Joe Biden se está promocionando al pueblo estadounidense como un retorno a la normalidad. Eso es un fraude.
Una victoria de Biden en noviembre generaría más violencia en nuestras calles y mayor tránsito de drogas y migrantes ilegales a lo largo de la frontera sur.
Los narcotraficantes y los coyotes que facilitan la trata de personas están creciendo en América Latina, aprovechádose de los esfuerzos que por décadas hizo Fidel Castro para imponer las guerrillas socialistas en la región. Como vicepresidente, Biden apoyó las poíticas subversivas de Castro.
Los líderes de Black Lives Matter (BLM) están continuando orgullosamente y a viva voz la revolución de Castro en Estados Unidos. Como un paso necesario en la revolución, se han comprometido a vencer al presidente Donald Trump en noviembre.
El linaje marxista continúa
En los años 60, Castro creó el Departamento América para difundir el marxismo alrededor del hemisferio occidental.
Pese a que Castro era un tirano y un asesino en serie, las élites estadounidenses izquierdistas siguen fascinadas con el hombre al que llaman de cariño “El Comandante”.
Barack Obama y Biden fueron grandes seguidores y cambiaron la política de los últimos 10 gobiernos para establecer relaciones con Cuba. El flujo de dinero estadounidense que ingresó a la isla, como resultado de esta decisión, ayudó a salvar al régimen del bien merecido colapso.
El giro con respecto a Cuba estuvo acompañado de una política fundamental para toda la región. Obama designó a Biden como su mano derecha administrativa en Centroamérica.
Guatemala, donde he vivido casi 50 años, es un país clave para Estados Unidos en el escenario geopolítico por ser la única ruta terreste hacia México desde América Latina. Las políticas de Biden sometieron a los guatemaltecos más pobres y vulnerables, especialmente en las zonas fronterizas, al mando cruel y arbitrario de los sucesores de las guerrillas apoyadas por Castro. La sombra de Biden facilitó que drogas y migrantes ilegales lleguen a Estados Unidos.
Como vicepresidente, Biden viajó a Guatemala tres ocasiones en 12 meses y consigió $1.000 millones en ayuda para extender el periodo de la criminal Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala de la ONU. La embajada de Estados Unidos usó a la comisión para promover la toma socialista del sistema penal y la Justicia. Ahora en el poder, los fiscales y magistrados socialistas protegen a sus aliados a pesar de sus crímenes y persiguen a sus enemigos sin evidencia y en violación a la ley.
De forma parecida a la que se jactaba de su trabajo en Ucrania, Biden bromeó sobre cuánto tiempo pasó en Guatemala: “Me ocupé tanto tiempo en asuntos relacionados a esta área, que mis votantes están empezando a creer que quizá debería candidatizarme acá”.
BLM lidera la cruzada
CNN informó que un grupo de 60 prominentes intelectuales y artistas afroamericanos, incluyendo el profesor Cornel West de la Universidad de Princeton, aborreció el trato hacia las personas de ascendencia africana en Cuba. Ellos firmaron una declaración en 2009 que decía: “No podemos permanecer de brazos cruzados y dejar que activistas decentes, pacíficos y dedicados, y la población negra en general, sean tratados con cruel desprecio en Cuba”.
Cuando Castro murió en 2016, los líderes de BLM ignoraron el horrendo trato de Castro a los afrocubanos en su sociedad utópica y proclamaron, “Hay un enorme sentimiento de pérdida… Debemos… unirnos a la defensa de El Comandante… mientras aspiramos construir un mundo arraigado en una visión de libertad y paz que solo se alcanza con justicia”.
La carta de amor para el fantasma de Castro terminó con: “Mientras Fidel asciende al reino de los ancestros, nosotros pedimos su guía, fortaleza y poder, al tiempo que nos volvemos a comprometer para luchar por la libertad universal. ¡Fidel Vive!”
BLM, los demócratas y sus aliados en los medios de comunicación disfrazan a BLM como un esfuerzo valioso para terminar con el maltrato policial hacia los afroamericanos. Es, en realidad, un movimiento político radical. La gran mayoría de las personas apoyando al movimiento no lo saben, pero los líderes de BLM han sido claros. “Somos marxistas preparados,” dijo la fundadora de BLM Patrisse Cullors en un video de 2015.
BLM y sus aliados izquierdistas han solicitado a los consumidores boicotear a las compañías que mantienen opiniones contrarias, e incluso a las compañías y celebridades que se mantengan en silencio. El silencio por sí solo no les satisface. Como los totalitarios en cualquier lugar, ellos piden consentimiento explícito.
El contraste es claro
El esfuerzo de Trump ha dado como resultado la incautación de aproximadamente 450,000 libras de drogas que estaban llegando a Estados Unidos y la reducción de la migración ilegal. Trump no permitirá que nuestras ciudades caigan en manos de los comunistas. Él reavivará la economía reduciendo regulaciones, aumentando la competencia y concretando acuerdos de comercio simétricos.
Una presidencia de Biden, motivada por políticas de identidad, fomentaría el caos en las ciudades estadounidenses. Él promovería el tráfico de drogas y la migración ilegal desde América Latina, al acoger nuevamente a los socialistas que fueron financiados y entrenados por Castro.
Durante su vida, Castro soñó con aniquilar a Estados Unidos. Lo máximo que logró fue jalar de la barba del Tío Sam. Ahora, sin embargo, las fuerza de destrucción estadounidense están dentro de nuestro propio país, y sus líderes flamean el cartel de Castro.
Esta es la elección en noviembre: ¿cedemos ante las fuerzas de destrucción o les damos a esas fuerzas el trato que se merecen y negamos una victoria de Castro desde su tumba?
Artículo publicado originalmente en BizPac Review.
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