El presidente Donald Trump acuñó la frase Obamagate para describir la criminalidad en el gobierno de Obama que tenía como fin espiar la campaña de Trump de 2016 y removerlo de su cargo. Barack Obama ahora está atacando a su sucesor en muchos frentes, pero la batalla es más grande que dos hombres.
El equipo de Obama acude a aliados remanentes para encubrirse y destruir la presidencia de Trump. Estos aliados se han ganado el apelativo de estado profundo, el cual es un integrante de la alianza tripartita subversiva. Las otras partes son los difusores corruptos de noticias engañosas y el Partido Demócrata.
El viernes, Trump enfrentó a dicha alianza al despedir al inspector general del Departamento de Estado Steve Linick. Normalmente, tal remoción sería rutinaria. Sin embargo, los medios y los demócratas saben que un inspector general ajeno a su alianza podría exponer la traición del estado profundo. El embajador de Estados Unidos para Guatemala Luis Arreaga es una de las personas que debería estar preocupado.
Guatemala es el cuello de botella –la única ruta terrestre desde América del Sur y Centroamérica hacia México– para el flujo de narcóticos y migrantes a EE.UU. La alianza tripartita ha estado presionando criminalmente a Guatemala para imponer un régimen socialista. Controlan gran parte del país, pero los guatemaltecos están resistiendo, uniéndose con Trump en la lucha contra de la alianza tripartita.
Arreaga lidera los esfuerzos de dicha alianza para impedir que Trump y Guatemala trabajen juntos y contrarresten al desastroso modelo cubano. Exponerlos dejaría al descubierto que la alianza tripartita utiliza el mismo método en contra de Trump en casa que el que utiliza en Guatemala.
La oficina de Linick publicó un informe sobre la embajada de EE.UU. en mayo de 2018. La sección del contexto repite la propaganda de los terroristas apoyados por Fidel Castro que han intentado imponer el socialismo por la fuerza y han fallado. Más importante, el informe esconde crímenes de funcionarios de la embajada comprometidos con la agenda socialista.
El informe dice, “Las preocupaciones sobre derechos humanos incluyen la corrupción institucional, particularmente en la policía y los sectores judiciales, y la participación de fuerzas de seguridad en delitos graves”. Aquello describe perfectamente los efectos en Guatemala causados por el ex embajador de EE.UU. Todd Robinson (2014 – 2017).
El ex vicepresidente Joe Biden, como mano derecha de Obama, viajó a Guatemala tres veces en 2014 y 2015 para imponer en Guatemala la delictiva Comisión Internacional Contra la Impunidad (Cicig) de la ONU. El Wall Street Journal y la Comisión de Helsinki expusieron la criminalidad de la Cicig.
Robinson utilizó a la Cicig como su arma de ejecución para tomar el control de la Corte de Constitucionalidad (CC) de Guatemala, la última palabra en consultas constitucionales. Amenazó a miembros del Congreso para instalar a su aliada. Ella ganó con 145 votos a favor y 6 en contra. La interferencia de Robinson fue lo suficientemente evidente para que el embajador del Vaticano y el arzobispo de Guatemala lo denuncien públicamente.
Robinson apoyó a la ex primera dama, guerrillera y vicepresidente de la Socialista Internacional Sandra Torres en su campaña presidencial en 2015. Luego de que perdió, empezó a planificar cómo arreglar la elección de 2019 a su favor. Con el control de la Justicia y el proceso penal, gracias a Biden, Robinson corrompió a la autoridad electoral.
Arreaga sucedió a Robinson a finales de 2017, y ha igualado la perfidia de su predecesor. Puso a la Cicig a cargo de la elección de 2019 y lideró un fraude masivo ejecutado por la autoridad electoral, con la CC protegiendo todas sus ilegalidades.
Arreaga se enfrentó al expresidente Jimmy Morales durante dos años para mantener a la Cicig y a su comisionado colombiano, a quien Judicial Watch lo identificó como “alineado con las FARC, la violenta guerrilla marxista”. Sin embargo, Morales expulsó a la Cicig el año pasado y Arreaga está reconstruyéndola en el gobierno del presidente Alejandro Giammattei, que inició en enero.
Arreaga ha promovido lo que él denomina jueces independientes para la Corte Suprema de Guatemala. Según la alianza tripartita, “independiente” significa violar la ley a favor de la agenda socialista. Arreaga tiene fotografías de sus jueces aliados con visitantes de EE.UU., incluyendo la presidente de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, para intimidar a quienes nominan y designan los magistrados de la Corte Suprema.
La CC dejó ilegalmente a Guatemala sin una Justicia legítima, puesto que suspendió a la comisión nominadora después de que excluyera algunos de los nominados preferidos de Arreaga. La CC recientemente ha emitido un fallo sin fundamento que permite al procurador favorito de Arreaga eliminar ilegalmente a los candidatos que Arreaga se oponga.
En 2018, Morales removió del cargo al ministro del interior socialista que era presionado por Robinson. El nuevo ministro despidió a 11 funcionarios del Ministerio y la Policía que servían a Robinson. Arreaga los puso en el rol de pagos de la rama antinarcóticos del Departamento de Estado.
Los 11 regresaron al gobierno este año. Arreaga felicitó públicamente a dos de ellos por convertirse en director y subdirector de la policía, pese a que las reinserciones fueran ilegales. Con su control de la CC y la Fiscalía General, Arreaga ignora la ley y continúa su carrera para consolidar su cometido socialista.
Lo siguiente apareció en estas páginas dos años atrás: “El plan de Obama para pervertir la justicia en Guatemala arroja luz sobre el manejo de otros escándalos como el del correo de Hillary Clinton, el de la interferencia rusa, y el del abuso con la FISA … Sin total transparencia y rendición de cuentas —un regreso al imperio de la ley— el plan de Obama en Guatemala puede llegar a su ciudad más rápido de lo que cree.” Esta estrategia de conquista de ganar a toda costa es lo que la alianza tripartita –los demócratas, el estado profundo y los difusores de noticias engañosas– está aplicando en Estados Unidos.
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