La versión original en inglés se publicó primero en BizPac Review.
En su intervención durante una sesión conjunta parcial del Congreso, Joe Biden aparentó que su gobierno atiende la crisis migratoria que se está detonando en nuestra frontera. Alardeó sobre su designación a Kamala Harris para que liderara los esfuerzos en reducir la migración.
Biden juega rápido y se mantiene alejado de la verdad. Él y Kamala están exacerbando la migración hacia el norte por apoyar a los socialistas en Centroamérica.
Las palabras de Biden y la revocación de las políticas del expresidente Donald Trump para procesar las solicitudes de asilo fuera de Estados Unidos crearon la crisis. Biden y Harris no están mirando hacia atrás. Al eludir las verdaderas causas de fondo, la dupla asegura que el tránsito migratorio continúe.
Biden quiere que creamos que la solución es botar dinero al Triángulo del Norte (TN) —Guatemala, El Salvador y Honduras— para mitigar las circunstancias que motivan a las personas a emigrar.
Ese dinero no cambiará nada, de la misma forma que el gasto público interno demócrata es inconsistente con los objetivos mencionados. Miles de millones de dólares para combatir la COVID-19 han sido abrumadoramente destinados a causas izquierdistas. El proyecto de ley de infraestructura hará mucho más para financiar los lineamientos socialistas del Nuevo Acuerdo Verde impulsado por Alexandria Ocasio Cortez y otros esquemas colectivistas, en lugar de construir puentes o carreteras.
Los planes de gasto de Biden en Centroamérica serán un fondo secreto para financiar el socialismo en el TN. Casi nada del dinero irá al propósito mencionado de reducir la migración.
En Guatemala, donde he vivido por casi cinco décadas, el dinero irá a las ONG socialistas. Estas mutaron de guerrillas apoyadas por Fidel Castro luego de los acuerdos de paz de 1996 que terminaron un intento de 36 años por tomarse el gobierno. Con el apoyo de Biden, cuando era mano derecha de Obama en el TN, la candidata socialista estuvo cerca de ganar las dos últimas elecciones presidenciales en Guatemala.
¿Recuerdan la política exterior para Cuba de Obama y Biden? Está de regreso en Centroamérica, y apunta a un desastre similar al de Venezuela en la puerta trasera de Estados Unidos.
En Guatemala, la política de Biden ha resultado en una frontera de 965 kilómetros con nula aplicación de la ley. Los migrantes y las drogas ilegales transitan libremente de sur a norte hacia México y hacia la frontera sur de Estados Unidos. La revocación de Biden de las políticas de Trump es un impulso a los cárteles criminales.
El presidente de Guatemala Alejandro Giammattei, quien venció a la candidata socialista, se reunió virtualmente con Harris el lunes por 10 minutos. Tuvieron una discusión superficial y acordaron una reunión en persona para junio en Guatemala.
Harris también se reunió al siguiente día con los denominados organizadores comunitarios. Ella dijo que los organizadores tienen conocimiento invaluable de los guatemaltecos, de lo que funciona y lo que no. Eso es cierto, para los socialistas.
Los socialistas demonizan a sus oponentes estadounidenses como racistas y a sus oponentes guatemaltecos como corruptos. Los socialistas son precisamente esos calificativos con los que acusan a sus enemigos. Los fiscales y magistrados guatemaltecos que el régimen de Biden favorece tienen historiales públicos de corrupción.
Las élites progresistas en Estados Unidos entienden que Guatemala es un país clave para lograr sus objetivos socialistas en casa y a lo largo de la región.
La presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi visitó Guatemala antes de la última elección presidencial y posó para fotografías con magistradas socialistas. El senador demócrata Patrick Leahy es un frecuente defensor de los colectivistas guatemaltecos. Los congresistas demócratas se pasean por Guatemala cada año en delegaciones congresistas, usualmente lideradas por la representante demócrata Norma Torres.
Trump vio que el dinero de los contribuyentes estadounidenses estaba direccionando al TN y solicitó a estos países que ayuden conteniendo la inmigración; caso contrario, el dinero se terminaría. Trump obtuvo lo que quiso.
Biden y Harris abrieron el grifo de financiamiento de nuevo. El dinero se direcciona al sur, mientras que las personas se dirigen al norte.
Judicial Watch identificó en 2018 más de una docena de organizaciones en Guatemala que recibieron dinero tanto de USAID como de las fundaciones Open Societies de George Soros. La más influyente de ellas es la Fundación Myrna Mack y su presidenta Helen Mack. Mack es una visitante asidua a la Embajada de Estados Unidos —visiblemente cercana a los cuatro últimos embajadores— y líder en el esfuerzo de imponer una dictadura socialista corrupta.
El trágico flujo de dinero de los contribuyentes estadounidenses a las iniciativas colectivistas de Mack amerita investigación.
Biden visitó Guatemala cuatro ocasiones como delegado de Obama. Él alardea sobre haber asegurado la cifra de $750 millones por año para el TN. De ese dinero, apenas se creó actividad productiva; en su lugar, se financió las ONG que trabajan en imponer el socialismo. Biden recaudó este dinero para tomarse la Justicia y el Ministerio Público de Guatemala.
En lugar de mitigar las condiciones que impulsan la migración, como prometió en su intervención del miércoles por la noche, la imposición de corrupción y socialismo que Biden lidera reducirá oportunidades, aumentará la violencia y promoverá la migración. Esto, junto con la restitución del procesamiento de las solicitudes de asilo en Estados Unidos y la política exterior para el TN de Biden, resultará en millones de nuevos migrantes.
Para comprender la política de Biden y Harris sobre el TN, los estadounidenses deben examinar en conjunto con el proyecto de ley HR-1, aprobado por la Cámara de Representantes y ahora presentado al Senado. Tan pronto como Biden estaba hablando del TN en su intervención, su siguiente línea era sobre la urgencia de pasar la ley y enviarla a su despacho.
El proyecto de ley prohíbe a las autoridades electorales pedir el documento de identificación a los votantes. Todos los migrantes que actualmente están llegando al estado estratégico de Texas, si la ley pasa, en 2024 podrán votar sin problema.
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