Cómo la filtración de la Corte Suprema mantiene a la revolución marxista con vida

Crisis planeadas pavimentan el camino hacia el totalitarismo

Supreme-Court

La polarización es una de las claves para la toma de control totalitaria de un país. (Wikimedia)

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Mark Penn, ex asesor de Bill y Hillary Clinton, dice que la filtración de la Corte Suprema tenía la intención de galvanizar la base demócrata para las elecciones de medio mandato. La explicación superficial de Penn se desvía de una estrategia para poner fin al filibustero, cambiar las reglas de votación y mantener a los demócratas en el poder.

El marxismo ha penetrado en nuestras instituciones en un alcance alarmante. La estrategia es clásica: priorizar los fines sobre los mandatos constitucionales; dividir y conquistar; promover la violencia y el caos. El resultado es hacer caso omiso de la ley y la degradación de la república.

La polarización es una de las claves para la toma de control totalitaria de un país. En su obra insignia de 1971, Reglas para radicales, Saul Alinsky escribió: “Todos los asuntos deben ser polarizados… Uno actúa decididamente solo en la convicción de que todos los ángeles están de un lado y todos los diablos del otro lado… Nosotros nos aprovechamos [del racismo] para nuestros objetivos”.

Barack Obama, discípulo de Alinsky, siguió la fórmula y ha sido el divisor en jefe desde que fue juramentado como presidente. Él es, más que probablemente, el principal conductor detrás del régimen híper divisivo de Biden.

Los marxistas controlan el Partido Demócrata. Además del racismo, los asuntos polarizantes incluyen el cambio climático, COVID-19, homofobia, transfobia y la ideología de género — lo que sea que les sirva para sus propósitos—. Todos los que se oponen a estos son malvados; para proteger el bienestar colectivo, los derechos individuales constitucionales deben ser sacrificados.

Las revueltas de 2020 y el COVID-19 crearon la oportunidad para que un grupo de marxistas, oligarcas y sus medios, y burócratas se robaran las elecciones de 2020. Con la ignorancia pública de este grupo, falsamente presentaron al incompetente Joe Biden como un retorno a la normalidad.

El plan marxista involucra crisis que justifiquen una toma de control totalitaria. Esta es la verdadera razón para la guerra frente a la generación de energía doméstica del régimen de Biden. La energía verde no es el objetivo; el régimen prefiere energía extranjera que contamina más que la producida domésticamente o en Canadá.

Los oligarcas se unieron a los marxistas porque las políticas de Donald Trump promovían el crecimiento doméstico y llevaban menos ganancias del exterior, especialmente de China. Los oligarcas se oponen a los acuerdos comerciales recíprocos con China y a los desincentivos para seguir el juego del Partido Comunista Chino. Los oligarcas estadounidenses han traicionado al país que les ayudó a generar su riqueza.

Los burócratas desean más poder y menos responsabilidad para los líderes elegidos. Los demócratas y los republicanos han sido culpables de permitir la ampliación de aquella misión, expandir la burocracia y facilitar políticas oligarcas.

Al favorecer a los trabajadores estadounidenses, Trump dejó a los oligarcas trabajar solo con demócratas y republicanos solo de nombre. Los republicanos del establishment que favorecen a los oligarcas están perdiendo poder. Los votantes republicanos ven que las políticas de Trump favorecen a Estados Unidos mientras que las políticas demócratas destruyen al país.

Los marxistas saben que saldrán del poder cuando el público vea los resultados de sus políticas. Necesitando nulificar las elecciones, los marxistas presentaron la inapropiadamente llamada Ley para el Pueblo como su primera legislación de 2021. Esto habría eliminado la identificación del votante y mandado el envío masivo de papeletas de votación para personas enlistadas en todos los estados. La actualización de listas sería prohibido. Un nombre más apropiado sería la Ley para la Licencia de Fraude Demócrata.

Conociendo que su ley es inconstitucional y queriendo consolidar el poder, los marxistas necesitan poner más magistrados en la Corte Suprema para garantizar sentencias políticas. Yo he visto a los mismos marxistas dirigiendo nuestro país hoy instalar en Guatemala una corte de última instancia que destruyó ilegalmente negocios, persiguió enemigos políticos y protegió a sus aliados políticos. Este es su verdadero objetivo de llenar la corte de su gente: dirigir el país a través de poder arbitrario y sin límites.

Para pasar la legislación y ejecutar su plan, los marxistas tendrían que poner fin al filibustero. Hasta el momento, han fallado. La filtración del borrador de opinión trae a colación el tema otra vez. El senador Bernie Sanders (I-VT) inmediatamente propuso codificar Roe vs. Wade, para lo que el Senado debe poner fin al filibustero.

Los comentaristas como Penn dicen que algunos que votarían en contra de los demócratas en noviembre se cambiarán de nuevo a los demócratas debido al aborto. La Corte Suprema sacará su sentencia a finales de junio. Eso todavía da suficiente tiempo para el escenario de Penn. La filtración le ganó a mayo y junio para intentar poner fin al filibustero, pasar la ley de votación y poner más magistrados en la corte.

Otra explicación para la filtración era que esto pondría presión a los jueces para que cambien su sentencia. Eso no ayudaría a la revolución marxista. Si la corte sostendría Roe vs. Wade, los marxistas perderían un tema divisorio.

Reaccionando a las noticias sobre el caso de aborto, Biden dijo: “Estos seguidores de Trump son realmente la organización política más extrema que ha existido en la historia estadounidense”. Esto es consistente con la tendencia marxista de demonizar a sus oponentes políticos. Según Biden, “El terrorismo de la supremacía blanca es la más grande amenaza a la seguridad nacional, no ISIS, ni al Qaeda”.

El infundir terror de Biden sostiene que los seguidores subversivos de Trump, habiendo ganado en el tema del aborto, ahora deprivarán a otros grupos de supuestas víctimas de sus derechos.

Hasta ahora, los senadores Joe Manchin (D-WV) y Kyrsten Sinema (D-AZ) se han mantenido firmes en contra de esto. Nueva presión en su contra es improbable que los haga cambiar de opinión. Sin embargo, esta es la única jugada para que la revolución marxista evite el deseo de la gente.

Los votantes rechazarán a los demócratas por los resultados negativos de sus políticas. Necesitamos más concientización de cómo la destrucción que vemos es una estrategia marxista deliberada. Necesitamos líderes republicanos que abstraigan al marxismo desde sus raíces de la educación, la burocracia y los negocios.

Steven Hecht

Editor at Large Steve Hecht is a businessman, writer, and film producer, born and raised in New York. He has lived and worked in Guatemala since 1972. He holds a Bachelor of Arts in Economics and a Master of Business Administration in Banking and Finance, both from Columbia University. He has worked on development projects in Guatemala to help the country leave its underdeveloped state and reach its great potential. Realizing the misconceptions prevalent about Guatemala and Latin America in the outside world, he has written for the Washington Times, Daily Caller, Fox News, Epoch Times, BizPac Review, Washington Examiner, Frontpage Mag, New English Review, PanAm Post, and PJ Media. He has appeared as a guest on national American media networks and programs, including the One America News, Newsmax, and The Lars Larson Show. Steve’s reporting has included meeting with coyotes, the human smugglers who have ferried millions of illegal immigrants into the United States via Guatemala’s 595-mile border with Mexico.

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