del país, combinado con un fuerte sentimiento en favor de los insurgentes —el ahora olvidado ejército guerrillero que perdió la guerra luego de cuatro décadas de combates.

“La Mancha” está constantemente en búsqueda de expandir su influencia. Como cualquier masa amorfa, se mueve de forma inexorable. Cuando es repelida o desafiada por un lado se expande por otro.

Sus excusas —como la que plantearon para que Platero no integre el Gobierno— suelen ser risueñas. Las verdaderas razones detrás de la campaña contra la designación del exmilitar son mucho más serias.

“La Mancha” está protegiendo a grupos ambientalistas y de derechos humanos, como el CUC y el Frena, que no son más que pandillas de delincuentes y asociaciones delictivas. Estas son precisamente las estructuras criminales que Platero había señalado.

Hacia finales de 2015, con la Cicig al volante y la embajada de Estados Unidos manejando la escopeta, “La Mancha” lanzó con ahínco una campaña para derogar la república. La Cicig estuvo detrás de la remoción de los líderes del país y elaboró un informe en el que responsabilizó a la corrupción electoral como la principal fuente de problemas del país.

El plan, que casi alcanza su objetivo, era posponer las elecciones presidenciales mientras un grupo de “notables” reformaba la Constitución. Ese caso Guatemala se hubiese convertido en una nueva Cuba, donde el último presidente electo en verdaderos comicios fue en 1948.

Pero los ciudadanos de a pie aprovecharon la oportunidad. Frustraron el plan de Obama y de la Cicig acudiendo masivamente a las urnas y otorgándole un lugar destacado a alguien políticamente ignoto: Jimmy Morales, quien se aplastó en la segunda vuelta a una de las líderes de “La Mancha”, la exprimera dama Sandra Torres.

Morales se convertirá en presidente mientras que “La Mancha” está en la calle intentando controlar, desacreditar y, en última instancia, destruir su Gobierno. El ataque contra el capitán Platero es solo el intento más reciente y visible del grupo.

Podemos asumir que muchas de las intervenciones poco diplomáticas ocurrieron lejos de los ojos de la gente, y podemos esperar mucho más de lo mismo. Un exfuncionario estadounidense nos dijo: “Parece que la guerrilla tiene contactos de alto nivel con Washington que les permiten generar ordenes directas al embajador para que las obedezca, como si fuese una marioneta con hilos”.

Si este fuera el caso, entonces las visiones radicales del presidente Obama están motivando directamente a “La Mancha” y afectando la vida de todos los guatemaltecos.

Por el momento, “La Mancha” continuará haciendo lo que mejor sabe hacer. Irradiará su poder de cualquier manera posible.

¿Cuál es la respuesta? Mucha luz, mucho aire y, por sobre todas las cosas, mucha libertad para que la gente pueda hacer lo que crea más conveniente. Frente a todo esto “La Mancha” solo puede retirarse —y darle a los guatemaltecos la chance de vivir en una sociedad honesta, decente y próspera.

Este artículo fue publicado antes por el PanAm Post.
Armando de la Torre and David Landau contributed to this article.

Steven Hecht

Editor at Large Steve Hecht is a businessman, writer, and film producer, born and raised in New York. He has lived and worked in Guatemala since 1972. He holds a Bachelor of Arts in Economics and a Master of Business Administration in Banking and Finance, both from Columbia University. He has worked on development projects in Guatemala to help the country leave its underdeveloped state and reach its great potential. Realizing the misconceptions prevalent about Guatemala and Latin America in the outside world, he has written for the Washington Times, Daily Caller, Fox News, Epoch Times, BizPac Review, Washington Examiner, Frontpage Mag, New English Review, PanAm Post, and PJ Media. He has appeared as a guest on national American media networks and programs, including the One America News, Newsmax, and The Lars Larson Show. Steve’s reporting has included meeting with coyotes, the human smugglers who have ferried millions of illegal immigrants into the United States via Guatemala’s 595-mile border with Mexico.

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