Las invasiones y protestas violentas en contra de Israel, llevadas a cabo en campus universitarios estadounidenses, son fruto del creciente totalitarismo del Partido Demócrata hacia un Estado de partido único. El antisemitismo que se manifiesta en estos movimientos es un peligro para los judíos y la polarización amenaza nuestra seguridad nacional. Las acciones de estos idiotas útiles y sus manipuladores deberían promover que los judíos y otros estadounidenses voten para que los demócratas no vuelvan a ocupar sus cargos.
El veterano demócrata y profesor jubilado de la Universidad de Harvard, Alan Dershowitz, dijo recientemente que los agitadores pro-Hamás son de la misma calaña que los que han llevado al poder a los peores dictadores revolucionarios. Añadió que los que corean “Muerte a América” son subversivos, y su deseo es “derrocar al gobierno de Estados Unidos”.
Dershowitz se refirió a los movimientos totalitarios que fueron precedidos por una polarización intencionada de esas sociedades. Los manipuladores sin escrúpulos y los aspirantes a tiranos demonizan a sus objetivos. Para los nazis, los judíos eran malvados enemigos internos. El régimen de Joe Biden ha fabricado la narrativa de los “republicanos extremistas” para la corriente MAGA (Make America Great Again). Estos espantapájaros son supuestamente nacionalistas cristianos insurrectos y supremacistas blancos.
La política identitaria y la agenda orwelliana DEI (diversidad, equidad e inclusión) son las herramientas polarizadoras del régimen de Biden. Juzgar a las personas por su identidad anclada a un grupo, en lugar de hacerlo como individuos, nos ha llevado al borde de perder nuestra república constitucional –que se basa en los derechos individuales–.
Estamos en una confrontación mundial entre la tiranía y la libertad. El régimen de Biden está del lado de la tiranía, como demuestra su demonización del divide y vencerás.
Los regímenes tiránicos se sienten amenazados por la democracia liberal, por lo que los autócratas han retratado a Israel como un opresor y a sus vecinos autoritarios como víctimas. Como aspirante a tirano, el régimen de Biden ha empoderado a los dictadores iraníes y ahora protege a Hamás de la destrucción israelí.
Con fines electorales, el régimen de Biden envió ayuda a Israel tras la masacre del 7 de octubre y condenó superficialmente las acciones de Hamás, para después presionar a Israel para que no los eliminara. El régimen finge preocupación por los no combatientes palestinos como excusa para proteger a Hamás.
Biden, el líder de la mayoría del Senado Chuck Schumer (demócrata de Nueva York) y la ex presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi (demócrata de California) han pedido la dimisión y/o sustitución del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Su compromiso de eliminar a Hamás es un obstáculo para la agenda demócrata.
Sean Hannity dijo a Dershowitz que Biden y los demócratas han ayudado a Irán a hacer la guerra contra Israel y preguntó a Dershowitz si podía “apoyar a este partido”. Dershowitz respondió: “No, no puedo apoyar a este partido, y tengo la mente abierta respecto a quién votaré”.
El régimen de Biden ha demostrado repetidamente su desprecio por el ejercicio de la ley en una amplia gama de cuestiones, desde la frontera hasta la condonación de préstamos a estudiantes, pasando por la categorización de los padres preocupados como terroristas domésticos. El régimen no ha aplicado la ley contra los manifestantes pro-Hamás, cuyas acciones están obviamente coordinadas, planificadas y bien financiadas.
Esta politización en la aplicación de la ley forma parte del asalto del régimen de Biden a nuestra libertad. Los procesamientos selectivos del expresidente Donald Trump, por ejemplo, son una persecución evidente. A lo largo de nuestra historia, los funcionarios de ambos partidos antepusieron el respeto por el país a sus diferencias y mantuvieron la política al margen de la aplicación de la ley en relación con los expresidentes. La instrumentalización de la justicia está perjudicando a nuestro país al acabar con esta tradición y convertirnos en un país tercermundista sin ley.
Hasta la generación del baby-boomer, los republicanos discriminaban a los judíos. En su mayoría, los judíos no han comprendido que los partidos han cambiado de posición. La política identitaria demócrata es contraria a los judíos y a todos los estadounidenses. Los republicanos “América primero” ven y tratan a las personas como individuos y no como miembros de un grupo.
Irán y nuestros otros adversarios tiránicos en el extranjero no pueden convertirnos en una tiranía. Solo nosotros podemos hacerlo. El régimen de Biden es el medio de nuestra destrucción. Debemos afrontar esta triste realidad, derrotar a los demócratas este año y volver a los principios fundacionales del individualismo, el gobierno ciudadano, el imperio de la ley y la moralidad.
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