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El apoyo del régimen de Biden a socialistas a lo largo de América Latina está ayudando a los esfuerzos de China de dominar la región. Debemos reconocer y hacer frente a las ambiciones imperialistas del Partido Comunista Chino (PCC) por dominar la región o perder nuestra libertad. No podemos hacer esto con un régimen antilibertad en la Casa Blanca que odia a Estados Unidos y todo lo que representa.
Debemos sobrevivir los dos próximos años con Biden en el Ejecutivo y recuperar nuestro Gobierno de aquellos cuyo objetivo es transformar el Gobierno federal en una dictadura. Un paso en esta dirección, que ha empezado, es que los congresistas republicanos están investigando al régimen de Biden e informando a la población sobre la verdad.
Aunque una legislación relevante seguramente no se convierta en ley, la Cámara de mayoría republicana debe proponer proyectos de ley para hacer frente a las dañinas políticas del régimen de Biden. Esto muestra a los votantes que los republicanos, esperemos también con algo de apoyo de los demócratas, puedan frenar la marcha hacia la tiranía de aquellos detrás del régimen y restaurar la fuerza y los valores estadounidenses.
El año pasado, alrededor de 82% de estadounidenses tenían una perspectiva desfavorable sobre China. Alrededor de 90% de adultos estadounidenses dicen que “de alguna forma China es un problema serio” para Estados Unidos y 62% dice que es “un problema muy serio”. Es probablemente por esto que la Cámara votó 365 a 65, incluyendo 46 demócratas, para crear el Comité selecto para la competición estratégica entre Estados Unidos y el PCC. De la misma forma, 109 demócratas votaron por la resolución de la representante María Salazar (R-FL) “Denunciando los horrores del socialismo”.
En concordancia con las preocupaciones de los representantes, el Congreso tiene dos proyectos de ley para disminuir la dependencia de China e incrementar el comercio con América Latina. El borrador de la Ley de las Américas de Salazar y el senador Bill Cassidy (R-LA) y la Ley de deslocalización en el hemisferio oeste del representante Mark Green (R-TN) cumplirían con esos objetivos si se aprueban.
En 2020, el FBI reportó que el PCC “cree que es una lucha generacional sobrepasar a nuestro país en liderazgo tecnológico y económico…. Está librando esta batalla no a través de innovación legítima, ni a través de competencia justa y legal… China está comprometida en un esfuerzo de todo el Estado para volverse la única superpotencia mundial por cualquier medio necesario”.
China ha incrementado su comercio con Latinoamérica de $12.000 millones en 2000 a más de $430.000 millones en 2021. China es ahora el principal socio comercial de nueve países latinoamericanos y el segundo, en general, de Estados Unidos. Regionalmente, China ha brindado más de $140.000 millones en préstamos soberanos desde 2005 y ha brindado miles de millones en préstamos a empresas privadas a través del Banco de Desarrollo de China y el Banco Exim de China.
La pandemia de COVID-19 resaltó la necesidad de disminuir la dependencia económica de China. La creciente penetración del PCC en Latinoamérica desnuda esta necesidad. Como dice Nicholas Virzi, exprofesor de relaciones internacionales de la Universidad Francisco Marroquín: “China aspira a tener presencia militar cerca las costas estadounidenses”.
Virzi resalta que China controla el 63% de la minería de tierras raras, 85% de su procesamiento y 92% de la producción de magnetos de tierras raras —componentes críticos para armamento y altas tecnologías—. Además de las políticas energéticas del régimen de Biden que empoderan a Rusia e Irán, el falso alarmismo climático que promueve el régimen terceriza la defensa estadounidense a China.
A pesar del apoyo público y la importancia de la seguridad nacional, los proyectos de ley de Cassidy, Salazar y Green encontrarán a un firme pero clandestino adversario en el Departamento de Estado (DOS). Aunque el DOS ejecuta su propia política exterior, está apegándose y trabaja en conjunto con el régimen de Biden para propagar el socialismo a lo largo de Latinoamérica.
El sitio de noticias en línea Diplomat resalta que para los esfuerzos de Xi Jinping contra Taiwán, “el hemisferio oeste es la zona cero”. El sitio identifica a solo ocho países en las Américas como “aliados diplomáticos” de Taiwán. Ambos proyectos de ley requieren que los países recipientes de ayuda trabajen con Taiwán.
Virzi resalta que Guatemala es el sitio ideal para los proyectos de ley. Además del potencial productivo sin explotar, Guatemala no tiene relación alguna con el PCC y es un aliado leal de Taiwán y Estados Unidos. El actual Gobierno guatemalteco está combatiendo la migración ilegal —sin ayuda del régimen de Biden— y el narcotráfico en conjunto con las agencias de seguridad y el Departamento de Justicia.
El DOS ha trabajado por una década para imponer a socialistas criminales —sucesores de la guerrilla apoyada por Fidel Castro— en consecutivos Gobiernos guatemaltecos y socavar a las autoridades legales. El DOS ignoró o evadió varias consultas del Congreso el año pasado sobre esto porque mentir es un delito y la verdad expusiera la criminalidad del DOS.
Acciones para disminuir la dependencia de Estados Unidos de China y fortalecer la seguridad nacional, reflejadas en los proyectos de ley de Cassidy y Salazar y Green, expondrían las actividades antiestadounidenses del DOS. Los representantes James Comer (R-KY) y Jim Jordan (R-OH), presidentes de las comisiones de supervisión y judiciales, respectivamente, han anunciado que investigarán el financiamiento recientemente reportado del DOS “a un grupo de seguimiento de la ‘desinformación’, poniendo en lista negra a medios conservadores”.
La libertad y la seguridad estadounidense obligan a los republicanos del Congreso a investigar e informar al público sobre las acciones antiestadounidenses de China y la instrumentalización del régimen de Biden del Gobierno dentro y fuera de casa. Idealmente, estos esfuerzos incluirán a los demócratas que apoyaron la creación del comité selecto sobre China y la resolución antisocialista de Salazar.
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