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El allanamiento en la residencia de Mar-a-Lago y la contratación de 87000 nuevos agentes del SRI creados por la Ley de Reducción de Inflación, llamada de forma orwelliana, son parte de una misma agenda. Los demócratas, habiendo fallado en sus metas a corto plazo, se las están arreglando para mantener su agenda totalitaria viva a través de congresos mayoritariamente republicanos y una posible administración presidencial republicana.
La creencia generalizada de que el régimen de Biden quiere evitar que Donald Trump sea candidato presidencial en 2024 es errónea. Si Trump no es candidato, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, será nuestro próximo presidente. Muchas personas votarían por DeSantis, pero no por Trump debido a los siete años en los que demócratas y sus aliados se pasaron demonizándolo. Por otro lado, todos los votantes de Trump también votarían por DeSantis porque ha sido probado en Florida, y sus políticas son esencialmente las mismas.
La meta de los nuevos agentes es acosar e intimidar a los oponentes políticos de los demócratas de todos los niveles de ingresos. Esto favorece a la polarización, lo que una eventual candidatura de Trump aumentaría por los cielos. Esta es la principal estrategia para lograr una agenda demócrata, y ellos esperan que elimine a su oposición. Su esperanza es que sus medios aliados puedan engañar a suficientes votantes para que les crean en lugar de que se den cuenta de sus mentiras.
Una gran parte del electorado creía que Joe Biden, manejado por Obama, traería calma en 2020. Ellos no se dieron cuenta que los demócratas eran los responsables por el caos y la violencia en aquel año. En estas páginas el 6 de julio de 2020, escribí: “Una victoria de Biden en noviembre llevará al crecimiento de violencia en las calles y más drogas ilegales y migrantes cruzando la frontera sur”. Yo sabía esto por haber visto a Biden implementar su asalto marxista en Guatemala.
No debemos subestimar a aquellos que ponen a un mediocre cognitivamente débil, corrupto, político de carrera sin logros sobresalientes en ningún aspecto en la Casa Blanca. Esta hazaña es aún más impresionante considerando que su oponente era un presidente con un récord excelente, a pesar de los desafíos de la COVID-19.
Los titireteros de Biden y sus aliados oligarcas y burócratas no odian a Trump. En cambio, ellos odian las políticas que se oponen a sus intereses. Estamos en una batalla entre reglas elitistas, globalistas, centralizadas y arbitrarias, y reglas del pueblo como lo imaginaron nuestros fundadores.
Las reglas elitistas no tienen principios y aplican justicia arbitraria, de los cuales los demócratas nos han dado muchos ejemplos. Estos incluyen el allanamiento a la residencia de Trump y el abuso pasado sin castigo del Servicio de Rentas Internas de Obama y la estafa de la colusión con Rusia.
El concepto estadounidense de Gobierno viene de los derechos individuales garantizados por el creador. Estos preceden al Gobierno y no pueden ser privados excepto a través del debido proceso.
Sabiendo que tienen más chances de derrotar a Trump que a DeSantis, los titireteros de Biden quieren impulsar la candidatura de Trump. Ellos saben que el allanamiento no va a prevenir que Trump se candidatice, pero creen que le pueden restar más votos en lugar de dárselos.
El equipo de Biden cree que Trump sería incapaz de superar la débil mano internacional y la devastación doméstica que él heredaría. Asimismo, el equipo de Biden cree que Trump quedaría impotente para enjuiciar a sus predecesores. Incluso si Trump llegase a controlar de alguna forma el Departamento de Justicia, incluyendo el FBI, y aplicaría la ley, los demócratas y sus aliados lo acusarían de hacer lo que ellos hacen ahora: lawfare impulsado por una agenda partidista.
El desafío de la nueva administración y el Congreso sería desalentador. Si el público ve al ejecutivo y al legislativo en términos políticos, tradicionales —sin reconocer el desastre que se entrega— los demócratas y sus aliados serán capaces de regresar al poder y continuar su asalto totalitario.
Para preservar nuestra libertad, el público debe ser consciente de cómo la justicia manipulada y politizada está socavando la República desde sus cimientos. Las posibles candidaturas de Trump y DeSantis, aunque merecen apoyo, no son claves para defender a Estados Unidos. Son las políticas que ellos defienden, las cuales ponen constituyentes por encima del leviatán globalista que ocupa Washinton, DC.
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