Read in English on BizPac Review.
Cualquiera que se tome en serio enfrentarse a la burocracia federal —también conocida como el Estado profundo— debe exponer y reestructurar el Departamento de Estado de Estados Unidos (DOS). En todo el mundo, ha sido durante muchos años antiestadounidense: traicionándonos, atacando a nuestros aliados y envalentonando a los enemigos de la libertad. Sin el DOS como un facilitador en el extranjero, el régimen de Biden sería incapaz de apoyar a China y las organizaciones globalistas.
La punta del iceberg de la corrupción del DOS está saliendo a la luz como parte de un emplazamiento de la comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara, anunciada el 28 de marzo. El DOS tampoco tiene excusa para el incumplimiento; el presidente de la Comisión, Michael McCaul, ha brindado suficientes concesiones a la orden de documentos relacionados con la disidencia interna del DOS respecto a Afganistán.
El DOS solo cumplirá con la citación si este y los titiriteros de Joe Biden creen que pueden dar un giro exitoso a la información y contraatacar. De lo contrario, ignorarán la citación, sabiendo que el Departamento de Justicia (DOJ) no procesará al DOS por desacato al Congreso, como lo hizo con Steve Bannon, Peter Navarro y otros adversarios. Hasta que el Congreso no castigue al DOJ y al DOS mediante la apropiación, los dos departamentos continuarán con su traición y ofuscación.
El régimen de Biden ha demostrado su desprecio por la ley, la Constitución y cualquiera que discrepe con este, incluyendo a los miembros del Partido Demócrata. Esto fundamenta la necesidad de que un republicano nacionalista gane la Casa Blanca en 2024.
Del mismo modo, el DOS ha aplicado durante muchos años su propia política: engañar al Congreso y socavar cualquier administración con la que esté en desacuerdo. Como escribió Clark Clifford, asesor de presidencia con el Partido Demócrata, en sus memorias de 1991: “El Departamento de Estado [hizo] todo lo que estuvo en su poder para impedir, frustrar o retrasar la política de Palestina del presidente en 1947 y 1948”. El DOS encontró “varias maneras de evitar cumplir las instrucciones de la Casa Blanca”.
Esta traición no ha cesado.
Socio del crimen: El Departamento de Justicia
El DOJ, al igual que el DOS, están entre lo peor de la burocracia federal. Abundan los ejemplos de justicia politizada a doble moral. Sin embargo, el contraste más escandaloso es la diferencia entre el trato del DOJ al expresidente Donald Trump y al actual ocupante del Despacho Oval.
El Departamento de Justicia persiguió a Trump por ser un agente ruso a pesar de no tener prueba alguna. No persiguió a Biden a pesar de tener pruebas —como el portátil Hunter Biden desde 2019— de que recibió dinero de China, Rusia y Ucrania. Notablemente, ambos casos ocurrieron mientras Trump era presidente. Los burócratas del DOJ persiguieron a su entonces jefe, el presidente en funciones, mientras protegían a uno de los suyos y lo ayudaban a ser presidente.
La Comisión Judicial de la Cámara está investigando al DOJ y ha empezado a hacer pública información importante. La Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara debe hacer lo mismo con el DOS, mucho más allá del caso de Afganistán. El DOS podría ser fácilmente el departamento federal menos examinado porque opera en el extranjero.
Escondidos a plena vista en Guatemala
Como diplomáticos, los funcionarios del DOS son expertos en hilar fino y dar explicaciones plausibles de sus fechorías y delitos. Trabajan en la sombra, lejos del escrutinio.
Guatemala entre 2021 y 2023 ha sido una excepción. Los funcionarios del DOS actuaron de forma tan descarada que el Congreso puede exigirles que se hagan responsables.
El DOS se apoderó del sistema judicial de Guatemala en 2016 después de que Biden apalancara dinero estadounidense y le impusiera criminales. El personal del DOS y sus agentes en el sistema judicial, creyendo arrogantemente que estaban por encima de la ley, cometieron delitos que perjudicaron a Guatemala y a Estados Unidos.
Las autoridades de Guatemala recuperaron el control en 2021 y empezaron a aplicar la ley a los agentes y aliados del DOS. Cuando huyeron a Estados Unidos, bajo la protección del DOS, este alegó que las autoridades de Guatemala los perseguían por haberse opuesto a la corrupción. El DOS hace esto para ocultar sus delitos y los de sus agentes. El registro público expone las afirmaciones del DOS como falsas, si alguien los mira.
Varios senadores y representantes se dieron cuenta en 2022 e hicieron preguntas al DOS. Recibieron respuestas evasivas, si es que recibieron alguna. Ningún funcionario del DOS mentirá al Congreso en nombre de la organización porque es un delito grave. Si el DOS dice la verdad, se expone a sí mismo y se arriesga a una revisión del departamento una vez que el público se dé cuenta de lo corrupto que se ha vuelto.
El secretario de Estado Antony Blinken se mostró tranquilo y respetuoso en su comparecencia ante el comité de McCaul el 23 de marzo. Nadie preguntó a Blinken por qué defendía al fiscal despedido de Guatemala Juan Francisco Sandoval y afirmó: “Su despido socava el Estado de Derecho”. Sandoval fue despedido en parte por obstruir una remisión penal del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos de 2019 relativa al uso indebido de una subvención de USAID.
Existen numerosas pruebas públicas en Guatemala que demuestran la criminalidad del DOS. Entrevisté a dos víctimas de la instrumentalización, una de ellas ciudadana estadounidense, que fueron mantenidas ilegalmente en detención preventiva durante cuatro años sin pruebas. Las violaciones de sus derechos constitucionales, incluida la detención preventiva, sirvieron a la agenda política del DOS.
El DOS ayuda a nuestros enemigos en todo el mundo. Uno de ellos es Lula, presidente de Brasil y antiguo socio de Fidel Castro. Por otro lado, el DOS ataca a aliados como Guatemala. El Congreso ya está investigando la instrumentalización interna del Gobierno. Esto debería incluir la instrumentalización de nuestro gobierno en el extranjero.
Las acciones del DOS en Guatemala han creado un punto débil en el muro que el Estado profundo ha construido para mantener al Congreso y al Ejecutivo a distancia. Debemos penetrar este punto débil y hacer responsables a los burócratas no electos si queremos seguir siendo una República libre y democrática.
Join us in our mission to foster positive relations between the United States and Latin America through independent journalism.
As we improve our quality and deepen our coverage, we wish to make the Impunity Observer financially sustainable and reader-oriented. In return, we ask that you show your support in the form of subscriptions.
Non-subscribers can read up to six articles per month. Subscribe here.