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La creciente beligerancia de China, después de la visita de la presidente de Taiwán Tsai Ing-wen al presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy, ha demostrado que debemos confrontar y derrotar los esfuerzos de China para dominarnos. Sin embargo, el primer paso es reconocer y derrotar a los enemigos internos.
No podemos enfocarnos en China mientras sufrimos de polarización e instrumentalización de la justicia en casa. No podemos fortalecer nuestra posición en el exterior sin antes frenar al Departamento de Estado (DOS) en su apoyo a nuestros adversarios y su ataque a nuestros aliados.
Estados Unidos ha estado inclinándose hacia el socialismo por un siglo. La elección de Donald Trump para la presidencia fue un punto de quiebre: hizo que las facciones a favor de China se unan en su contra y catalicen nuestro descenso hacia el totalitarismo.
Trump había condenado cómo Estados Unidos subsidiaba a China y, prometió que como presidente crearía un entorno de juego limpio. Hasta ese momento, la política exterior sobre China había sido bipartidaria. Con su vasta riqueza, China se congració con estadounidenses prominentes, líderes de ambos partidos dentro y fuera del gobierno. Empresas estadounidenses con intereses ambiciosos en China también cabildearon para brindar ventajas al régimen comunista.
Trump dividió al Partido Republicano: primero Estados Unidos y primero China. Los oligarcas se unieron a la transformación socialista de Estados Unidos de Barack Obama para mantener sus ventajas en cuanto a China.
El dinero, los medios y el poder oligarca –en conjunto con los manipuladores marxistas de Obama y sus burócratas federales aliados– socavaron la presidencia de Trump y le negaron un segundo mandato. Los grupos mencionados percibían las políticas de Trump como amenazas existenciales a sus agendas.
Este grupo de aliados permite que el régimen de Biden sobreviva –pese de sus desastrosos resultados–, al constantemente promover la propaganda del régimen y suprimir la verdad. Esto incluye información pública, como la computadora de Hunter Biden, que muestra que Joe Biden está comprometido por el Partido Comunista Chino (PCCh).
Biden acepta las políticas anti estadounidenses y criminales de la burocracia permanente del DOS porque coinciden con las suyas, aunque no la hubiera podido cambiar de todas formas. Como es usual, durante el mandato de Trump, esta burocracia continuó su labor, traicionando a él y al país.
Mientras las políticas del régimen de Biden fortalecen al PCCh, el DOS apoya a los regímenes aliados a China y socava a aquellos que se resisten a China. Brasil y Honduras —bajo Luiz Inácio Lula da Silva y Xiomara Castro, respectivamente— demuestran lo primero; Guatemala, lo segundo.
El año pasado, la Corte Suprema de Brasil, con ocho de 11 jueces partidarios de Lula, soltaron a Lula de la cárcel alegando un tecnicismo, con el fin de que pueda ser candidato a presidente. Biden intervino a favor de Lula al mandar funcionarios estadounidenses e impedir las impugnaciones a su victoria electoral. La corrupción judicial catapultó a Lula a la presidencia, pero el DOS llamó a la elección un “modelo para el hemisferio”.
Lula se ha negado a vender armamento a Ucrania y a condenar la invasión de Rusia. Lula se reunirá con Xi Jinping en China el 14 de abril para, entre otros temas, planificar una salida del dólar estadounidense.
El posicionamiento de la nueva presidente socialista de Honduras el año pasado fortaleció las relaciones con Estados Unidos. El narcodictador venezolano Nicolás Maduro, por quien se ofrece una recompensa de $15 millones por su captura, celebró la victoria de Castro. Uno de los primeros actos de la mandataria hondureña fue reconocer a Maduro, y la emocionada vicepresidenta Kamala Harris dijo que la elección de Castro augura “un cambio positivo”.
El 26 de marzo, Honduras simultáneamente terminó las relaciones con Taiwán –dando 30 días para que abandonen su Embajada– y estableció relaciones diplomáticas formales con China.
El senador Bill Cassidy (R-LA), cuyo proyecto de Ley por las Américas con la representante Maria Salazar (R-FL) reduciría la dependencia de China e incrementaría el comercio estadounidense con Latinoamérica, alabó a Guatemala por ayudar a Taiwán en Honduras.
Tsai, la presidente de Taiwán, visitó Guatemala antes de iniciar su gira por Estados Unidos. El presidente guatemalteco Alejandro Giammattei la elogió afectuosamente y resaltó la fuerte relación de amistad entre Guatemala y Taiwán.
Guatemala tiene todas las condiciones para ser un bastión contra el avance de China. Sin embargo, el DOS ataca ferozmente para esconder los crímenes que ellos y sus agentes han cometido al intentar imponer a socialistas criminales en el sistema judicial de Guatemala.
El DOS apoya a los comunistas en Chile, Colombia, Perú y en otros países. En múltiples muestras de amor con el exguerrillero comunista y ahora presidente de Colombia, Gustavo Petro, Blinken identificó a la desigualdad como una causa fundamental de la violencia. Este es uno de los principios del marxismo.
Judicial Watch ha “documentado y detallado millones de dólares de contribuyentes estadounidenses siendo gastados [principalmente por el DOS] alrededor del mundo para que apoyen a las radicales metas izquierdistas de la ‘Open Society networks’ de George Soros”. Asimismo, Judicial Watch ha reportado fondos tanto de las oenegés de Soros como del DOS canalizados a los mismos receptores en varios países de Europa y Latinoamérica.
Este es el mismo Soros que apoya a fiscales en muchos estados y ciudades estadounidenses que no enjuician a criminales callejeros, pero sí a sus enemigos políticos. El ejemplo más escandaloso es Alvin Bragg en la ciudad de Nueva York que ahora intenta instrumentalizar la justicia en contra de Trump.
El presidente del Comité de asuntos exteriores de la Cámara Michael McCaul aterrizó en Taiwán el 5 de abril. McCaul, quien apoya fuertemente a Taiwán y entiende al PCCh, dijo: “Creo que China, a largo plazo, es la mayor amenaza a la seguridad nacional”.
El presidente del Comité de asuntos judiciales de la Cámara Jim Jordan está investigando, publicitando y criticando agresivamente a la instrumentalización de la justicia del régimen de Biden. Es fundamental que los estadounidenses corrijan el curso para asegurar la libertad en casa, factor indispensable para confrontar a nuestros enemigos en el exterior.
Esto es tan crítico como exponer la criminalidad del Departamento de Estado y su traición a Estados Unidos y a sus valores alrededor del mundo. Para que el presidente de la Cámara McCarthy y el presidente de comisión McCaul prevalezcan en su posición con Taiwán y en contra de China, los congresistas debe priorizar investigar al DOS, pues ahora este es el Departamento de Justicia.
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