Los demócratas y republicanos emprendieron y mantuvieron guerras interminables hasta que Donald Trump dividió al Partido Republicano. El movimiento America First (MAGA) que lidera Trump devolvería el gobierno del pueblo, por y para el pueblo, e inyectaría sentido común y práctico a la política exterior. Por eso, lo necesitamos de vuelta en la Casa Blanca. El Partido Demócrata y los republicanos RINO continuarían el gobierno de las élites, por y para las élites, y nos acercarían a una guerra mundial.
En su discurso de despedida, el presidente Dwight Eishenhower reconoció la necesidad de un ejército fuerte, pero advirtió sobre el complejo militar-industrial: “El potencial de un desastroso aumento del poder mal ubicado existe y persistirá.”
La preocupación de Eisenhower se ha hecho realidad. Los elitistas hoy controlan nuestro gobierno y nos han metido en guerras evitables y prolongadas. Estos mismos elitistas tienen también una arrogancia cultural y creen en reconstruir otros países para adaptarlos a los peores hábitos posmodernos occidentales.
Una guerra que se pudo evitar
El ex Navy Seal y contratista de seguridad Erick Prince afirmó que una política práctica estadounidense podría haber evitado la invasión rusa de Ucrania. La garantía estadounidense de que Ucrania no formaría parte de la OTAN habría respondido a la preocupación declarada de Rusia. Además, la creación de una flota aérea ucraniana con 200 aviones estadounidenses que estuvieron a punto de ser retirados habría añadido un elemento disuasorio.
La solución de Prince habría costado menos de $1.000 millones. Hasta mayo, el Congreso había aprobado $175.000 millones para Ucrania. Prince señaló que la mayor parte del dinero “va a parar a cinco grandes contratistas de defensa estadounidenses”. Además, “seguirán pagando a los políticos para que continúen comprando armas caras”.
El enemigo interior
Dirigiéndose al Hillsdale College, el ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich compartió una encuesta de Rasmussen que mostraba que el 67% de los elitistas “estaban dispuestos a robar elecciones antes que perder”. Los elitistas, según Rasmussen, tienen títulos de postgrado de las universidades más prestigiosas, ganan $150.000 o más al año y viven en grandes ciudades.
Gingrich añadió: “Están muy a la izquierda del resto de nosotros y están dispuestos a utilizar su poder para imponerse [a nosotros]. Estas personas dirigen el gobierno, los medios de comunicación, las universidades y, cada vez más, las mayores corporaciones… creen que son nuestros superiores, que es su deber y su derecho moral tutelarnos.”
Gingrich dijo que socavar al presidente debidamente elegido es “el núcleo de la actitud de toda la burocracia federal”. El complejo militar-industrial y las élites de la ingeniería social se combinan para causar muertes y lesiones innecesarias, y malgastado mucho dinero. Por ejemplo, nos retuvieron durante demasiado tiempo e impusieron la cultura posmoderna en Afganistán e Irak.
Cómo opera el Departamento de Estado
El establishment –el complejo militar-industrial y las élites– domina nuestro gobierno y nuestras instituciones y dependen del Departamento de Estado (DOS) para apoyar sus guerras. Esto implica la protección del DOS de la supervisión del Congreso y de la exposición de los medios de comunicación.
El acuerdo no escrito entre el establishment y el DOS explica su arrogancia y su abierta criminalidad. Exponer la traición del DOS educaría y escandalizaría al público, lo que es clave para reducir el control del establishment sobre nuestro gobierno.
El DOS ha instalado y apoya gobiernos que se alían con la China comunista. Joe Biden respaldó el fraude electoral en Brasil que hizo presidente a Lula da Silva. El DOS calificó las elecciones de modelo para todo el hemisferio.
El DOS ha apoyado a los colectivistas radicales en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Guatemala y Perú. A pesar de las críticas del DOS a Cuba, Nicaragua y Venezuela, sus acciones han ayudado a esos gobiernos. El DOS ha protegido a la administración colombiana de Gustavo Petro en el Congreso estadounidense. El ministro de Defensa, Iván Velásquez, ha convertido a Colombia en una ruta terrestre para el narcotráfico y la migración.
Todd Robinson, principal responsable de la lucha contra el narcotráfico del Departamento de Defensa, declaró ante el Congreso que México no es un Estado fallido. Esto ignora los estrechos vínculos de los cárteles criminales mexicanos con su gobierno.
Robinson fue embajador en Guatemala (2014-2017) y Velásquez dirigió allí una comisión de la ONU contra la impunidad (2013-2019). Encarcelaron a 17 personas inocentes solo para recuperar un lucrativo contrato por el que Biden había presionado, según el expresidente de Guatemala. Este nexo criminal se manifiesta ahora con el aumento del narcotráfico y el tráfico de personas.
Cómo burlar al partido único
El Wall Street Journal, cuya división de noticias es del establishment, publicó un artículo desacreditando la futura política exterior de Trump. El artículo citaba al presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes (HFAC, por sus siglas en inglés), Michael McCaul. Dijo que Trump necesita “tradicionalistas” como él para “asegurarse de que no se salga de los parámetros [del establishment]”.
El comunicado de McCaul explica por qué la HFAC no ha exigido responsabilidades al DOS por su traición. McCaul no ha hecho nada ante el hecho de que el secretario de Estado Antony Blinken admitiera un delito ante el Congreso y luego mintiera bajo juramento. Robinson ha hecho lo mismo y no ha sufrido ninguna consecuencia, al igual que otro secretario adjunto de Blinken: Brian Nichols.
Estados Unidos necesita una administración y un Congreso republicanos en 2025 en los que los RINO tengan una influencia mínima. Entonces tendremos la oportunidad de acabar con el dominio elitista y establecer el sentido común en el gobierno.
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