Usar nombres como Biden-Harris o potencialmente Harris-Walz para describir nuestro gobierno es engañoso, como lo es ver las elecciones de 2024 como una continuación de nuestro sistema republicano. Perderemos la capacidad de controlar nuestro destino si no reconocemos las tácticas que emplea el actual régimen gobernante para robarnos nuestra libertad.
Podemos reconocer estas tácticas en las acciones del régimen en el extranjero.
Para protegernos de la centralización y el abuso de poder, nuestros fundadores enumeraron los derechos individuales y crearon un sistema de equilibrios y contrapesos, así como un debido proceso legal. Joe Biden ha sido un presidente títere de burdos manipuladores, incluido Barack Obama, que ahora intentan engañarnos con otro títere: Kamala Harris. El objetivo continuo del régimen de Obama es el poder arbitrario centralizado sobre una población servil sin derechos individuales.
Para lograr su objetivo es necesario poder abusar del sistema judicial contra los oponentes políticos del régimen. El régimen lo consigue dividiendo a la población en grupos polarizados y enfrentados, presentando a sus oponentes políticos como personas malvadas que destruirán la democracia.
Los partidarios del régimen aceptan la justicia politizada como algo necesario para derrotar a los malvados, sin darse cuenta de que el poder desenfrenado también les perjudicará a ellos. Eric Holder y Merrick Garland pueden incurrir en desacato al Congreso sin consecuencias mientras Peter Navarro y Steve Bannon van a la cárcel por ello. Biden puede corromper a un gobierno extranjero como el de Ucrania sin consecuencias, mientras que Donald Trump ni siquiera podría pedir una investigación legítima sin ser sometido a juicio político.
Trump y muchos de sus colaboradores cercanos están sujetos a procesos legales corruptos mientras Obama, Biden, Harris y sus colaboradores cometen crímenes sin consecuencias. Los demócratas en 2021 intentaron crear una ley electoral inconstitucional y copar el Tribunal Supremo para que la ley fuera apoyada. Esto habría dado al régimen el control del Congreso, el Tribunal Supremo y el ejecutivo, destruyendo en el acto nuestro sistema republicano.
Los esfuerzos del régimen por someter a Guatemala revelan su amoralidad sin límites y su agenda antilibertad. Biden y el Departamento de Estado (DOS) se hicieron cargo de la persecución penal de Guatemala en 2010 y sumaron el control de su poder judicial en 2016. El DOS intentó, sin éxito, apropiarse de la presidencia en 2019.
Tras el desastroso y arbitrario control del sistema judicial por parte del DOS, las autoridades guatemaltecas recuperaron el poder judicial en 2021. Esto liberó a la fiscal general Consuelo Porras, quien había burlado el filtro del DOS, para aplicar la ley en contra de sus agentes criminales. El DOS no se había dado cuenta de que Porras, nombrada en 2018, sería fiel a su juramento de aplicar la ley con imparcialidad.
Con Biden al frente en la Casa Blanca, el DOS atacó agresivamente a Porras e intervino abierta pero infructuosamente para impedir que fuera reelecta en 2022. Con Harris supuestamente trabajando para mitigar la migración desde Guatemala, el régimen y el DOS dirigieron el fraude electoral en 2023 para instalar a su títere comunista Bernardo Arévalo.
Harris se encargó de intimidar a funcionarios, jueces y al sector privado de Guatemala a fin de que cumplieran las órdenes del Departamento de Estado. El secretario de Estado Antony Blinken y su subsecretario Brian Nichols admitieron en audiencias ante la Cámara de Representantes haber extorsionado a congresistas guatemaltecos para que colaboraran en la destitución de Porras.
En un intento por mostrar avances en nuestra frontera sur, el Departamento de Justicia elogió en 2023 a las fuerzas de seguridad guatemaltecas, encabezadas por Porras, por una cooperación “histórica” en materia de tráfico de personas. Sin embargo, bajo la dirección del régimen de Biden-Harris, antes y desde que se convirtió en presidente, Arévalo ha emprendido una campaña criminal contra Porras. Ella es un obstáculo para el fiscal general de corte político, al estilo de Merrick Garland, que el régimen requiere.
El 7 de mayo, el Tribunal Supremo concedió a Porras un amparo contra Arévalo. Su petición afirmaba que existía una “amenaza real, cierta e inminente” de que las acciones ilegales de Arévalo pudieran resultar en ataques contra su “integridad física y su vida”.
Incumpliendo la orden del Tribunal, Arévalo continuó agrediendo públicamente a Porras. El 30 de julio, Porras solicitó al alto Tribunal que iniciara un proceso penal contra él. A pesar de las evidentes y abundantes pruebas, es poco probable que el Tribunal tramite la petición de Porras.
La arrogancia y el desprecio de Arévalo por la ley es un claro reflejo del régimen de sus titiriteros Biden y Harris. Arévalo sabe que han intimidado al alto Tribunal para que suprima los casos que provocarían su destitución, como exigen la ley y las pruebas del fraude electoral.
La asociación cívica guatemalteca Liga Pro-Patria, que tiene como objetivo promover el Estado de Derecho, ha declarado que las motivaciones de Harris eran ocultar los crímenes del régimen y del DOS y mantener a Guatemala “abierta al flujo de migrantes ilegales y narcóticos hacia Estados Unidos”. La Liga exhortó a Harris a apoyar “la correcta aplicación de la ley” a la denuncia penal de Porras contra Arévalo como forma de mitigar la migración desde Guatemala.
Los demócratas y sus medios de comunicación aliados intentan desvincular a Harris de la responsabilidad de la crisis fronteriza. Sin embargo, uno de ellos, Axios, tituló un reportaje de 2021 “Biden pone a Harris al frente de la crisis fronteriza”. Harris fracasó en su supuesta tarea de liderar los esfuerzos para asegurar la frontera sur. Ella tuvo éxito en su verdadera agenda, motivar a los inmigrantes ilegales y a los traficantes de narcóticos, y empujarlos hacia los Estados Unidos.
Las acciones de Harris en Guatemala, que han empeorado la crisis fronteriza, se alinean con la guerra legal contra los opositores políticos en EE.UU., centralizando el poder en el ejecutivo estadounidense, y socavando nuestra forma republicana de gobierno. Recuperar el gobierno del pueblo y acabar con el dominio elitista de los globalistas requiere que derrotemos a Harris y desmantelemos el sistema corrupto al que ella responde.
Join us in our mission to foster positive relations between the United States and Latin America through independent journalism.
As we improve our quality and deepen our coverage, we wish to make the Impunity Observer financially sustainable and reader-oriented. In return, we ask that you show your support in the form of subscriptions.
Non-subscribers can read up to six articles per month. Subscribe here.