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Dana Milbank, del Washington Post, afirma que la democracia está en crisis en Estados Unidos. Atribuye eso a “los republicanos de Trump” y señala que “los demócratas, haciendo un guiño a esta realidad, están hablando de abandonar la agenda de Build Back Better del presidente Biden en favor de una legislación prodemocracia del derecho al voto”.
George Orwell se estremecería ante Milbank y sus aliados demócratas. Encarnan sus escritos distópicos de hace 75 años. Milbank y compañía dan la vuelta a la verdad atribuyendo la culpabilidad al enemigo. Esta es su estrategia para socavar el individualismo estadounidense e imponer el totalitarismo colectivista.
La Ley Para el Pueblo
Milbank se refiere a la Ley para el Pueblo, que fue aprobada por la Cámara de Representantes y está estancada en el Senado. Para aprobarla, los demócratas deben eliminar la regla del Senado que exige 60 votos para llevar los proyectos de ley al pleno. Biden ha insistido en ello, pero los senadores Joe Manchin (demócrata por Virginia del Oeste) y Kyrsten Sinema (demócrata por Arizona) dicen que no votarán para eliminar el filibusterismo. Dado que la eliminación del filibusterismo solo requiere 50 votos, estamos a solo dos votos demócratas de la falsa protección de la democracia de Milbank.
La ley federalizaría las elecciones presidenciales, garantizaría el envío de papeletas a todas las personas que figuran en las listas estatales y prohibiría la actualización de las listas para las personas que hayan fallecido o se hayan mudado. Permitiría el registro en el mismo día por línea y prohibiría a las autoridades pedir identificación al votante. El Sr. Milbank ignora que la Constitución establece que las elecciones sean estatales y les asigna autoridad para crear normas.
No podemos confiar en que los tribunales inferiores ni la Corte Suprema defiendan la Constitución y anulen la ley. Cuando Texas, con el apoyo de 18 estados, presentó una demanda contra Pensilvania, Michigan, Wisconsin y Georgia por violar sus propias leyes electorales, la Corte Suprema se negó a conocer el caso.
El mensaje es claro: la Corte Suprema esquivará los casos difíciles. Debemos abordar los problemas antes.
El juego de poder colectivista
La Ley garantizaría que los demócratas no vuelvan a perder otra elección. Todas las personas del mundo podrían votar en nuestras elecciones. Los demócratas ya han abierto las fronteras a todo el que quiera y pueda venir. El país se convertiría en la dictadura que Milbank afirma que quieren los republicanos.
Milbank no ofrece detalles de cómo Trump o sus republicanos nos han llevado a este triste estado, porque Trump no realizó ningún acto antidemocrático. Los culpables son los demócratas y sus socios.
Nuestra Constitución se basa en el individualismo. La política de identidad, el distintivo de los demócratas es el colectivismo: las necesidades del grupo prevalecen sobre el individuo que no tiene derechos.
Desde el comienzo de su presidencia, Barack Obama ha promovido la división racial. Apoyó a los autodeclarados fundadores comunistas de Black Lives Matter, diciendo: “Estoy seguro de que van a llevar a Estados Unidos a nuevas alturas”.
Los frutos: división, censura, engaño, ruina
Podemos ver esas nuevas cotas en el aumento de la violencia en las ciudades y estados controlados por los demócratas, donde los fiscales apoyados por George Soros persiguen a sus enemigos políticos y protegen a los criminales.
Las falsas narrativas, como el racismo sistémico, polarizan a la sociedad. Mantienen a sus seguidores enojados y temerosos de los oponentes políticos. Otra falsa narrativa que Milbank utiliza en su columna del Washington Post es que los eventos del 6 de enero en el Capitolio fueron una insurrección. Los participantes no tenían ninguna posibilidad de derrocar al gobierno, lo que ni siquiera era su intención.
En la democracia de Milbank, no se nos permite ni siquiera sugerir que las elecciones de 2020 se llevaron a cabo de forma ilegal en muchos lugares, como alegó Texas. La gente es cancelada por decir esto. En la América de Trump, en cambio, la gente es libre de decir lo que quiera.
Los gestores de Biden y sus socios mediáticos, incluido el Washington Post, son expertos en promover falsas narrativas. El mejor ejemplo es la colusión Trump-Rusia. En su desesperación por impedir que Trump demostrara a los estadounidenses que podía devolver el empleo y hacer el país más fuerte y seguro, los demócratas maniobraron con éxito el gobierno y estafaron al país con la investigación de Mueller. A pesar de no presentar nada, Milbank y sus camaradas nunca se han disculpado o admitido sus mentiras y subversión.
La mención de Milbank de abandonar el proyecto de ley Build Back Better para centrarse en la Ley Para el Pueblo podría presagiar una nueva estrategia demócrata. La gran recompensa inmediata por presionar y atraer a Manchin y Sinema para que abandonen el filibusterismo sería la aprobación de la Ley Para el Pueblo.
Como el público ha visto sus políticas y resultados, los demócratas no pueden ganar elecciones libres. Eso hace que el fraude electoral sea indispensable para que mantengan el poder.
El público debería darse cuenta de las mentiras de los gestores de Biden y sus socios de los medios de comunicación sobre las reformas del voto republicano. Después de ver el voto ilegal y el abuso de los demócratas en las elecciones de 2020, los republicanos están tratando de hacer que sea más fácil votar y más difícil hacer trampa. Incapaces de admitir que no pueden ganar sin hacer trampa, los demócratas afirman que los republicanos están tratando de suprimir votos, lo que coincide perfectamente con la falsa narrativa demócrata del racismo sistémico.
Milbank y los que cita tienen razón en que estamos al borde del desastre. Sin embargo, él tiene a los perpetradores invertidos. Estamos asistiendo al enfrentamiento de dos sistemas mutuamente excluyentes: el de nuestros fundadores y el de los marxistas que ahora controlan el Partido Demócrata.
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