El presidente Donald Trump ha adoptado un esfuerzo mancomunado para terminar con el abusivo uso del asilo impulsado por los demócratas que ha abierto las puertas hacia Estados Unidos de par en par. Él ha promovido nuevas reglas y negociado con aliados regionales para enfrentar a la inmigración ilegal.
Los demócratas, actuando acorde a sus fines políticos, están haciendo todo lo que esté a su alcance para facilitar la inmigración ilegal. Perjudican a los países de origen y simultáneamente exponen a los niños —que proclaman proteger— directamente a los cárteles mexicanos.
El fiscal general de California Xavier Bacerra lidera a otros 19 representantes demócratas que desafían la introducción de regulaciones al Acuerdo Flores de 1997 (FSA) promovidas por Trump. El acuerdo establece estándares nacionales para la detención, liberación y tratamiento de menores de edad sin compañía en la detención de inmigración.
La implementación de Trump “despiadadamente pone en riesgo la seguridad y el bienestar de los niños”, señala Bacerra. La presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU. Nancy Pelosi añade, “Los demócratas continúan solicitando a este gobierno culminar con el ataque a las familias y los niños, y que se una a nosotros en la protección de las familias”.
Estas declaraciones orwellianas demuestran que los demócratas detestan a Trump y no se preocupan por los niños afectados.
En 2015, un juez designado por Obama extendió el FSA para regular el trato a menores de edad con compañía y limitar su detención a 20 días. Los migrantes ilegales con menores que dicen tener miedo de volver a sus países de origen están libres esperando una audiencia. Ellos pueden quedarse legalmente en el país por alrededor de 4 o 5 años. Luego 85% no califican para asilo y se quedan ilegalmente en el país sin presentarse a la audiencia. Incluso después, muy pocos son deportados.
De acuerdo con el informe del Consejo Asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., el ingreso de familias aumentó en 600% durante el último año. El grupo de profesionales bipartidista estimó que las familias interceptadas superarán las 500.000 este año.
Las nuevas regulaciones de Trump usan Centros de Procesamiento Regional —un concepto que surgió en el gobierno de Obama y sigue vigente— para detener familias que solicitan asilo mientras deciden sobre sus demandas. El informe antes mencionado indica que los centros “deben tener suficiente personal médico con doctores especializados en pediatría y medicina familiar, enfermeras y asistentes médicos, trabajadores sociales autorizados, profesionales de la salud mental y nutricionistas”. Los estándares para menores de edad abordarían alimentación, seguridad y condiciones sanitarias.
Bacerra argumenta que la detención será indefinida. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) dice que el nuevo sistema puede procesar las solicitudes en alrededor de 50 días. De hecho, respondiendo a un aumento anterior en la detención de familias, el gobierno de Obama abrió dos centros de detención familiar. El caso promedio tomó justamente alrededor de 50 días.
El sistema actual de puertas abiertas es un fuerte factor de atracción que hace que los migrantes económicos declaren falsamente persecución en su contra como una forma de entrar al país. El elemento indispensable es ingresar con menores.
De acuerdo con el DHS, los niños que cruzan la frontera están “en un gran riesgo por múltiples problemas médicos”, incluyendo “deshidratación, desnutrición, infecciones, trauma sicológico, heridas físicas y todos los aspectos de maltrato infantil… Algunos niños han sido reciclados por organizaciones criminales de contrabando”.
Muchas familias ingresan ilegalmente a través de áreas alejadas con condiciones peligrosas. El Congreso puede cambiar la ley para que ningún extranjero solicite asilo a menos que entre al país por un punto de acceso oficial. Tanto es su odio por Trump, que los demócratas se rehúsan a hacer esto y aprobar otras reformas que protegen a los niños, así como a Estados Unidos.
Trump ha conseguido que México despliegue sus fuerzas armadas en sus fronteras norte y sur. Él también ha firmado un acuerdo en principio con Guatemala para reducir las solicitudes de asilo de El Salvador y Honduras, dos de los mayores países de origen de migrantes económicos. Además, está en conversaciones con Panamá para un acuerdo similar con el objetivo de reducir la migración desde otros continentes.
Adicional a los factores de atracción, los demócratas, con su camarada de medios y burócratas permanentes del Departamento de Estado, también promueven factores de estímulo. Parte del acuerdo de asilo firmado con Guatemala implica un incremento significativo de visas de trabajo temporales H-2A para guatemaltecos.
Estas visas ayudarían a aliviar la pobreza y la exposición a violencia. Los demócratas se oponen a esto.
Los magistrados de la más alta corte de Guatemala intentaron terminar con el acuerdo de asilo con Trump, sin éxito. La intervención ilegal de Obama puso a aquellos magistrados en la corte. Durante su visita el 8 de agosto a Guatemala, facilitada por el embajador estadounidense Luis Arreaga, Pelosi se reunió exclusivamente con socialistas opositores al acuerdo, incluyendo jueces.
Con el apoyo de funcionarios judiciales y fiscales protegidos por la Embajada de EE.UU., violentos grupos armados socialistas —sucesores de las guerrillas que fueron respaldadas por Fidel Castro— dominan las áreas rurales de Guatemala, especialmente en las fronteras. Estas pandillas obligan a los residentes a destruir negocios e invadir propiedad privada. La ausencia de la ley permite abiertamente el tránsito de migrantes y drogas ilegales hacia Estados Unidos.
Cubrir los vacíos del asilo reducirá los factores de atracción, pero los factores de estímulo continuarán. El secretario interino del DHS Kevin McAleenan dice que Guatemala es el cuello de botella para los flujos migratorios ilegales —la única ruta desde Sur y Centroamérica hacia México y Estados Unidos—.
Ahora que Trump está trabajando en los detalles del acuerdo de asilo con el presidente saliente de Guatemala y el presidente electo, quien asume el cargo en enero, Trump tiene oportunidad de corregir los factores de estímulo respaldados por los demócratas.
Trump puede revertir la política exterior de Obama al designar a un nuevo embajador y un secretario asistente de Estado para asuntos del hemisferio occidental. Sin embargo, personas distintas por sí solas no serán suficientes. Los nuevos encargados deben ejecutar su política.
Trump también debe apoyar a los gobiernos guatemaltecos actual y entrante para aplicar la ley a la Función Judicial, al Ministerio Público y a las zonas rurales. Los residentes agradecidos luego ayudarán a las autoridades a reducir los flujos ilegales.
Los demócratas y sus aliados, tanto medios como burócratas, están haciendo todo lo posible para mantener el tránsito de migrantes acudiendo a EE.UU. Es esencial para su agenda hacer ver a Trump como un racista anti-inmigrantes. Asimismo, sirve para demonizar a los oficiales estadounidenses que tienen como responsabilidad proteger a los niños y al imperio de la ley en Estados Unidos.
Mitigar los factores de estímulo y atracción de la migración es clave para la seguridad nacional y los valores norteamericanos. Trump está trabajando para esto, y su éxito en este cometido le ayudará en la elección de 2020.
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