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El procesamiento de Trump está teniendo los efectos que sus creadores esperaban: polarización. En su obra más famosa, del 1971, Rules for Radicals, Saul Alinsky escribió: “Todos los asuntos deben ser polarizados… Uno actúa decisivamente solo cuando está convencido de que todos los ángeles están en el lado de uno y todos los diablos en el otro”. La polarización es la esencia del movimiento tiránico que encabeza Biden para tumbar nuestra República democrática en favor de una dictadura.
Estamos en un conflicto entre el concepto de autogobierno de nuestros fundadores y el gobierno elitista. El grupo de elitistas de Biden consiste en marxistas que manejan el Partido Demócrata, la clase política tradicional, oligarcas y la burocracia federal. Ellos perciben la pérdida de poder como una amenaza existencial hacia ellos y harán todo lo posible para mantenerlo.
Los desastrosos resultados de las políticas del régimen de Biden le dejan como últimas opciones para retener el poder el engaño y la distracción. Los medios de los oligarcas se han vuelto medios estatales, difundiendo propaganda del régimen y suprimiendo la verdad. Si no logramos separar la ficción de la realidad y reconocer su estrategia cínica, perderemos nuestra libertad.
El propósito de la satanización no es solo dividir; también busca mantener a su gente molesta, agitada y temerosa del enemigo. Los seguidores del grupo de compinches de Biden luego perdonan su récord desastroso y siguen creyendo sus falsas promesas. Así es cómo el régimen de Biden evitó lo que su récord indicaba que debería haber sido un desastre en las elecciones de noviembre de 2022.
Algunos analistas dicen que procesar a Trump podría funcionar porque las personas ya están cansadas del drama. Sin embargo, el enfoque en Trump es una distracción. El verdadero objetivo es la libertad y la prosperidad estadounidense, que el grupo de compinches se robará si los dejamos.
El grupo de compinches no tiene muchas más opciones que satanizar constantemente. Es por esto que tienen tantos asuntos divisorios que promueven la polarización. Algunos ejemplos incluyen el racismo, sexismo, temas transgénero, cambio climático, aborto, brutalidad policial, supremacía blanca, insurrección, control de armas, religión, teoría crítica de razas, etc. Si el grupo de compinches deja descansar a la gente, quizás se den cuenta de su verdadera naturaleza.
Cuando Biden se candidatizó para la presidencia en 2020, el grupo lo promovía como un regreso a la normalidad. Ellos se salieron con la suya en esto porque muy pocos entendían que el grupo era responsable del caos. Ahora, podemos verlo, tenemos la verdad frente a los ojos. No debemos caer en la misma mentira otra vez.
Incluso sin Trump el drama no disminuirá, siempre y cuando el grupo de compinches crea que el nominado republicano sea una amenaza para ellos.
Los republicanos están en un conflicto interno con respecto a China: globalistas (colectivismo y tiranía) en un lado y en el otro están los patriotas de primero Estados Unidos (individualismo, nacionalismo y libertad). Los republicanos solo de nombre en el primer grupo, conscientes o no, en el mejor de los casos le facilitan las cosas al grupo de compinches.
El gobernador de Florida Ron DeSantis ha demostrado que defiende la libertad en contra del grupo de compinches y su turba de idiotas útiles. Él es el único candidato con experiencia que promueve a Estados Unidos primero, además de Trump.
Casi todos los otros potenciales candidatos republicanos o los ya anunciados apoyaban —o no condenaban— la gran mentira del grupo de compinches que una insurrección ocurrió el 6 de enero de 2021. El grupo nos negaba la evidencia así que su narrativa falsa puede continuar.
La historia contiene ejemplos de una táctica totalitaria de antaño, convertir un evento en violento para culpar al enemigo. Ningún candidato que apoye la mentira de la llamada insurrección se enfrentará al grupo de compinches y, por ende, no puede ganar la nominación republicana.
Vivek Ramaswamy ha prometido desmantelar el Estado administrativo y está en sintonía con las políticas de primero Estados Unidos con respecto a China y la turba woke. Él podría ser suficiente si Trump y DeSantis no fuesen candidatos con experiencia enfrentándose a los compinches.
El exsecretario de Estado Mike Pompeo, un posible contendiente republicano en las primarias, llamó al 6 de enero una “transición pacífica del poder”. Esquivar los cargos de insurrección no es suficiente. Bajo ninguna definición razonable hubo insurrección. No decir esto es ser incapaz de confrontar a los compinches. Además, Pompeo tampoco confrontó a los criminales de carrera que manejan el Departamento de Estado. Guatemala es el ejemplo más claro.
La burocracia federal —también conocido como el Estado profundo— es un elemento esencial de los compinches. Sin ello, la satanización no sería efectiva porque ellos inician las mentiras desde dentro de nuestro Gobierno.
La satanización podría regresar a los niveles de antes de Trump si un republicano que facilite las cosas a los compinches ganara la nominación del Partido. Los votantes republicanos, sin embargo, no dejarán que esto ocurra. Ellos quieren un candidato con experiencia comprobable de haber enfrentado al grupo tiránico. Solo Trump y DeSantis entran a la contienda, como las encuestas demuestran.
Aunque satanizar a DeSantis sería más difícil, la satanización de los compinches no reducirá si él es el candidato. Este grupo no tiene otra forma de mantener el poder. Debemos reconocer y denunciar a los compinches para derrotarlos.
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