La Casa Blanca anunció el 8 de enero que el secretario de Comercio Wilbur Ross encabezará una delegación de alto nivel a la asunción de Alejandro Giammattei como presidente de Guatemala el 14 de enero. Los otros miembros de la delegación son Chad Wolf, secretario interino de Seguridad Interna, Adam Boehler, presidente de la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de Estados Unidos, y el embajador estadounidense en Guatemala Luis Arreaga.
La crisis en Irán y la visita del vice primer ministro chino a Washington del 13 al 15 de enero acerca del acuerdo comercial entre China y Estados Unidos han evitado la presencia del vicepresidente Mike Pence y el secretario de Estado Mike Pompeo en la asunción presidencial. Incluso sin ellos, la composición de la delegación muestra la importancia que otorga el Gobierno de Trump a la seguridad y el desarrollo en Guatemala.
Guatemala es el país clave para el flujo de migrantes hacia Estados Unidos debido a que su frontera de 950 kilómetros con México es la única ruta terrestre desde Centro y Suramérica. La pobreza y la violencia han estado impulsando a los guatemaltecos a migrar, mientras que la ausencia del Estado en las zonas fronterizas abre las puertas a cualquiera que desee atravesar Guatemala.
El 26 de julio de 2019, Guatemala y Estados Unidos firmaron un acuerdo según el cual los migrantes que solicitaran asilo en la frontera sur de Estados Unidos recibirían una oferta de asilo en Guatemala. El acuerdo es el primero de su tipo en Centroamérica. El Gobierno de Trump lo considera una gran ayuda para reducir la llegada de extranjeros.
A la par con el acuerdo de asilo, el Gobierno de Trump ofreció un mejor programa de trabajador visitante para los guatemaltecos. Aquellos que lo usen evitarán el costoso y peligroso viaje a través de México. Los ingresos les ayudarán a ellos, a sus familias y a Guatemala.
El programa de trabajador visitante reduce la migración ilegal de cierta forma, pero la violencia y la falta de oportunidad motiva a más personas de las que el programa puede abarcar. Cada año, alrededor de 200,000 personas ingresan a la fuerza trabajadora de Guatemala. Se requiere una inversión anual de $2.000 millones para crear suficientes plazas de empleo, pero la inversión está muy por debajo de esa cifra.
La presencia de Ross en la toma de posesión de Giammattei es una buena señal. Demuestra el compromiso del presidente Trump para invertir en el futuro económico de Guatemala. Sin embargo, la prolongada influencia de Barack Obama en los funcionarios remanentes del Departamento de Estado entorpecen las acciones de Trump.
El Gobierno de Obama presionó a Guatemala para colocar a los aliados de los sucesores de las guerrillas respaldadas por Fidel Castro en el Ministerio Público y la función judicial. Ellos, a su vez, protegen a grupos que invaden la propiedad privada y destruyen negocios. La política, liderada por Arreaga, sigue vigente bajo el mandato de Trump.
Pese a que es normal para un embajador ser parte de una delegación en la toma de posesión presidencial, la presencia de Arreaga choca con la del titular de Seguridad Interna. El mensaje a Giammattei es que debería trabajar con Arreaga, lo que significa la continuación de las políticas que han doblegado a Guatemala.
Arreaga trató de frustrar el acuerdo de asilo y falló. El 13 de julio de 2019, un día después de que la Casa Blanca anunciara que el presidente guatemalteco Jimmy Morales llegaría a reunirse con el presidente Trump, la Corte de Constitucionalidad (CC) de Guatemala emitió un fallo ilegal y contradictorio. Como resultado, Morales canceló la reunión. Trump luego dijo a la prensa que la CC había prohibido el acuerdo, aunque no lo había hecho.
El predecesor de Arreaga, Todd Robinson, amenazó a los miembros del Congreso de Guatemala para asignar a su aliada socialista a la CC. Robinson básicamente maneja la Corte y el Ministerio Público. Arreaga retomó funciones donde Robinson las dejó. Él y sus aliados demócratas en el Congreso de EE.UU. están protegiendo a magistrados corruptos y fiscales que buscan estropear la agenda de Trump.
Luego de que la candidata presidencial socialista apoyada por Robinson perdiera ante Morales en 2015, Robinson puso en marcha un plan para asegurar su victoria en 2019. Igualmente, tomando el control de este esfuerzo, Arreaga corrompió a la autoridad electoral mientras que la CC emitía fallos ilegales a favor de la candidata socialista.
El 8 de agosto de 2019, la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU. Nancy Pelosi visitó Guatemala. Arreaga organizó para ella una reunión con juezas corruptas socialistas para que sean fotografiadas juntas. El objetivo era apoyar a la candidata presidencial socialista, ahora apoyada por Arreaga, en la segunda vuelta y motivar a las autoridades corruptas a seguir manipulando la elección.
Los demócratas quieren que los migrantes sigan viniendo, como parte de su oposición a Trump. Eso les permite retratar a Trump como un racista anti inmigrantes incapaz de cumplir con su promesa de campaña de reducir la inmigración ilegal.
La CC no hubiese emitido el fallo del 13 de julio si Arreaga no lo hubiera querido. El hecho de que Trump haya descrito erróneamente el fallo de la CC indica que Arreaga no le informó a su jefe. Esto coincide con el historial público de Arreaga acerca de conspirar con los demócratas en contra de Trump.
La presencia de Arreaga en la toma de posesión opaca el mensaje positivo de los notables en la delegación. Anima a sus aliados socialistas a continuar presionando a Giammattei e impedir que promueva el desarrollo para Guatemala. Trump debe despedir a Arreaga de inmediato.
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